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ABC MADRID 08-06-1969 página 3
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ABC MADRID 08-06-1969 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD M A D R POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA I D FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA L mosaico elect o r a l francés es, después de las numerosas c o n sultas populares realizadas en los últimos diez años, un conjunto estadístico de coherente estabilidad. Hay tres grandes sectores en que el censo de votantes activos se divide: la derecha, el centro y la izquierda. Se puede estimar que sus fuerzas son numéricamente parecidas, es decir, un tercio del electorado cada una. De Gaulle obtuvo siempre, durante su mandato presidencial, el apoyo de la derecha y de parte del centro, con lo que alcanzaba entre el cuarenta y cuatro y el cuarenta y seis por ciento de los votos emitidos. La izquierda llegaba a otro treinta y tres por ciento, en cuyo port centaje el partido comunista Tepresentaba del veinte al veinticinco por ciento. El resto del centro- -un veinte por ciento- -navegaba un poco a la deriva entre la política gaullista que incluía a Giscard y a Faure y el tirón socializante de la izquierda moderada. Esas cifras han vuelto a tener plena confirmación en el referéndum de abril y en la elección del primero de junio. Los síes del referéndum dieron cuarenta y cuatro por ciento de votos a De Gaulle y cincuenta y cinco por ciento a los votos negativos. El presidente entendió que ello desautorizaba su política y optó, democráticamente, por respetar la voluntad popular, abandonando la partida. Los votos de la primera vuelta presidencial repiten con matemática precisión los resultados del referéndum: cuarenta y cuatro por ciento de votos a Pompidou y cincuenta y cinco por ciento de votos a los cinco candidatos restantes. Pero no es lo mismo decir no, que ponerse de acuerdo sobre un hombre. Lo que hace cinco semanas se consideró derrota gaullista, es ahora llamado triunfo. Sin embargo, los votos y su calificación política son, realmente, equivalentes. La V República, cuyas instituciones fueron aprobadas por el sufragio Ubre de los franceses, basa la elección del magistrado supremo en la presunción cierta de que la nación en su mayoría es conservadora y se inclinará por las personalidades que sepan dar un tono moderado democrático, liberal y abierto al ejercicio de la presidencia. La primera vuelta ha confirmado ese pronóstico. Nueve millones se manifestaron por el candidato gaullista. Cinco millones por el centrista Poher. Es decir, casi quince millones frente a los cuatro y medio de Duelos, el aspirante comunista. La proporción es de tres a uno, Ello demuestra que al llegar a cierto nivel económico, la sociedad industrial de masas de Occidente vota en su mayoría por formas de estabilidad y de progreso, de autoridad y libertades, de concurrencia democrática y de pluralismo social. Las locuciones alternativas y simplistas de Yo ABC o el caos tan proferidas por De Gaulle, carecen de sentido ante la infraestructura real de la sociedad francesa de hoy, que tiene, como todas, graves y complejos problemas y tensiones, pero no carece de medios propios, en el seno de sí misma, para resolverlos con libre responsabilidad colectiva sin apelar al poder personal. La próxima etapa de la V República- -sea cual fuere la designación final- -va a ser precisamente eso. Un gobierno centro derecha sin mitos providenciales. Es decir, que dialogará y negociará con los distintos grupos y sectores, incluidos los adversarios, sin dejar a nadie fuera de la comunidad civil. Pompidou, auvernés de enorme habilidad pragmática, ha sabido comprenderlo durante su campaña. El lastre que pudiera afectarle como continuador estricto del gaullismo lo arrojó en seguida por la borda, aceptando la objetividad de la radio- televisión, la disolución de los servicios policíacos y de información paralelos el control de los gastos secretos, la vuelta al atlantismo en materia de defensa, el diálogo con Gran Bretaña para el M. C. entre otros, como puntos de su programa futuro. Con ello quitaba viento de las velas de la candidatura de su adversario Poher. Este ha demostrado lo que se proponía: que existe una fuerza centralista en el país que por sí sola es más numerosa que el partido comunista. Y que el aforismo conocido de que en Francia sólo quedaban gaullistas y comunistas es absolutamente inexacto. Es más, quizá el logro importante de la candidatura del senador demócrata- cristiano haya sido el haber actuado como espolique de Pompidou, obligándole a recoger como suyo el casi entero programa del centrismo, cuya filosofía política se distancia notablemente de la que en los últimos once años se ha venido practicando por el general. Quedan muchas lecciones pendientes en este resultado de la primera vuelta. Una es la liquidación progresiva del so- R ED AC I 0 N ADMI NISTRACI 0 N Y T ALLERE s 61 SER RANO, E EL MOSAICO FRANCÉS cialismo; otra el sostenimiento ligeramente acrecido d e I v o t o comunista. Ei socialismo francés se evapora lenta pero firmemente. Su programa anticomunista; su atlantismo decidido; su actitud reformista, en orden a la modificación de las estructuras sociales, lo hacen entrar claramente en el área del centrismo político, que también ha recogido a su vez buena parte del propósito socializante. De ahí que las clientelas se le deslicen h a c i a otros rumbos; la integración en el establishment por parte de los grupos moderados y el partido comunista o los sectores contéstanos para los más intransigentes o extremistas. A Defferre le ha tocado presidir esa dispersión del voto socialista, la más grave de su historia. Es poco probable que del naufragio puedan salir otra cosa que restos, con los que difícilmente lograrán navegaciones de alto bordo en los tiempos venideros. En fin, es importante analizar el volumen del sufragio comunista. Duelos, después de su campaña personal activísima, ha logrado un alto porcentaje de votos dentro del habitual que normalmente viene obteniendo bajo la V República. Contrariamente a las previsiones, ni las crisis de Praga o de China han retraído a los seguidores habituales del P. C. Cabría decir que los acontecimientos de mayo han reforzado la posición del partido que en aquella ocasión tuvo una actitud prudente y responsable negándose a la aventura revolucionaria del golpe de Estado a que le incitaban los grupos del extremismo izquierdista. El partido entendió bien que ni las circunstancias del país, ni su localización geográfica europea, permitían dar el paso que hubiese acarreado un desequilibrio grave en el dispositivo atlántico con riesgos de toda suerte, incluido el nuclear. Y eso, la Rusia soviética actual, empujada al diálogo con los Estados Unidos por la fuerza de sus propios poderes respectivos, también lo sabía bien en mayo de 1968. En definitiva, el comunismo en Francia va a sustituir al socialismo como ala izquierda de la sociedad política. El mosaico político francés, actualizado por el reiterado ejercicio del sufragio, traduce en cifras y en sectores el dinamismo de una sociedad en mutación que lucha denodadamente por su potencia industrial, su tecnología independiente y su modernización económica y social. Los viejos partidos tienen que renovarse en su adaptación a las actuales circunstancias y tendencias o morirse de caquexia progresiva. Es un nuevo lenguaje el que necesita un mundo q u e cambia. Chateaubriand escribía en s u s Memorias Si queréis conocer el genio del siglo, escuchad su lenguaje. Si queréis conducir a los pueblos, habladlos. José María de AREILZA

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