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ABC MADRID 16-07-1969 página 27
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ABC MADRID 16-07-1969 página 27

  • EdiciónABC, MADRID
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HISPANIDAD E N 1492. Colón y 105 españoles llegaron a las Indias. A las Indias, en el sueño genial de Colón, y a las Américas, an la realidad geográfica explicada después, y para siempre, por América Vespucio, que se nacionalizó español y vivió y murió- -poca gente lo sabe- -nada menos que como piloto mayor de la Casa de Contratación de Sevilla, cargo queje concedieron los Beyes. Descubrimientos. Conquistas. Colonizaciones. Colonizaciones... sin colonias. En los documentos de los Virreinatos españoles en América no existe la palabra colonia España consideró siempre a los territorios americanos como provincias provincias de ultramar o como Reinos autónomos de la Corona española. La Nueva España fue un reino autónomo, como lo fue Ñapóles, o los Países Bajos, o Milán. Las Cortes de Cádiz dicen así en su Constitución: América no es colonia, sino parte de la Nación. Y añaden: Los dominios españoles en América forman una sola y misma Monarquía, una sola y misma Nación, una sola Familia, y los naturales de dichos Dominios son iguales en Derecho a los de esta Península. Godoy, tan injustamente tratado por la Historia, tuvo una idea genial, pero no fue atendida por el Rey: propuso entregar la Corona de esos reinos autónomos a los diversos Infantes de la Familia Real española. Pocos países, como España, crearon un Código para proteger a los nativos de los países descubiertos y asegurar sus derechos civiles. Pocos países, como España, crearon universidades y colegios para, introducir a los indígenas en la cultura española y europea. Pocos países, como España, consideraron su misión en América como una evangelización cristiana. Pocos países, como España, mezclaron su sangre con la sangre descubierta, honrándola y bendiciéndola. Hay un hecho definitivo que demuestra lo que fue la conquista española y su presencia en las Américas: al declararse las independencias y abandonar España el solar americano, las poblaciones aborígenes, indígenas, eran mucho mayores que las encontradas por los españoles a su llegada. Gracias a España el indigenismo está ahí, vivo, intacto. Empezando por sus idiomas: el- quechua boliviano; el guaraní del Paraguay; el azteca y el maya mejicanos, -etcétera, son hablados por más millones de seres humanos que los que hoy hablan, por ejemplo, el sueco, o el griego, o el búlgaro. Salvador de Madariaga dice: ¿La, nación de Europa que ueda decir otro tanto, que alce el dedo. De aquellos 105 españoles- -héroes l o s 105- -ha surgido un Continente prodigioso- -esperanza del futuro- -poblado hoy por 250 millones de habitantes que hablan en fspaiñni v. Knn afifl millones de americanos se convertirán, por explosión demográfica, antes de finalizar el siglo, en 600 millones de iberoamericanos que serán, con la China, tos dos grandes problemas del año 2000. Hace unes meses, en el monasterio de La Rábida, el prior me honró rogándome que pusiera unas palabras en el Libro de Oro del monasterio; escribí las siguientes: La Rábida fue la primera carabela. De lia nacieron las otras tres. Caminante: entra en esta Santa Casa con unción y V: gratitud. Con amor. Aquí, em. mino. C ¿Qué es esa realidad- -la de nuestro mundo de hoy- -qi la Hispanidad? ¿Qué es esa pea y americana- -emoción casi se llama la Hispanidad? Ya Ganivet y Unamuno ella. Pero fue monseñor Zacar: caya, cuya muerte hemos mucho, el que, por primera vocablo de Hispanidad Y tu y Rafael Altamira; Gregor: y Ortega; Morante y Salvador riaga, etcétera. Y, en nuestros tlella y Laín Entralgo; Fraga Ruiz- Giménez; López- Ibor y lia; Julián Marías y Blas etcétera. Todos siles y tantos ilustres han ido- concretando, esta palabra prodigiosa tan exacta significación. Hace ya algunos meses, cien americanos, representantes de Prensa de sus países, tenainarofcy drid, un curso de Estudios Documentación organizado por 14 de Periodismo y por él Instituto- te CÚJ- tura Hispánica. Todos ellos deseaban ser el Jefe del respectivos países. El Caudülo atoce f J U audiencia y, después de conversáis 1 pronunció las siguientes palabra tros fuimos a América a- abrir- sqi U blos a la civilización y les cosas: la esencia de una fe y 1 de Roma. Fe católica y Roma son las la latinidad. Y eso, la latinidad, deza que supimos llevar desde al pico más alto de los And Atlántico, al Pacífico.

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