ABC MADRID 29-06-1969 página 159

6 10 11 5. En 1958 fue nombrado Príncipe de Gales. 6. Muy aficionado a la Naturaleza, esta imagen recoge su visita a la pequeña isla coralífera de Upolu Way. 7. Su formación académica fue complementada con recorridos a las grandes zonas industriales de Gran Bretaña. 8. Por primera vez, el Príncipe Carlos asiste a la solemne apertura del Parlamento inglés, haoe dos años. 9. El Príncipe dé Gales desciende del tren para asistir a una reunión en Cardiff. 10. Otro momento de su viaje a Australia: un paseo por el Parque Rleal. 11. En el Covent Garden, con la princesa Ana, en un estreno de Nureyev. letas de la Commonwealth. Este acontecimiento deportivo, unido a los actos del Festival de Gales, contribuyen a hacer de 1958 un año memorable para el Principado. Por lo tanto, he resuelto distinguirlo más aún con una decisión que espero agradará tanto a los galeses como a mí misma. Deseo nombrar Príncipe de Gales a mi hijo Carlos, con esta fecha. Fue una sorpresa acogida al principio con silencioso respeto. Minutos después las aclamaciones impedían oír la última parte del mensaje de la soberana y hubo que interrumpir la retransmisión hasta que los sombreros de los espectadores tomaran tierra definitivamente y hasta que los aplausos permitieran restablecer la hegemonía de los altavoces. Al final, sobre la gradería del estadio de Cardiff se paseó el eco de esta promesa de la reina: Cuando mi hijo sea mayor, yo os lo presentaré en Caernarvon. Ahora se cumple la deuda, el día 1 de julio de 1969, fecha de la investidura oficial. t Un Príncipe para Gales Tan hundidas en la Historia están las raíces del título de Príncipe de Gales que la leyenda parece más frondosa que la realidad. Según la tradición, Eduardo I, de la dinastía Plantagenet, apareció un día de abril de 1284 en los muros del castillo de Caernarvon con su hijo en brazos. Los galeses alimentaban con tenacidad la rebelión contra el monarca, y para aplacar al pueblo anunció: Os doy un Príncipe de Gales, nacido en vuestro país, que no conoce ni una sola palabra de inglés. No está muy claro que ese pueblo levantisco se dejara impresionar por la ofrenda para dedicarse a enseñar al niño los misterios del dialecto local, pero sí queda constancia, en cambio, de que el alumno hubo de esperar hasta el año 1301 para ser proclamado Príncipe de Gales. Su Alteza Real el príncipe Carlos iba a cumplir diez años cuando fue elevado por la reina a esa dignidad. Su inmediato antecesor, el duque de Windsor, recibió el título cuando había cumplido dieciséis años, y meses después, en julio de 1911, un día de calor manchego, recibió con gran ceremonia, en el patio de armas del castillo de Caernarvon, el cetro, el anillo y la corona de oro, los símbolos de aquella dignidad. El nuevo príncipe gales, dio las gracias con unas palabras del dialecto regional, que le enseñó Lloyd George; Sin Dios y sin nada, Dios lo es todo. Por primera vez, después de muchos siglos, se resucitaba una ceremonia impregnada de tradición y de significado político. La idea popular es que el heredero del Trono recibe aquel título con carácter automático, pero se trata de una dignidad que ha de ser concedida y que puede ser retirada. El año 1936, el duque de Windsjor ascendió al Trono y desdé en 43