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ABC MADRID 04-09-1969 página 31
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ABC MADRID 04-09-1969 página 31

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. JTJEVES 4 DE SEPTIEMBRE DE 1969. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAO. SI CROMCÁS BEL VERANO EN ESPAÑA LA PLAZA GOMILA Y OTRAS COSAS -k VERANO, PROPÓSITOS, LECTURAS. La fuerza de la imagen no es un pio para todo el mundo, aunque haya sido para muchos el substitutivo de una ya escasa lectura. Quien compraba libros a metros, como decoración complementaria, difícilmente podía perder una afición que nunca tuvo. Quien en su casa no puede exhibir más que un maltusiano estante de libros, preferirá siempre el incentivo de un espectáculo a la pasión de unas páginas noveladas. Pero existe un tercer hombre: el que compra libros para leer y compraría todavía más si le cundiese el tiempo para dedicárselo. Los compromisos profesionales y sociales, las horas perdidas pegado al teléfono, el tiempo) malgastado en el laberinto de una gran ciudad ¡cuántos cuartos de hora a la busca de aparcamiento! los días que hay que dedicar a la familia para no deshumanizarse convirtiéndose en un robot administrativo, todo ese sinfín de obstáculos se interponen entre el auténtico lector, ávido de encerrarse com la obra que espera, las páginas aún sin cortar, y los libros comprados durante el afio con más fe que esperanza, Y muchos de estos amigos del libro (del libro de lectura, no de lomo recamado o encuadernado en tururuflex como escribió Juan Ramón Masoliver) fan soñando en el paréntesis veraniegf Julio o agosto son un mito, son la gran esperanza del hombre disperso, devorado por la gran ciudad, que se esfuerza en opinar de oídas sobre unas oforas que tiene encima de la mesa, intonsas, Hay quien- -taparte las novedades atrasadas- -tiene I inflexible propósito de tragarse toda la Historia de España de Lafttente; todos los Anales de Zurita, heredados de un abuelo o adquiridos en el rastro, o de entrar en seguida en tres o cuatro libros polémicos, seleccionados de las prolíficas series de libros de bolsillo. O el caso- -real- -de un amigo que tiene a punto los cuatro tomos (en versión catalana) de La Catalogue dans rííspagne moderne de Fierre Vilar. x este problema llega a ser aeftefante hasta para ciertos escritores, a quienes eí atetar profesional de escribir casi imp! íde enriquecer sus vivencias, su savia creadora, con lecturas y más lecturas. Desde junio no vendo casi nadan, me dice, los bellos ojos azules entristecidos, la dueña de la tienda de objetos de arte más elegante del Paseo Marítimo. Me explica que, con excepción de algunos norteamericanos y españoles, ios turistas de la temporada fuerte ni siquiera entran en el establecimiento. Los que llegan en otoño, invierno y primavera ya son otra cosa; es gente adinerada, ademas de demostrar gustos refinados. Tiene razón mi gentil Informadora. Secuela del turismo social a que nos referíamos hace tinosl días. Las masas viajeras interesan a la gran mayoría, pero perjudican a una minoría selecta de vendedores. De aquí la urgente necesidad de atraer al visitante no estival, para que llueva a gusto de todos, y en ello pienso que trabajan ya quienes dirigen y entienden el asunto. ¿Cómo se produce la creciente avalancha veraniega? La razón es sencilla, porque la organización del ocio ha desembocado en la baratura con que son ofrecidos viaje y estántía por las agencias. Se prefiere hacer ahora Jo que antes ciertos grandes almacenes, que Vendían mucho con poca ganancia. En efecto, las agencias trazan sus planes sobre Ja base Se márgenes ajustadísimos, a veces cobrando o plazos, como la venta de un televisor. De las agencias nacionales o afincadas, en España, Hasta echar una ojeada a los anuncios para dkrse cuenta. En cuanto a las extranjeras, afinan mucho, trabajan a veces docenas de ellas para una sola firma importante, que es la que áa la cara a los hoteleros de nuestro país. Organizaciones fabulosas que mueven millones. Los vuelos charter se multiplican enormemente. Bastará saber como muestra que por el precio normal de ida y vuelta París- Palma en avión ofrecen en verano, además, catorce días a pensión completa en un hotel aceptable. Pero elía gente modesta trae un presupuesto más bien limitado para gastos diarios. Eso sí, no se pierden su corrida de toros ni la visita a alguna seda de fiesta ni a los bares, pero, aparte ds un modesto recuerdo para la familia, no GDJtKp ran gran cosa, simplemente porque no pueden. Recorren las playas cercanas a Palma, realizan alguna excursión organizada a Valídemosa- ¡cómo sigue atrayendo eí famoso romomee Chopin- George Sand! Cada vez que he tadores (el viejo barrio chino no cuenta; es visitado la hermosa Cartuja he sorprendido a mera ruina deprimente, donde las peripatétialguna dama