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ABC MADRID 28-05-1969 página 3
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ABC MADRID 28-05-1969 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD M A D POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA R I FUNDADO EN 1906 POR DON TORCIMTO LUC DE TENA ABC los rabadanes de los equipos. Y resultó que el presidente del Sevilla era Ramón Carranza, el hermano del alcalde. Advertí que al subir el diapasón de la polémica, mientras se decían cosas fuertísimas, los dos hermanos rompieron a hablarse de usted La cosa se resolvió, al fin, gracias a la intervención de Di Stéfano, que, sin saber por qué, rompió a tutear a todo el mundo. Luego los dos hermanos cenaron juntos en amor y compaña, y envueltos en un tuteo que, para dejar a salvo la fraternidad, habían colgado del perchero del palco presidencial, de donde lo habían recogido al salir. Sus pasiones eran, a veces, de gitano y sus soluciones de marqués: vividos los des papeles con el garbo que tienen los marqueses cuando lo son del todo, y los gitanos cuando no lo son con exceso. Su pasión municipalista le llevaba a las nueve de la mañana a su mesa llena de papeles, donde permanecía hasta las cuatro de la tarde, desayunando un café con una torta de aceite, y almorzando una tortilla. Allí resolvía los más voluminosos asuntos. No le importaban mucho las pesetas que tenía; le satisfacían mucho más las pesetas que ahorraba o regateaba; y más que ninguna las que sacaba a la Hacienda pública. La misma matización tenían sus pasiones temporales, con algo de jefe de tribu y algo de capitán de los tercios ds Flandes. Hacía testamento todos los primeres de año: y así quedaba en ellos reflejados, como en un gráfico, los altibajos, enfados, predilecciones, perdones y vehemencias de su vida apasionada. Lo mismo sus pasiones ejecutivas. A fuerza de entenderlo t o d o y valorarlo todo, gustaba del Cádiz de Carlos III, de las Cortes del doce, del templo de Hércules y de los sarcófagos fenicios. Pero le gustaban también los rascacielos, y los hacía convivir con esos barrocos y neoclásicos de la ciudad: con berrinches de la Academia de Bellas Artes; porque él jugaba siempre al futuro y a la confianza en esas grandes síntesis y ar- REDACCIÓN ADMI NISTRACIO N Y TALLERES S E R R A N 0, 61 E había pedido una Radio local unas frases por teléfono, desde el campo donde descanso, para incluirlas en un programa que preparaban sobre el tema La primavera Cuando, poco después, me puse al teléfono para dictar, me dijeron que la emisión había sido sustituida por otra sobre el alcalde de Cádiz, Carranza, que a c a b a b a de morir. Fabulosa personalidad la de este alcalde. Coleccionaba como p e r s o n a la misma gama de actitudes ante la vida que ya anunciaban los varios modos de nombrarle: León para los íntimos y familiares. Pepe León para los amigos, desde que jugaba por el ancho patio isabslino del palacio de la calle Ancha; primer paisaje que abarcaron sus o j o s de niñc, como una tentación de señoritismo. Don José León, para la burguesía y el pueblo con los que llegó a identificarse tan estrechamente. El marqués de Villapesadilla, p a r a las relaciones públicas. Disponía como de un guardarropa de apelativos, vestimentas y lenguaje para sus varias ocupaciones; p a r a recibir a un ministro; para cazar perdices o faisanes, que era otro modo de hablar y gestionar con los ministros, pues el saldo de sus cacerías era, a menudo, tantas perdices cobradas al coto y tantos millones cobrados al Ministerio de Hacienda; o para chalanear, regatear o gitanear con un contratista... Era, probablemente, descendiente de aquel arzobispo Carranza, que fue heroicamente santo y dulcemente hereje. M JOSÉ LEÓN CARRANZA León Carranza, que era su nombre de faena, sin conocer seguramente los textos clásicos, actuaba alternativamente en Poema del Cid o en novela