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ABC MADRID 28-05-1969 página 56
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ABC MADRID 28-05-1969 página 56

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. M I É R C O L E S 28 DE MAYO DE 1969. EDICIÓN DE 1 A MAÑANA. PAG. 30. ABC DIRECTOR! Torcuata LUGA a TENA DiHEcroR ADJUNTO: Pedro de LORENZO SUBDIRECTOB: Jesús REVUELTA BIAZ REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 6 1 MADRID. APARTADO NUM 43- TELEF. 225 1 7 1 0 H. Editor: PRENSA ESPAROLA, S. LA PUBLICIDAD EN LA TELEVISIÓN ESPAÑOLA A la vista de la carta de Televisión Española, firmada por su secretario general y publicada ayer en esta página, ninguna de las afirmaciones sustantivas de nuestros editoriales sobre la publicidad hecha en tan poderoso medio de difusión queda contradicha o debe ser alterada. No discutimos que Televisión necesite, para financiarse, un respaldo publicitario. No hemos negado la licitud de la publicidad. Hemos aceptado que no es deficiente, salvo excepciones, la calidad de los spots proyectados. No se nos ha pasado por la imaginación discrepar de la eficacia de los anuncios televisados. Y, en fin, tampoco hemos establecido, por nuestra cuenta, si el volumen actual de publicidad en la pequeña pantalla es mayor que el emitido en la temporada anterior. Hemos afirmado, sí, la necesidad y conveniencia de moderar la publicidad; de distribuirla en los programas de forma que no resulte agresivamente concentrada; e, incluso, de revisar ahora, si posible fuere, y sin lesión grave, unilateral, de las partes, los compromisos de publicidad ya pactados por Televisión Española y sus anunciantes. En la razonable y ecuánime posición que estos puntos definen, nos mantenemos, sin más ni otro impulso que el muy lógico de reflejar y secundar un estado de opinión, en modo alguno limitado a los artículos y cartas publicados en A B C Buena prueba de ello son los textos, de diferentes periódicos, que insertSímos junto a este comentario. La reacción contra el exceso publicitario en Televisión Española no es, ni mucho menos, cosa únicamente aparecida en las páginas de nuestro periódico. Es una preocupación de tipo nacional. Televisión Española, según la carta que comentamos, ha decidido reducir sus espacios publicitarios, haciendo además lo posible para que no aparezcan acumulados, a partir de 1970. Es una loable decisión, pero es también una decisión notablemente demorada. Quedan aún siete meses de programación; más de medio año, durante el cual, pese a los buenos deseos de Televisión, los intereses de los telespectadores, a sensu contrario de lo que su carta dice, no serán primarios y determinantes El problema, pues, se mantendrá sin solución durante este tiempo, aunqus en los meses de verano disminuya la densidad publicitaria. La cuestión planteada era otra. No el remedio en 1970, sino en cuantas posibilidades de remedio haya, ahora, cuando la opinión pública se manifiesta contraria a la actual avalancha de anuncios. Pero el tema no queda agotado ¡aqiil Lo seguiremos tratando. Los excesos de la pnMicidad en Televisión Española hao suscitado muy numerosos comentarios en la Prensa. Ante la alarma de un amplísimo sector de lectores- -flue representa zonas, mayorátaiias de la opinión pública- los periódicos se han planteado, en sus páginas editoriales o sn articulo de colaboración, las cuestiones más urgente que e derivan del problema: ¿Cuál e la razón de ser de la televisión? ¿Es un medio de comunicación, un canal de publicidad, UB órgano de información justamente monopolizado, xm vehículo de cultura o un airtílugio propagandístico? ¿Debe admitir publicidad comercial? ¿Debe limitarse a cubrir con esa publicidad los gastos o le cabe el obtener amplios beneficios? Recogemos, mu; en extracto, algunos de los comentarios de estos días: KDIARÍO DE BARCELONA HASTA LA SACIEDAD Dos cosas discutimos: una, ese régimen triunfalista, que pasea por las imágenes diariamente a diversos personajes que no son los ministros responsables, y mucho menos el Jefe del Estado, los únicos que pueden interesar a un público que atiende a la información política. Otra, que se anuncie tan repetidamente algo que se ha realizado por la propia televisión, que fue ya pasado con más o menos éxito y que, por