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ABC MADRID 13-07-1969 página 124
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ABC MADRID 13-07-1969 página 124

  • EdiciónABC, MADRID
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UANTO más altas sean nuestras metas, tanto mayor será el Impulso que habremos de darle. En la Astronáutica esto es una verdad evidente y este impulso indispensable es el soplo del espíritu, que fue el que con ideas y mitos, sueños y tentativas, inició la conquista del espacio cósmico. Los problemas médicos y biológicos que esta conquista ha plantea do, derivan de la hostilidad ambiental que el hombre encuentra cuando abandona su anterior ecología terrestre. Frente a estos problemas no cabe extrapolar soluciones de otros semejantes. La biología y la patología del ser humano en el espacio han de ser estudiadas con una nueva óptica y aptitudes mentales que difieren también de las anteriores. El concepto mecaniclsta, en que forzosamente se desarrollan las hazañas aeroespaciales, no nos debe hacer olvidar, en ningún momento, que el hombre es el creador y la máquina su creación. Tienen hoy importancia básica, elemental, estos conceptos que mantienen la absoluta preponderancia del espíritu humano sobre todas sus creaciones. Si es rey de la creación es porque sabe incendiar el universo entero con la llama de su mente, que no se conforma con las fronteras engañosas que sus ojos le muestran. Queremos llamar la atención del lector acerca del inmenso valor que tiene la idea previa, la intuición, cuando concuerda maravillosamente con la realidad. Por ejemplo, Neptuno, el planeta descubierto por Galle en 1845, se conocía por su desc u b r i d o r antes de verle, pues los cálculos del francés Leverier y del inglés Adams, hechos un año antes, le habían dado la evidencia de su existencia. Plutón fue descubierto después de una búsqueda de quince años, pues también los cálculos de Lowell le daban existencia antes de que el telescopio pudiera confirmarla. Personalmente, creo que la ciencia no es otra cosa que la intuición aclarada y explicada. Un soplo que nos llega borroso, profundo e inmenso, a través de un subconsciente colectivo, de unos arquetipos y de unas imágenes oníricas que al principio son imposibles de interpretar por el hombre. Quisiera poner énfasis en este concepto de que la intuición creadora es el superpotente cohete espiritual que ha hecho posible al hombre realizar otros cohetes, en los que confiadamente se lanza a la maravillosa aventura de conquistar el espacio, alcanzar otros mundos y afianzarse en ellos como dueño absoluto del Universo. C rodinámicamente, el más penetrante, y que iba a servir de prototipo a lo que todavía casi no es una realización? Consideren las sorprendentes analogías que muestran en la geometría de ambas realizaciones. La talla del Paleolítico y la compleja máquina a la que un larguísimo intervalo de milenios separa- -aunque en la primera se adivina la misma idea, los mismos principios geométricos que facilitan en ambas la trayectoria espacial- sólo difieren- en que el artífice primero, a 1 intuir precisamente esa forma que dio al útil, ignoraba que estaba adoptando los principios de una ciencia y de una técnica (geometría y aerodinámica) que aún no existían como tales. ¿No es curiosa y atrayente la analogía entre la forma de las cápsulas Mercury y Gemini y una matriz, con su astronauta dentro, en posición fetal? También nestésicos que habremos de sufrir en los prolongados viajes espaciales, ¿no nos llevarán hacia una involución evolutiva y circular hacia nuestros orígenes? ¿No es esto una vuelta a formas arquetípicas de una nueva vida fuera de la tierra, a la que la más evolucionada de las técnicas, la técnica de la Astronáutica, ha imitado llevada por fuerzas ancestrales? Invito a la reflexión... Quisiéramos así continuar diálogos e ideas intercambiadas con Strughold y Campbell, esas figuras señeras de la bioastronáutica actual americana. Nuestra opinión es que el espíritu del hombre encierra ya, desde que se inicia la transformación del antropoide en ser humano, todo lo que en el tiempo ha logrado y todo lo que puede lograr en el futuro. Tengamos confianza en ese motor primario y metafísico porque la confianza ASTRONÁUTICA LA TALLA DEL PALEOLÍTICO Y EL AVIÓN SUPERSÓNICO Es aleccionador y maravilloso ver cómo la intuición llega a salvar la ignorancia primitiva de las cosas y tiende un puente sobre milenios para llegar a conclusiones y resultados hoy considerados totalmente exactos por la lógica deductiva; es bello el panorama que la historia de la vivilización nos muestra en la evolución de la Humanidad. Esta intuición, estos sueños que han movido al hombre hacia tremendas conquistas son realidades gracias al tremendo carburante de la intuición, mediante el- cual el hombre inventa y descubre, porque no puede desoír esa llamada interior á la acción, segura guía para su progreso. Tiene que desvelar, a través del tiempo, lo que está perennemente como germen, en el espíritu, abierto a toda serie de traducciones y de realizaciones. La fina flecha de sílex que el hombre de Altamira construyó hace 15.000 años, es superponíble exactamente al perfil de un avión supersónico del año 66. ¿Quién le dijo al hombre de Altamira hace 150 siglos que aquel perfil era el más fino ae 20 es parecido el cosmonauta, en su actividad extravehicular, a un alumbramiento glorioso unido al Gemini por su cordón umbilical nutricio y de oro, una regresión a la postura fetal, que ya científicamente recomienda von Diringshofen como protectora contra las grandes aceleraciones y luego Stapp reitera. ¿No será esta postura primigenia una premonición, una forma de resistencia involuntaria hacia la semilla que fuimos, hacia la elemental estructura del ácido desoxirribosucleico. fundacional de todo organismo? La falta de gravedad, de luz, de continuación del ritmo circadiano, la deprivación sensorial y los nuevos estímulos ci- en la especie humana es el único combustible que requiere su infinita potencia. Borremos de nuestro lenguaje operacional la palabra imposible y el no dogmático y estéril. El imposible que antes tuvo una aparente vigencia histórica, es hoy una avanzada que marca un limite, sólo provisional para la iniciativa, las posibilidades y la capacidad de una evolución tan esperanzadora. LOS MITOS Y LOS ARQUETIPOS El progreso se nos muestra en el pa- l noratna histórico como en un encuentro!

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