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ABC MADRID 05-07-1969 página 116
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ABC MADRID 05-07-1969 página 116

  • EdiciónABC, MADRID
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SIEMPRE HAY UNA VIEJA CANCIÓN una novela antigua, como las películas de Sara Montiel. Le misma pasaba- -SÓIDO. incansables- -en el sitio argentino donde un señor guapito, de ojos aterciopelados y voz suave, cantaba tangos. Daba pena pensar que los amantes apasionados que se citaban en la calle de Corrientes, número 348, para besarse baje la mirada quieta de un gato de porcelana- si no han muerto serán unos venerables ancianos diciendo pestes de la juventud actual, como todos los que fueron jaraneros en su momento. Son bonitas las letras de los viejos tangos, largas, redondas, llenas ds amor, sexo, tristeza y ritmo, aunque, como todo lo antiguo, nos haga sonreír sin emocionarnos, parque nc lo hemos bailado, ni nos recusrda al muchacho aquel; tampoco lo tocaban la noche que nos enamoramos por vez primera, con todo el ímpetu de la primera juventud, con cada célula de nuestro cuerpo, cada pensamiento de nuestro cerebro y cada latido de nuestro tierno corazón sin estrenar. T e n e m o s siempre una canción que estaba de moda entonces y los componentes de toda una generación se quedan callados al volver a oírla años después, quietos, como guardando un minuto de silencio por el amor muerte, por la adolescencia ida, por el entusiasmo marchito. También fuimos, ¡cómo no! a un sitio ye- yé Por fin algo que no parecía ur. i estampa antigua ni un trozo de cine retrospectivo, c la v j 3 ícte cn ¿i ntra rifl n veránci c íarses CÍÜCÜOÍS. caras pálidas y maqüiil disinics cjse. en minifalda y zapatea de tacón gordo, viviendo de verdad romances de verdad, con fondo de música actual, ambiente actual y gente actual. Luces bajas, cerno siempre, y un muchacho, como siempre qué más da que ahora Heve el pelo largo y una extraña chaqueta ceñida) cogiendo la mano de uña chica igual que siempre tes lo mismo qué nseñe las piernas o que vista un extraño pantalón escarlata) diciendo las mismas tonterías de siemipre, esas que tedo ser humana ha dicho o escuchado en a l g ú n momento de su vida: Te quiero, te necesito, estoy loca por ti... Me acordé de la gente madura que dos días antes se había quedado seria oyendo un viejo charlestón que a nosotros sólo nos hacía sonreír; del señor con aspecto importante que interrumpió una conversación entre hombres para escuchar absorto un viejo tango lacrimoso, y ma pareció ver a tedas los muchachos que nos rodeaban tal como serán dentro de veinticinco años, quemados por la realidad, cen un buen trozo de vida a sus espaldas, haciende callar a sus interlocutores más jóvenes, porque estarán tocando este mismo ritmo de hoy que entonces será una vieja canción olvidada: Espera un momento, esto estaba de meda justamente aquel verano... De golpe la chica de mi lade pareció pasada de meda, fuera del tiempo, como la chávala disfrazada de cupletera o el muchacho guapito que cantaba tangas. Y el jsven que acariciaba su mane can todo el fuego del primer amar se volvió en un instante ajado y tranquilo, un paco gordo, cerno será cuando haya (tasada el tiempo y escuche de nuevo esta música de hoy, ruidosa, sincopada, llena: ds ritmo. Me estrjemecí en mi traje de verano sintiéndome cansada de pronto, fría ds pronto dentra del aire acondicionado: ¿Qué tal si nos fuésemos a la cama? Es conveniente dormir un poco de cuands en cuando... Desde la puerta me volví a mirarles; tonterías, todo el munde hace lo mismo, siempre. Pero yo me puse triste sin saber porqué, a pesar de estar en la ciudad y de vacaciones. Begoña GARCIA- DIESO u Ubre 0- 1 c iív cc ÍÍÍJ Cliics. 5 cls mundo y siempre que lo abandono se me rompe un pcquitín el corazón. Cenamos en un sitio muy gracioso con tablado y señorita de traje a flecos bailando el charlestón y cantando canciones de hace cuarenta años. Se movía bien, poniendo en les gestes tpda la picardía un tanto ingenua que se supone a las vedettes de aquellos tiempos, que conseguían, a fuerza de curvas, lunares y mohines, Jjue señorss la mar de respetables se arruinasen por ellas, no cerno las mujeres de hoy, can menos gancho, que tienen que sudar lo suyo para que alguien les pague una asistenta que venga los jusves a fregar IDS platos. La cabaretera 7 aquella parecía capaz hasta de tenerla das veces por semana a fuerza de juventud y encanto personal: 3- Si vas a París, papá, cuidado can los -apaches... Era gracioso, desfasado, fuera de la rea, iidad. cerno un baile de disfraces, cama

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