alguna razón que no nos importa, vuelve a ser actualidad ahora en las pantallas de los cinematógrafos públicos. Se hace una competencia que no agrada. Tampoco esas largas tiras de anuncios, repetidos hasta la saciedad, tienen aceptación pública. Alguno repetido después de pasado, con sólo otro entre ambas repeticiones. Es algo que nos atrevemos a calificar duramente. DIARIO DE NAVARRA más nuestro maclústno y nuestra cultura y formación humanas. T, de paso. Televisión Española aumentará el caudal de sus arcas. Buen ejemplo desde arriba. YA (Madrid) Si intermedio significa en la mitad podernos afirmar que Televisión Española le ha declarado la guerra. Ha conseguido que desaparezcan. A cambio ha hecho aparecer los interiercios, intercuartos, interquinios... en oteadas tales de proliferación que están haciendo la competencia a los mejores somníferos. Un anuncio detrás de otro machaca la Tríente del español medio, inculcándole la idea de que no vale la pena vivir si no se tiene toda una serie de artículos, muchos de ellos superfluos y de superlujo. Como las más de las veces después de creada la necesidad a fuerza de tanta insistencia audiovisual ei telespectador no dispone de los medios económicos necesarios para satisfacerla, se corre el peligro de amargar inútilmente la vida de miles de epañoles, haciendo que se consideren unos fracasados. Si esta es la labor propia de una televisión estatcl, ¡estamos aviados! -Alberto MATTHEES CASTRO. ULTIMA HORA (Palma de Mallorca) Cabe pensar que la Televisión Española es un gran negocio, un fabuloso negocio, con fabulosas entradas y con fabulosas salidas; i erí tasutíién cabe pensar si vinas y airas tienen justificación lógica y no sesrán un desbordamiento alegra y confiado ie un medio de comunicación estatal qrae se sale de madre sin considerarlo demasiarlo. Por los espacios publicitarios de Televisión Española los esjiañoSes puede aprender a ftañar y a beber, o a beber y a fumar más, jicr ejemplo, quizá por aquello tan nuestro, tan viejo y tan fie pandereta e que o! r a. vino, a tabaco y a mujeres es Ee maches. Ahora, gracias a sa ampliación ea iaa spots todavía podremos t La publicidad en Televisión Española empieza ya a pasarse de los límites tolerables por la paciencia más acrisolada. ¿Resulta aceptable la evidente pasividad de los responsables de nuestra televisión oficial? ¿No seria conveniente y necesario crear una Comisión nacional para controlar la cantidad, la calidad y la conveniencia en cada caso de la publicidad que pasa a través de los medios de comunicación social estatales? La publicidad televisiva, para decirlo de una vea, la soportamos los telespectadores sin otro derecho que la critica debajo de la chimenea, que, a mi por Jo menos me lo parece, no es la mejor de las críticas. Y lo que es más grave y más peligroso también: a los económicamente débiles, cuya casi única distracción es ver un poco de televisión todos los días, se les puede estar creando desde los canales oficiales de nuestra televisión como un resentimiento de frustración al llevarles a su casa productos y más productos sugestivamente presentados, a los que por su economía no pueden tener acceso. Esperemos que se nos brinde no una respuesta más o menos hábil, sino un abanico de soluciones, que buena falta nos está haciendo a todos. -Carlos ERIONES. EL CORREO CATALÁN (Barcelona) Treinta y ocho horas y treinta y tres minutos de publicidad en TV. E. en marzo pasado; que representa un promedio demás de una hora y trece minutos diarios, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística. EL NOTICIERO UNIVERSAL (Barcelona) Esa acumulación publicitaria supera en mucho los índices de aprovechamiento publícitario de cualquiera de las televisiones europeas (de entre las ue admiten publicidad en su programación, qne no son precisamente todas) y esa publicidad, masivamente administrada, no es servida, no ya sólo a! comiesao o al final de cada ana de los programas, sí en la tjus es indisetiülíiesrtente molesta, en ei transcurso de los mismos, con lo sue consiguen rompar, inatiliE r cua- lejiúer tensión dramática, cualquier cc- níinniáad ine pretendiese obtener e! es pació de que se trate. Y ello, en 3 roció le I ases, cua- nüo el programa admite

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