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ABC MADRID 30-08-1969 página 68
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ABC MADRID 30-08-1969 página 68

  • EdiciónABC, MADRID
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y poesía, cada día Junto al popular Federico del Romancero v al hondo y melancólico de sus canciones hay un García horca surrealista que produce el gran libro Poeta en Nueva Yorl A ese modo surrealista pertenece también el famoso Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejlas del que elegimos hoy unos fragmentos para esta nueva presentía de la poesía de Federico García Lorca en nuestras páginas, LLANTO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJIAS La piedra es una frente donde los sueños gimen sin tener agua curva ni cipreses helados. La piedra es una espalda para llevar al tiempo con árboles y lágrimas y cintas y planetas. Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas, levantando sus tiernos brazos acribillados, para no ser cazadas por la piedra tendida ijue desata sus miembros sin empapar la sangre. Porque la piedra coge simientes y nublado $5 esqueletos de alondras y lobos de penumbra; pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego, sino plazas y plazas y otras plazas sin muros; Ya está sobre la piedra Ignacio, el bien nacido. Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura; la muerte le ha cubierto de páEdos- azufres y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro. Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca. El aire como loco deja su pecho hundido, y el Amor, empapado con lágrimas de nieve, Sé calienta en la cumbre de las ganaderías. ¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa. Estamos con un cuerpo presente que se esfuma, con una forma clara que tuvo ruiseñores y la vemos llenarse de agujeros sin fondo. ¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo sjue dice! Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón, ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente; aquí no quiero ver más que los ojos redondos para ver ese cuerpo sin posible descanso. Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura, Loa que doman caballos y dominan los ríosí los hombres que les suena el esqueleto y cantan con una boca llena de sol y pedernales. Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra. Pelante de este cuerpo con las riendas quebradas. Yo quiero que me enseñen dónde está la salida, para este capitán atado por la muerte. Yo quiero que me enseñen un llanto como un na que tenga dulces nieblas y profundas orillas, para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda sin escuchar el doble resuello de los toros. Que se pierda en la plaza redonda de la luna que finge cuando niña doliente res inmóvil; que se pierda en la noche sin canto de los peces y en la maleza blanca del humo congelado. No quiero que le tapen la cara con pañuelos para que se acostumbre con la muerte que lleva. Vete, Ignacio. No sientas el caliente bramido. Duerme, vuela, reposa. ¡También se muere el mar! ALMA AUSENTE No te conoce el toro ni la Jilguera, ni caballos ni hormigas de tu casa. No te conoce el niño ni la tarde porque te has muerto para siempre No te conoce el lomo de la piedra, ni el raso negro donde te destrozas. No te conoce tu recuerdo mudo porque te has muerto para siempre El otoño vendrá con caracolas, uva de niebla y montes agrupados, pero nadie querrá mirar tus ojos porque te has muerto para siemprt Porque te has muerto para siempre, eomo todos los muertos de la Tierra, como todos los muertos que se olvidan en un montón de perros apagados. No te conoce nadie. No. Pero yo te canta Yo canto para luego tu perfil y tu gracia. la madurez insigne de tu conocimiento. Tu apetencia de muerte y el gusto de tu boca. La tristeza que tuvo tu valiente alegría. Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, Un andaluz tan claro, tan rico de aventuras. Yo canto su elegancia con palabras que gimen y recuerdo una brisa triste por los olivos.

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