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ABC MADRID 30-08-1969 página 73
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ABC MADRID 30-08-1969 página 73

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página73
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ífc. fl 3 L 4 t s J Sai ELEGIR, NECESARIAMENTE UE esperas de mí? preguntas. Todo te responden. Te lo dicen generalmente los que te quieren y precisamente por su amor o su afecto desearían que les dieras cuanto han imaginado que pueden tener a través de otro ser humano. Aunque pueda existir en la respuesta algo de egoísmo, es indudable que cualquier sentimiento de ese tipo es minimizado por quien escucha. En realidad, se desea que esa persona espere de nosotros determinados actos o nos exija determinados hechos. Porque ello indica que nos supone capaces de realizarlos. Porque cada uno tiene obligaciones hacia cierto número de seres por quienes ha sido elegido y a quienes ha elegido libremente debido a cierta afinidad de ideas, opiniones, modos de pasar por la vida. Nada te importa ser juzgado por ellos, porque aunque lo fueses en algún momen to injustamente tú dejaste, permitiste, deseaste algún día, que entrasen en tu vida. Sin embargo, todos sabemos (por padecerlo) que estamos sujetos a otros muchos juicios, y que éste es uno de los métodos de coacción que la sociedad ejerce a lo largo de los siglos sobre el individuo. Sames juzgados por aquellos que sólo conocerán nuestros actos, pero nunca sus motivaciones. No les interesa saber las causas que nos llevarán a un hecho, ni van a buscarlas. Eres como ellos creen. ¿Q Eso ¿asta. Toman en sus manos el porvenir, el pasado, el presente de una persona, sin ser conscientes de la gran responsabilidad que entraña pertenecer al género humano la da la libertad. Libertad de la que los que él juzga hacen uso, aunque sea para realizar actos o expresar ideas en contra de su, por supuesto, respetable criterio personal. La libertad te la van a predicar todos, todos te cantarán sus excelencias, pero al mismo tiempo te dirán esto es lo que hay que hacer aquello lo que hay que decir Sin embargo, cada hombre tiene no ya el derecho, sino el deber de analizar cada una de las normas que le ofrezca la sociedad en que ha nacido, aunque al final del análisis decida no aceptar algunas, y ello suponga escandalizar a los que lo aceptan todo sin razonar por cuenta propia sobre los pros y los contras de lo que le ha sido dado. Los que obedecen al decreto no pienses ahogan la lógica aspiración de conocer las razones que les mueven a actuar de una cierta manera, juzgando los actos de los demás. Se refugian en ello para no juzgarse a sí mismes, o se mueven llevados por una escondida (y a veces ignorada) ira contra ellos mismos. Formularse preguntas supone encontrar respuestas, respuestas que a su vez suponen cierto tiempo de tensión, zozobra, e incluso amargura. Son los riesgos que entraña andar por los caminos del pensamiento. Riesgos siempre preferibles aJ no pienses, no pienses al que antes nos referíamos, y. que siempre termina completándose con pero actúa como quieras ¿Nc es acaso cierto que es abrumador el tanto por ciento de los que demuestran a lo largo de sus vidas que no ponen en práctica el pensamiento de aquellas ideas o doctrinas en las que aseguran haber puesto su confianza? Naturalmente pensar por cuenta propia no es tarea fácil, pero a través de las dificultades cada cual llegará a u certeza y habrá huido así de uno de los sentimientos más penosos que pueden afligir al ser humano: la duda. Que cada uno llegue a su certeza exigirá dolor, pero de él se derivará una toma de conciencia de su realidad privada y social. Tal como se le plantean las cosas al hombre, la vida es una competición. Pero cada individuo, aunque generalmente reciba consejos de domesticación, debe elegir el lugar hacia el que correrá. Si en algún momento acepta que hay que aprender a perder lo habrá destrozado todo. Si el hombre le niega a su vida una serie de derechos y deberes, y se mueve entre obligaciones e ideas que otros le impongan, se conseguirá una sociedad de seres frustrados, no de seres humanos. Trini de LEON- SOTELO

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