Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 17-07-1969 página 116
ABC MADRID 17-07-1969 página 116
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 17-07-1969 página 116

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página116
Más información

Descripción

NUESTRAS CRITICAS Cuenca. Colección Almenara. CUENCA EN VOLANDAS De Federico MUELAS Por Guillermo DIAZ- PLAJA De UÍ Real Academia L O QUE ES. -La piedra canta. Este libro de Federico Muelas levanta en vilo una ciudad y su contorno. Bien, vale asi. ¿Qué clase de poesía es esta? Es la poesía que todavía no se ha decidido a dejar de ser canción, o, si queréis, al modo lopesco, letra para cantar Es, pues, poesía que ya no se lleva apoyada en la impávida tenacidad de su cantor, músico de la palabra. Veamos. EL TEMA. -Es, para empezar, poesía localista ¿Añadiré que localismo no es siempre limitación? ha validez del poema se hace ahincándose hacia adentro, metiéndose en la raíz. ¿Es esta la autenticidad del poeta? Entiendo que sí. Valoraremos. por lo tanto, esta faceta. De dos maneras, el tema asedia al escritor: una. que diríamos natural, entendiendo la ciudad como una pujante torre albarrana, encaramada sobre la plata verde del Júcar; y otra, culturizada, añadiendo a la visión de la ciudad el complemento de las vivencias de otros poetas. Ejemplo característico de la primera actitud nos lo ofrece el poema Invocación a las rocas de Cuenca escrito en versos largos, escandidos en pies rítmicos, sin apoyatura de rima. El poeta se coloca, pues, acorde con una gigantomaquia visual que exige el verso largo y tendido; el ademán grandioso. El roquedal conquense le aparece al lírico como un pasmo detenido y atónito, en el devenir del tiempo, planteando atroces interrogaciones. La Naturaleza, aquí, es como un improperio que se yergue ante la mirada y exige el canto trasandente. El otro aspecto- -en la otra orilla de la actitud- -sitúa a la ciudad entrañable vinculándola a las mentes preclaras que la han amado: don Miguel, Federico, César, y a las que, lazarillo emocionado y atento, sintió el poeta paseando por su ciudad. RETORNO AL CANTO. -Lo demás- -que es gran parte del libro- -es canción, cancioncilla. Es la Cuenca de los recuerdos históricos- -leyendas, sucedidos- de la emoción religiosa adolescente; de una vida de amor poético a una ciudad entrañada en el espíritu. La enorme facilidad expresiva del escritor convierte cada página en fiesta, haciendo perdonar que esta música sea la finalidad última del poema. Así la lírica deviene divertímento noble y gentil juego de palabras. ¿Podría reprochárselo? Cuando se exige al poema trascendencia y denuncia, furor ético, voluntad de proseütismo, debemos dejar un gajo de atención benigna para este otro tipo de poesía que retrocede a la auténtica raíz histórica del lirismo: la lira cantora. Rubia doncellica que en el Huécar lavas, ¿por qué sonreías? ¿Por qué sonreías cuando te miraba, muchachito limpia? De su mano blanca nacía la espuma. De la mano blanca de la niña rubia. Su mano en el agua... En agua la nieve... ¡Muchachito, saca la mano del agua, que se te disuelve! ¡Con su blanca lengua de cristal, el río sus manos se lleva! (Pág. 61. LAS FORMAS. -El poeta, pues, se embarca- -y nos embarca- -en el juego musical: el romancillo ligero de base hexasilaba; el romance que se ajusta a las ocho silabas de la tradición; al juego oblicuo de los eneasílabos; a las redondillas traviesas; a las décimas redondas, que se cierran sobre sí mismas, como el capote de una rebolera; a los lapidarios sonetos. Oíd- -más que leed- -esta décima dedicada o tas Casas Colgadas Ved por los predios del viento paso a paso, la argamasa. El ala pasa y repasa y no se explica el portento. ¡Sin plumas y sin cimiento casas en vuelo! lia cal se ha vuelto loca. El cristal del rio mira. Y las nubes. Federico Muelas Rodeado de querubines, Dios en su alto barandal. (Pág. 83. O este otro ejemplo soberbio: el Soneto a Cuenca Alzada en limpia sinrazón altiva- -pedestal de crepúsculos soñados- ¿subes orgullos? ¿Bajas derrocados sueños de un dios en celestial deriva? ¡Oh, tantálico esfuerzo en piedra viva! ¡Oh, aventura de cielos despeñados! Cuenca, en volandas de cele tes prados, de peldaño en peldaño fugitiva. Gallarda entraña de cristal que azores en piedra guardan, mientras plisa el viento de tu chopo el audaz escalofrío. i Cuenca, cristalizada en mis amores! Hilván dorado al aire del lamento. Cuenca, cierta y soñada, en cielo y río. ORFEO EN EL PARAÍSO por LUIGI SANTOCCI 50 pesetas Editorial Magisterio Español. S. A. Calle Quevedo. I, 3 y 5- Madrid- 14 (Págs. 9- 10. EL LIBRO. -El libro, que se abre con una prosa bellísima de Gerardo Diego, honra a la Diputación de Cuenca que lo ha editado. Una tipografía en bodoni cursiva, con iniciales en rojo, campea sobre la noble y ancha página. No menos de treinta dibujantes- -ligados al fervor conquenseilustran esta bella edición. NOVELAS u CUENTOS

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.