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ABC MADRID 22-07-1969 página 115
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ABC MADRID 22-07-1969 página 115

  • EdiciónABC, MADRID
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RECUERDOS TIENE MARGARITA XIRGU ALBERTO CLOSAS NTE una sala totalmente llena habló hace unos días Alberto Closas sobre Margarita Xirgu, en la Asociación Patriótica Española de Buenos Aires. No es posible recordar con palabras más justas y emocionadas a la gran actriz. Dssde si instante en que es presentado a ella en Santiago de Chile, hace treinta años, por Lazama, Barbero y Ontañón, y le hace Margarita la conocida pregunta de cuánto tiempo resistiría sin comer para augurarle en seguida triunfos en la escena al contestarle Closas que sería capaz de un año de ayuno desde ese instante de humor y vaticinio hasta la visita, hace quince dias. al cementerio del Buceo, en Montevideo, para poner unas flores amarillas y rojas sobre la tumba, no muy a la vista, de la eximia comedianta, la gloria y el influjo de Margarita están presentes en la trayectoria artística del actor y, consecuentemente, ahora en su recuerdo. Tés inolvidables en casa de la Xirgu, en Santiago, para la delicia de oirle hablar de la historia del teatro español y de las grandes figuras de su tiempo- -Borras, TaUaví, Thuillier, Rusiñol, Guimerá, ValleInclán- -y, además de estos regalos del espíritu, los también preciosos de la buena mesa, ya que Margarita sabía que Closas y sus amigos estaban en una pensión tan excelente que el menú se componía, por lo menos, de tres platos: sentarse, levantarse y ensalada. Temporada, años después, en el teatro Avenida, de Buenos Aires, con la comedia de Rafael Alberti El Adefesio Margarita- -dice Closas- -salía en esta obra con una impresionante barba negra. Aparecer ella en escena y estallar la más formidable ovación que he escuchado en mi vida, todo fue uno. Premiaba así el público, primero, la presencia de Margarita, que despertaba siempre un verdadero entusiasmo, y luego, su coraje por cubrir su rostro con aquellas bar bazas, por muy Rafael Alberti que fuera el autor de la pieza. Más y más recuerdos: el estreno en Buenos Aires de La dama del alba de Casona, y de El zoo de cristal con Margarita, Esteban Serrador y Closas. Sus largos años en Montevideo, como directora de la Comedia Nacional Uruguaya. Sus visitas a la Xirgu, en su casa de Punta Ballena, donde hacía que su ama de llaves, Teresa, preparase al noi -Closas fue siempre para ella el noi mongetes amb butifarra porque sabía que era su plato predilecto. A Margarita Xirgu, en una versión de Electra -La última vez que vi a Margarita- -recuerda Closas- -hace cinco años, en su casa de Montevideo, estaba enferma. Sentado a los pies de su cama estuvimos charlando horas y horas sobre todo lo que ocurría en el mundo del teatro, lo mismo en España que en algunos países de Hispanoamérica. Su interés y su información sobre todo lo concerniente a la vida escénica eran extraordinarios. Antes de separarnos quise que me dedicara una foto queme había dado, hacía tiempo, dedicada también, don Enrique Borras. En esa foto aparecían ella y Borras en una escena del Tenorio Margarita contempló en silencio la foto, se le llenaron los ojos de lágrimas y luego me la dedicó muy cariñosamente. En aquel silencio y en aquellas lágrimas vi yo la non da emoción de toda su vida artística, que revivió ante sus ojos, simbolizada en el retrato de los dos grandes comediantes. Al terminar la construcción del teatro Marquina, Closas quiso que Margarita asistiese a la inauguración del teatro. Necesito- -le dijo, en conferencia telefónica- -que pise usted el tablado para que tenga historia y tradición. No, Alberto, no- -contestó la Xirgu- ya la tendrán contigo. Yo no podría resistir, a mis años, el fuerte choque emocional de pisar de nuevo un tablado español, y más si ese tablado está levantado por ti, que te considero como mi hijo espiritual y artístico. Margarita hizo siempre el teatro que verdaderamente le gustaba, no el que da dinero, sobre todas las cosas, guste o no guste a los intérpretes. Yo me conformo- -decía- -con tener diez filas de butacas en mi teatro, pero diez filas toda la vida. Si viene el éxito multitudinario, bendito sea, pero las diez filas que no falten nunca. La última parte de la charla de Closas fue para reseñar su peregrinación por los dos cementerios de Montevideo hasta encontrar la tumba de Margarita Xirgu. Primero estuvo en el Central, en un día espantoso de lluvia y viento. Preguntó, consultaron libros y registros y la sepultura de la gran actriz no aparecía sn ninguna parte. Nuevas averiguaciones, nuevas idas y venidas. Por fin, alguien le informa que Margarita está enterrada en el cementerio del Buceo, no en tumba propia, sino en el panteón de una familia amiga. No hay signo, cruz ni lápida alguna que indique el lugar exacto en que reposan sus cenizas. Sólo por una cifra- -123 bis- -se conoce ese lugar. Y también por las flores ya mustias de una corona que depositó allí, el dia del sepelio, el elenco de la Comedia Nacional Uruguaya, que Margarita dirigió muchos años. (Estas palabras de Closas. dichas con emoción vivísima, casi con lágrimas en los ojos, conmovieron profundamente al auditorio. Y en medio de un silencio impresionante pronunció estas palabras últimas: Yo quisiera, no como hombre de teatro, sino como español; que Margarita Xirgu descansara pronto en España, en un rincón de su Cataluña natal, junto al mar que la vio nacer. (Una ovación larga y encendida subrayó este final. Pedro MASSA Buenos Aires, junio, 1969.

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