extranjera, rolliza por lo gene- cas se entretienen viendo la televisión en los bares) En torno a la plaza Gomila hay salas ritl, embobada ante los recuerdos personales j. ifreZ músico y la escritora, mientras unas lágri- de fiesta, discotecas, cafeterías, restaurantes, IÍISÍ irreprimibles le rodaban por los carri- puestos de crepés, de hamburguesas y de papas t líos- o van hasta Formentor, maravilla del fritas; hay muchos bares, algunos pequeñísiítggtta y el pino, o a Porto Cristo para visitar mos y puestos con gusto, muy concurridos. En i; las cuevas, o se pierden por el dédalo de en- las mesas de las terrazas o moviéndose contifdttítadoras callejas de la vieja Palma, visitan- nuamente de un lado para otro, entre el pardo monumentos y fotografiándose en estos pa- padeo de los letreros luminosos, una multitud, muy joven en su mayor parte, en la que, junto tíos únicos, llenos de señorío. a gente elegante se ven atuendos audaces, Pero donde hay que ver en u salsa lo más carnanaiesfsos, sin que falten los que siguen éatacterístico del turismo estival es por la el estilo hippy aunque no ejerzan como tanoche, en el Terreno, y más concretamente les. Por allí se baila pop se canta, se charJe ¡a pequeña franja que comprende las pía- la animadamente, se liga, se observa, se bebe 3 B Comila y Mediterráneo y calles inmedia- mucho cubalibre se consumen grandes canSS tas. Fbrma la zona un espectáculo que si tiene tidades de perritos calientes y hasta puede bastante de Piccadilly y de Montmartre ofrece uno fiarse I gusto de emular e los maestros también un indudable usello mallorquín. Es de la pintura abstracta, en pocos minutos, con lo que dicen todos, allí hay ambiente Tam la ayuda de un sencillo e ingenioso aparato. Sí, Palma de Mallorca es un paraíso bten le hay a ciertas horas en la calla Apun- No obstante, estamos ya en verano. X siguen algunos compromisos, en la costa- brava dorada o del sol -el ruido es primo hermano del de la gran urbe, la familia se desvive por ser amable con amigos y parientes, invitados en la quinta o en el apartamento. El potencial lector busca dónde aislarse, pero, cuando se han agostado los quince p hasta los treinta días de vacaciones, se da cuenta de que no ha pasado de leer dos capítulos del Lafuente y un volumen de bolsillo. Realmente, sólo rompiendo los compromisos y encontrando un lugar recoleto en el desván, entre cinco tupidas encinas o en el decimosexto ático, puede este lector potencial, entusiasta, cumplir casi a rajatabla el programa que se trazó con inflexible voluntad, ¡tiempo para la lectura! otro de los temas de nuestro tiempo ¡Quién puede leer los no sé cuántos volúmenes, vivos, aleccionadores, de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós! Durante mis vacaciones- -y no creo que sea inmodesta mi confesión- -pienso releer el primer volumen de Cambó de Jesús Pabón, y leer los dos últimos tomos: 1.730 páginas. En un valle de avellanedos y olivares, con una dudosa pista forestal paira llegar a mi refugio campestre, procuraré pasar de potencial lector a lector efectivo. Sin el atosigamiento urbano, con un buen clima (en cualquier sentido de la palabra) espero poder asimilar con ojos críticos esta obra apasionante. Y confío, igualmente, que tos treinta y tantos libros más que me acompañan, no quedarán todos para el verano de 1970. Pero será gracias a un sucedáneo de guardia pretoriana: aislamiento, escasas comunicaciones, lejanía de la publicidad, del ruido, de la imagen pertinente, del teléfono... que así podré entrar en el mundo inacabable de la lectura. En espera de que la civilización el ocio- -que, según los técnicos, está a la vuelta de la esquina- -destruya a la dmfeación del pluriempleo, para brindamos tres días semanales de plena lectura, tendré la conciencia muy tranquila si me acerco al 40 por 100 de mis propósitos iniciales de lector. -A. MANENT. estos cientos de miles de turistas, lo mismo que el resto de la isla. Los precios se hallan estabilizados, la ciudad es acogedora, monumental, moderna; los hoteles y restaurantes, excelentes para todos los niveles. Él puerto, por sí solo, la espléndida bahía, constituye una gran atracción, de día y de noche. Todo invita al descanso y al buen humor. Sólo podrían perderlo quienes dependen del servicio urbano de autobuses para sus desplazamientos. Esta es la oveja negra por lo menos en verano, que contrasta con todo lo demás, incluso con la magnífica red de autocares destinada a excursiones, Pero también esto lo toma el turista sin acritud- -no obstante las evidentes molestias- según lo que oí a una guapa madrileña que bajo el sol desesperaba de poder subir n un autobús que le llevara a la cercana playa da Hiatos. Después de todo- -decía- -no podemos quejarnos. Venimos a tostamos, ¿qué más da, que sea en la playa o en la cola -José CMMUJO.

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