picaresca. Vivía a treinta kilómetros de Cádiz, como el artista que da un paso a t r á s p a r a ver cómo va quedando su obra maestra. Venía a diario en su coche y pagándose la gasolina. Se sometía a desgana a la tramitación de los expedientes y a las liturgias institucionales de la ley municipal: Permanente, Pleno. N a d a- -pensaba él- -más pleno ni más permanente que el amor que tenía a su ciudad. Se sentía él mismo, en su lucidez y su tenacidad, expediente y ley. Le dio al pueblo una fiestas típicas que son como un Carnaval que empieza por enmascararse él mismo, y sacar su gorro de cascabeles por las rendijas de la prohibición legal. Les dio también un estadio de fútbol donde se juega anualmente un trofeo de categoría internacional y en donde, desde enero, se podía ir pagando la entrada de graderío a plazos como si fuera una nevera. En una ocasión le vi usar todo el tornasol de sus palabras y de sus actitudes. En uno de los trofeos septembrinos jugando el Sevilla y el Real Madrid- se armó una tremenda gresca y los sevillanos pretendieron retirarse del campo. En el palco presidencial se reunieron todos PROTEJA SU DENTADURA CON Anuden CONTRIBUYE A EVITAR LA CARIES. misticios que la estética acaba pactando por la utilidad. Como un enamorado regalo un gran reloj de flores para unos jardines municipales. Y para honrar a los ingenieros y directores de Obras Hidráulicas que habían resuelto el problema del abastecimiento de agua a la ciudad, en vez de hacerles una estatua, les dedicó una fuente luminosa. En uno de sus vaivenes anímicos construyó, hace bastantes años, en Rota, un c h a l e t rabiosamente moderno y yankee una e s p e c i e de gigantesco electrodoméstico, donde era energía y descarga eléctrica hasta la inspiración arquitectónica. También en Rota, en la capilla de una fundación benéfica, fundada por él, se construyó un mausoleo para él y su familia. Pero ahora ha preferido enterrarse en C á d i z para no descansar eternamente tan cerca de Nueva York. Se dio hace un par de años un tremendo testarazo en la carretera. Salvó milagrosamente la v i d a por el desvelo entrañable de los médicos de la Clínica del Seguro, en donde lo hospitalizaron al cuarto de hora. Al anestesista que iba a empezar a dormir una paciente del barrio para una cesárea le impulsó la misma enferma a que aplazara la cesárea y acudiera, lo primero, a don José León. Cuando volvió, a la hora, el anestesista, se encontró una hermosa criatura en la camilla: sin cesárea ni nada- -decía la madre- -ha salido por su cuenta a ver qué le pasaba al alcalde j. Era un corazón aniñado y mucho más intuitivo que l e g a l i s t a En Barcelona, donde le hicieron otra operación, le pidieron unas declaraciones los periodistas sebre la mala fama que ha tenido largo tiempo este rincón andaluz, con aquéllo de los latifundios o el feudalismo. Don León argumentó angelicalmente que en las cacerías todo el mundo tuteaba y obsequiaba con pitillos a los capataces y cjeadores Cuando luego se enteró de que todo lo que había dicho se consideraba como paternalismo se q u e d ó asombrado. Nunca pudo entender que esa palabra, paternalismo tuviera sentido peyorativo. ¿Peyorativo? ¡Decírselo a él que, por no tener hijos, había prohijado a una sobrina! Su último sueño tuvo forma de puente sobre la bahía Le iba muy bien a sus sueños, porque los puentes son ingeniería de unidad y de fraternidad. El puente material que se está construyendo, no tiene terminado todavía su último pilote. Pero su puente íntimo y soñado había llegado ya. con un brazo extendido, hacia algo invisible, a su último tramo, que es la Esperanza: todas las esperan zas ciudadanas, políticas y teológicas. Por eso me pareció muy bien, para el tema de mi tarea de hoy, cambiar a la par la Primavera ñor el alcalde Carranza. José María PEMAN lie tu ttrtil Avintrmin Ks Sol

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