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ABC MADRID 20-08-1969 página 49
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ABC MADRID 20-08-1969 página 49

  • EdiciónABC, MADRID
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A, B C. MIERCQI. ES 30 DE A G O S T O DE 1969. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 49. momento, U falte aún esa capacidad de MÚSICA reflejo en el acompañamiento de las voces que tienen los expertos maduros, pero su versión fue brillante, dinámica, intensa, depurada y lógica, en la personal opinión, sí no genial, como la de Molinari Pradélli, sí superior a la de Aída comentada. Y me queda la referencia sobre lo mejor: el reparto. ¡Qué quinteto de divos Petrov dio empaqué, grandeza y Una Aída pasada por agua y un Don Carlos de reparto sensacional Dimiter Rey Felipe ir Fiero Cappuccilli, línea al en un extraordinario momento, no sólo Verana 19. Crónica de nuestra crítico ma noche. Pocas, muy pocas, contadísimas cantó con voz segura, potente y bellísima, musical. Cuando escribo he de vigilarme veces en mi vida, he podido asistir a Wia sino que acusó extraordinarios progresos en para no caer en la tentación de emplear representación lírica de reparto más ar- el fraseo; Fiorenza Cossotto fue la gran, la un descriptivismq en torno a las circuns- monioso, brillante y completo que en el primerísima, la indiscutible mezzosopratancias meteorológicas de la Aída pasa- Don Carlos verdiano, visto escénicamente no italiana del presente, con unos agudos da por agua que contemplamos en la Arena por el admirable Jean Vitar, sin huir de la perfectos y una redondez insuperable; Pláveronesa, para que haya margen de rendir inexactitud y crudeza histórica que pade- cido Domingo me produjo verdadera imlos debidos comentarios a más sustanciales cemos siempre en esta ópera, pero con un presión por su calidad de timbre, su temaspectos. Más sustanciales, pero no más pulso extraordinario de realizador: desde peramento y sus arranques de gran cantanaparatosos. No cabía un alfiler en la Are- la gran cruz central, a las rejas carcelarias te, que, de seguir así, hará una expléndida na. La última representación de Aída distribuidas en largos espacios desnudos; carrera. Tendríamos que citar a otros mumovilizó el máximo contingente posible: desde el gabinete del Rey Felipe, al jardín. chos, entre ellos al excelente Inquisidor veintidós mil personas. ¡Veintidós mil per- Aquí sí puede hablarse de mesura en el Giovanni Foianni. Razones de espacio lo sonas, para oír ópera! ¡Qué maroMlla! Pa- número de elementos, salvo en dos escenas vedan. Queda margen para la última, gozosión en los grádenos, con conatos de im- de conjunto. Y lo admirable es que, situa- sa referencia: en honor a la aclamada, paciencias, murmullos, algún comentario dos sólo dos personajes en los puntos opues- triunfadora Montserrat Caballé, en el moen alta, voz presidido por una especie de tos de una escena con más de cuarenta me- mento ideal de su voz, fresca, tersa, cris ronquillo de la lírica, piropos y frases en tros, el efecto era armonioso y recogido. talina en los filados, inacabable de posibihomenaje a los artistas y hasta la voz de ¡Gran director! Se criticó mucho en Don lidades en el fiato También los críticos algún espontáneo que entonaba el diseño Carlos al maestro isrealí Eliahu Imbal. tenemos nuestro corazoncito y ¡alegra tanquerido. El cielo estaba muy amenazador No estoy de acuerdo. Puede ser que a este to ser notario de un triunfo español tan ya desde la tarde, pero el ambiente se ha- director muy joven, que me hizo pensar abierto, legítimo, incuestionable! bía enrarecido más y más en las últimas en el ilustre Zubin Menta en más de un Sí; en una representación magnífica por horas. Al concluir el primer acto comenzó a llover. Hubo carreras en busca de cobijo y el foso orquestal se despobló en un decir Jesús. Una voz de atención recomendó a todos aguardar con paciencia el cambio de circunstancias que permitiese la continuidad. Asi fue. Más largo el entreacto, pudimos contemplar la entrada triunfal de Radamés y nos dispusimos a gustar el acto del Nilo. ¿Se desbordaron sus aguas? El hecho es que momentos antes del ¡Oh! patria mía se desencadenó el diluvio. El grupo de españoles hizo la guerra por su cuenta: en medio de la desesperación de los encargados de cubrir las poltronísimas con lonas, se pusieron éstas... por montera y esperaron, ya no muy optimistas. Pero cesó la lluvia, veinte minutos más tarde, y la representación continuó por donde se había cortado. Ya en el cuarto acto, mientras los sacerdotes dictaban para Radamés el veredicto de traditor la tempesta dejó pálida su homónima de Rigoletto y hubimos dé correr hasta los coches sin oír el dúo final. En el fondo, haber llegado hasta ese momento fue casi un milagro. Se ha discutido mucho la versión escénica de Luciano Damiani. Su autor la explica en una voluntad depuradora, lejos de la monumentalidad. Algo hay, muy positivo, en ella: dar relieve al marco, al graderío de la Arena y trazar los bocetos, disePescado y marisco recibido ños, decorado, vestuario en armonía con su color. Más: distribuir grupos sueltos en directamente de las rías lo alto de las gradas, hacer que en el primer acto las mujeres aguarden inmóvigallegas les, mientras desfilan para perderse en la altura máxima las huestes de Radamés tiene belleza y calidad. En cambio, el acto del triunfo se queda a la mitad del camino: le falta emoción, no alcanza grandeza y no Parrilla de carbón vegetal puede calificarse de sobrio. El grupo de bailarines, el coro, los comparsas, cumpliepara braseados a la vista ron sin especiales virtudes, pero siempre con dignidad, como la orquesta a las órdenes del maestro Cario Franci, uno de los jóvenes en ascensional carrera, pero tamPlatos típicos marineros y poco especialmente inspirado. ¿Influyó lo desapacible de la noche? selecta cocina internacional En el reparto, Rita Orlandi Malaspina, discreta al comienzo, redondeó, por vos y bajo la dirección de línea, un buen tercer acto en la protagoBERNARDO MAÑERO nista; Biserka Cvejic, como Amneris fue la figura más floja de las tres noches; Cario Bergonsi, quizá no en recita de plenitud vocal, dijo, fraseó, fue el gran artista de siempre; Giangiacomo Guelfi, de tan Para su aperitivo gran surtido bello centro, no acabó de arrastrarnos como en lejana incorporación de su Amonasro en Madrid, y los bajos Giagiotti y Zerbini de mariscos en barra sirvieron muy bien los personajes del Sacerdote y El Rey En conjunto, una estimable Aída y una cierta, leve desilusión, porque la esperábamos sensacional ALCALÁ, 79- TEL. 276 41 54- 226 37 27 en Verona. Lo sensacional estaba reservado a la últi- CON LOS AMIGOS DE LA OPERA DE MADRID EN LA ARENA DE VERONA MARISQUERIA- RESTAURANTE

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