ABC MADRID 19-08-1969 página 10

La planta depuradora de Torrelaguna, que garantiza la pureza del agua de Madrid. EL CANAL DE ISABEL II, EMPRESA MODELO 1969 YA HA CUMPLIDO CIENTO ONCE ANOS AL SERVICIO DE LOS MADRILEÑOS de San Bernardo, donde ante la Reina Isabel n, el Gobierno en- pleno el Ayuntamiento y el todo Madrid de la época se abrió una llave y el agua del Lozoya se elevó noventa metros, lo que dio lugar a la famosa metáfora de Manuel Fernández y González, un río puesto de pie Aquel día de San Juan fue para Madrid el comienzo de una nueva era urbana, en que se consolidaba la capitalidad y se iniciaba la posibilidad del Madrid actual y el del año dos mil. Aunque desda aquella f e c h a el Canal de Isabel H inició la instalación de e s a s a r t e r i a s de plomo que por debajo de las viejas calzadas y l a s aceras de losas llevaban al agua de Lozoya al interior de l a s viviendas cuyos cuyos propietarios o inquilinos la solicitaban, por razones de Acueducto le la Sima, por ell que aún continúa pasando el agua del p r i m e r canal, cons t P u i d o en 1854. rutina y de inercia aún continuó durante varios años el consumo de agua gorda procedente de fuentes naturales y de los viajes- de agua (minas captadoras según un procedimiento árabe) Aguas que casi un millar de aguadores subían en sus cu bas de madera, que llenaban en la Puerta del Sol, en Pontejos y otras fuentes repartidas por la ciudad, para abastecer las ti- E SO que hoy nos parece tan sencillo: abrir un grifo en el hogar, sobre un lavabo o una bañera, y que salga agua clara (fría o caliente a voluntad) y con gran presión, es uno de los signos más característicos de comodidad y civilización que nos ha traído el progreso técnico. Eso era Imposible en el Madrid novecentlsta, hasta que un político isabelino, con visión de futuro (don Juan Bravo Murillo) y un ingeniero de gran valía (don Lucio del Valle) concibieron y realizaron, en los años cincuenta del siglo pasado, el entonces audaz proyecto de traer a Madrid el agua serrana del alto Lozoya, embalsada en el Pontón de la Oliva. El agua llegó a un Madrid con sus buenos trescientos mil habitantes, mediante un canal de 77 kilómetros (el Canal Bajo, que aún se utiliza) y que desde entonces se llamó Canal de Isabel n A lo largo de ciento once años, ese servicio, tantas veces recrecido y mejorado, de acuerdo con los avances urbanos y demográficos de la capital, ha puesto el agua al alcance de todas las economías, ya que aun hoy no pasa de cuatro pesetas metro cúbico, sin duda la tarifa más barata de Europa. Puede decirse que Madrid no empieza a ser digna capital de España y ciudad europea hasta aquel día de San Juan de 1858, en que el equipo de técnicos que dirigía don Lucio del Valle conseguía que el agua pura del Lozoya llegase al primer depósito (verdadero monumento) que en recuerdo de aquella hazaña aún se alza en el Campo de Guardias. Y desde allí a la glorieta