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ABC MADRID 03-08-1969 página 116
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ABC MADRID 03-08-1969 página 116

  • EdiciónABC, MADRID
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UNA NUEVA AMENAZA EN EL MUNDO DE LAS DROGAS: EL THC Parece claro que ese nuevo movimiento de los hippies del que tantas veces nos hemos ocupado en las columnas del dominical de A B C en ocasiones a través de firmas tan autorizadas como la del profesor Arnold J. Toynbee, parece evidente, decimos, que tiene una serie de aspectos positivos: el amor a la Naturaleza, la vida sencilla y sin complicaciones, el aliento poético, la inclinación por la música, el deseo de paz. Per existe una espina entre tantas rosas. Hay un aspecto sobremanera negativo y condenable en las costumbres hippies el uso de las drogas, uso que en cierta manera está en contradicción con los propios principios del movimiento. La degradación a la que llegan los jóvenes drogados es lamentable y perniciosa en todos los órdenes: en el físico, en el psicológico y en el social. A la condena rotunda del uso de las drogas habrá que añadir la petición de una enérgica y tenaz persecución del vicio. En este aspecto las autoridades tienen la palabra. El problema todavía no es importante en España, pero ha adquirido caracteres de suma gravedad en algunos países desarrollados del mundo libre, como Estados Unidos e Inglaterra. El artículo que publicamos á continuación, referido a un caso concreto estadounidense, debe hacer reflexionar a padres, educadores y gobernantes. tLES de adolescentes histéricos llenaban los alrededores de Monterrey (California) e n e l Festival Popular de Rock, a mediados de julio de 1967, cuando circularon rumores de que iban a ser distribuidas gratis entre la multitud muestras de un nuevo tipo de marijuana: el THC. Poco después, una íurgoneta dio vueltas lentamente por la zona, en tanto que algunos hombres en la parte trasera del vehículo arrojaban puñados de cápsulas a los jóvenes de las flores El doctor David Smith, de treinta años, director de la Clínica Médica Haight- Ashbury, de San Francisco, que ha venido ayudando a numerosos hippies aturdidos por las drogas a salir de su confusión, estaba allí. Calcula que se lanzaron unas 4.000 cápsulas a aquellos jóvenes ansiosos. 4 En tanto que el bronco rit 36 M mo del rock hacía deseen- der un muro de ruido por entre la multitud, docenas de muchachos que habían tragado las cápsulas comenzaron a menear la cabeza, muchos vomitaban y algunos quedaban inconscientes. El doctor Smith recogió a los enfermos y los llevó a la clínica para atenderles; cogió también algunas cápsulas. Cuando analizó el polvo blanco descubrió que las cápsulas no contenían THC, sino una dosis potente de lo que los químicos denominan PCP, droga utilizada por los veterinarios para dormir a los animales de mayor tamaño. Este festival inauguró el debut del THC. Las iniciales son la abreviatura de los químicos para designar el delta- unotetrahydrocanabinol, u n potente producto químico que se encuentra en la marijuana. Es la base de la droga, la razón de que el fumar esa hierba pueda arrancarle a- uno de éste mundo. LA FALSIFICACIÓN ES TAN PERNICIOSA COMO EL ORIGINAL Científicamente, e l T H C apareció en escena a comienzos de 1967, cuando un químico israelí obtuvo la síntesis de la marijuana. En los laboratorios de la Universidad Hebrea de Jerusalén, con fondos suministrados por el propio Instituto Nacional de Salud Mental (N. I. M. H. R a f a e l Mechoulam, de treinta y siete años, seleccionó una. serie de productos químicos de las estanterías y penosamente unió las piezas de una fórmula sintética de marijuana. Era un primer paso en la ciencia: la creación de la marijuana en un tubo de ensayo. Desgraciadamente, el éxito d e l químico Mechoulam ha desencadenado toda una serie de abusos. Desde Haight- Ashbury en San Francisco al East Village, de Nueva York, los jóvenes entregados a las drogas no quieren esperar más tiempo sin probar el THC. Los ditribuidores de drogas venden cápsulas, que afirman contien e n THC. e n los reductos hippies de la nación. Vendidas a 2,50 dólares o incluso a un precio más elevado por cápsula, este nuevo capricho de los bajos fondos es ingerido por ios jóvenes con resultados desastrosos. Los adolescentes pierden el sentido, se portan de un modo extraño o realizan malos viajes reminiscentes de la LSD con sus peores efectos. Muchos terminan en establecimientos psiquiátricos, totalmente enajenados. Algunos con los que he hablado desearían no haber oído hablar nunca de este nuevo producto. Dicen que es el mayor fraude conocido Recientemente, en Washington, funcionarios del Gobierno me dijeron que siempre que los agentes habían decomisado THC, vendido en la calle.

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