ABC MADRID 13-08-1969 página 68
- EdiciónABC, MADRID
- Página68
- Fecha de publicación13/08/1969
- ID0000900864
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y poesía, cada día Natural de Madrid y licenciado en Derecho, Jesús Juan Garcés fue uno de los fundadores del grupo de la Juventud creadora Que animaron la revista Garcilaso Su voesla. de gusto neoclásico, revela siempre un amoroso cuido por la palabra v in deliun cado sentimiento del paisaje y de las viv -ias del hombre. Los títulos de sus libros publicado n: He venido a esta orilla Poemas primitivo para ángeles y Lo nuestro es pasar Es autor también de Vida y poesía de sor Juana Inés de la Cruz y tiene gran cantidad de obra inédita. JESÚS JUAN HOMENAJE A DON LUIS DE GONGORA EN EL IV CENTENARIO DE SU NACIMIENTO La verde hiedra, líquido tejido, trenzada al olmo oscuro, corona el defendido sol, derribado sobre el alto muro. Surca grave su pie. Frondosos brazos Besan el bajo suelo; resbaladores lazos ¡cortando van el hielo; estremécese el aire, el agua, el cielo. De aves fugitivas los silbos más agudos, unísonos girando a un tiempo mudos, oye el galán. Las vivas- -y no música- -aladas inmóviles en fieras, cárceles de hermosura prisioneras. Por las blandas veredas no pensadas, delicadas se escuchan ya las voces; corren los pies veloces allí donde serán entretejidas coronas por las ninfas atrevidas. Espléndido ve el ojo, en sombra amena, -los cuerpos deseados cortar la superficie tan serena y, entre la leve espuma, cisnes parecen de nevada pluma, ¿Qué sueños, vago espejo, de flores juveniles, tallos puros, con tan vivo reflejo guardas en ti seguros en ese fondo de los verdes muros? J Oh, rosas verdaderas, por las manos de nieve entretejidas dejad esas riberas de sombras escondidas y al labio yerto dadle vuestras vidas! e aquél que, ausente, nace a tan mortal y súbita caricia, insaciable delicia en tristeza deshace la flor que al blando pecho satisface. Dulce ribera oscura mientras te bañe el sable azul del río, serás la llama pura por quien yo desvarío que tu agua- -amor primero- me tiene ya en sus brazos prisionero, CANCIÓN DE PUERTO Puerto de Santa María. Las casas de blanco y rosa Señar, porque amanecía. -En este penal del Puerto me dejó la pena mía, y por el río se va rumbo a la mar mi alegría. Te quiero aunque no eres buena ¡Qué le voy a hacer mi vida! -Bebe, escucha, canta, piensa... ¡Mira cómo bailo, mira! Cádiz, San Fernando, El Puerto y Rota en la lejanía! Una copla por el aire... ¡Puerto de Santa María! EL CAMINANTE Caminante que ves la calavera tenia en tu mano y amorosamente no la arrojes al viento o a la corriente porque irá como un guijo a la ribera. Quizá vivió en locura verdadera cuando era acariciada tiernamente, mordida o estrujada, fieramente besada con pasión, la calavera. La carne de sus labios, sin sosiego, resbaló por el cuerpo femenino en una inacabable despedida. Mírala por el campo del labriego, rebozada en el polvo del camino: la purísima cal estremecida.