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ABC MADRID 23-05-1969 página 3
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ABC MADRID 23-05-1969 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD M POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA D R D FUNDADO EN 1906 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC los amigos y sentarse a la fuerza Alguna vez se bordaba este esquema elemental de amagar y no dar, con mejores lujos bélicos. Asi, en un sesión tumultuosa, lo que voló sobre mi cabeza no fue un diputado, sino un platillo de un vaso de agua. Prieto lo arrojó, como un discóbolo con más grasa que músculos, sobre la minoría carlista. El platillo cayó sobre el conde de Rodezno, de cuya mano brotaron unas leves gotas de sangre. Todo quedó en que Fernández Flórez, en su crónica del día siguiente, hablara de la sangre vertida por el conde en servicio de su rey. En los pasillos, estando yo ccn Rodezno, se acercó Prieto a presentarle excusas y a decirle que si lo necesitaba, él llevaba en la cartera unas cuantas tiritas de tafetán Todo esto podría parecer el inicio de un desarrollo más dialéctico y menos definitivo de la polémica política. La ¿fofiniftvn ífo la nal ¿mtca notifica. L a disputa fría como sarmiento de la guerra fría Hemos visto demasiado a menudo que los veteranos del Oeste enseñan a los novicios la rapidez, la anticipación, en el uso de la pistola, como esencia de la ventaja en el duelo. Sin embargo, también empezaron a enseñar algunos el empleo de una especie de prologuillo chulesco y barroco, que consiste en hacer girar la pistola, como un soplador, en torno a un dedo, antes de encajar el arma en la postura del disparo. Por ese camino se podría llegar a un arte de arabesco y malabarismo circense que diera tiempo a. que vinieran los amigos a quitarle la pistola. En vez de llevar guarda- espaldas los hombres de vida arriesgada y peligrosa deben empezar a llevar guarda- brazos para que no los dejen disparar. Lo trágico es que los creadores y propagadores de las grandes tesis sociales, salvo el Cristianismo, han sido- -y yo creo que por lograr un estilo más punzante y con mayor audiencia juvenil- -los apóstoles ds la violencia. Mao ha escrito: La verdad del marxismo se resume en la violencia. Y Herbert Marcuse acaba de ser expulsado de su cátedra de Berckeley por propagar la incitación a la fuerza. Sólo el Evangelio se ha quedado de la parte del amor y de la paz. El Evangelio, inerme, mira a la redonda REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: 61 SERRANO, S I un niño mira hacia la pantalla de la tele lo más probable, con ancho porcentaje de acierto, es que vea un vaquero o un gángster que le está colocando a otro un ruidoso puñetazo. Si uno mira a un niño viene a existir la misma probabilidad de que lo vea dándole un puñetazo parecido a un primo suyo. Todo esto lleva fácilmente a los sociólogos a concluir que una de las máximas expresiones de la hora que vivimos es la violencia Los jóvenes han llegado a una tesis casi unánime con respecto a los f i n e s que ha de perseguir su generación: justicia social, participación, igualdad de oportunidades. Casi todas las discusiones entre ellos han arribado ya al último tema del cuestionario: los medios ¿Violencia o dialéctica? Si uno ve dos universitarios en acalorada disputa, puede estar seguro que no están discutiendo sobre marxismo o democracia cristiana; sobre república o monarquía. Están discutiendo entre violencia o no violencia Esta es la atmósfera. 1 premio Pulitzer de este año se ha concedido a una fotografía que, repartida por una agencia, la tenían en archivo casi todos los periódicos del mundo, pero muchos no se habían atrevido a publicarla por parecerles demasiado excitante. Era un chino disparando su pistola en la sien a otro chino prisionero y amarrado. Es el fusilamiento con ahorro de municiones. Y, sin embargo, hay signos que, explorados con ilusión, podrían indicar la posible aparición de una corriente polémica de no violencia de resistencia pasiva. En esa línea están la filosofía de Ghandi, las huelgas del hambre, los sentados o in sit las marchas silenciosas y místicas de los negros del Mississipi. En general, la democracia ha sido fértil en la crianza de estos montajes sintéticos y ahorrativos de peligros... En las Cortes de la República, en las que fui diputado, me sentaba, las pocas veces que iba al Parlamento, como independiente, en la última orilla de la zona más o menos reaccionaria, democristiana o monárquica, en contraste inmediato con la contigua zona marxista. Ocurría a menudo que de los dichos se pasaba a los hechos Un diputado de una de estas fracciones se arrojaba hacia otro de la fracción contraria y fronteriza. Por cima de mi cabeza saltaron, no pocas veces, en direcciones contrarias, izquierdistas y derechistas. Pero, a la postre, todos resultaban agresores de ida y vuelta. Todos se demoraban de antemano en una frase preparatoria: pregonaban los golpes que pensaban propinar al adversario, y cerraban cuidadosamente los puños. Hasta que yo empecé a sospechar que se detenían en los dichos y los recargaban, para que diese tiempo de que acudieran los demás diputados a separarlos y se evitara así el llegar a los hechos Eran espectáculos de fuerza indudablemente; pero la fuerza no se gastaba casi nunca en golpear al contrario, sino en someterse a DE LA VIOLENCIA NUEVOS LOCALES COYA, 89 buscando interlocutores y no encuentra más q u e pistolas. Bastante será que esas pistolas, con sus garabatos y demoras, encuentren un modo sutil de introducir la dialéctica antes que el disparo. Porque lo que ocurre es que el pensamiento que podría llamarse de izquierdas ha acertado mucho en la teoría (pre- cristiana, en buena parte) y ha fallado totalmente en la praxis (antiw cristiana en su totalidad) Es penoso. Porque Marcuse tuvo un acierto notable en su tesis del sentido unidimensional del hombre de la época industrial. El capitalismo por un lado y el marxismo por otro persiguen los mismos fines: trabajar menos, producir más, ganar dinero, vivir confortablemente; fines unánimes, pero que no han sido confrontados con la voluntad y deseo del beneficiario, que es el hombre. Esta acusación de la vaciedad convencional de los fines propuestos al i i An Mnín v ¿una rendija homo economicus será una para que el edificio ideológica J e la economía industrial mirase a su azotea y viera si no era posible coronar su arquitectura con el amor cristiano. El capitalismo se conchabó con una Iglesia comprometida y formalista. Miró a su terraza y no encontró en ella sino un catolicismo político, lleno de procesiones, monumentos, joyas y privilegios. Todo vistosidad que sólo él podía pagar. Naturalísimo todo: nada sobrenatural. Por su parte, el marxismo hizo un edificio de reparto, igualdad, ascética, dogmática, disci- plina, repulsa de todo privatismo convirtiéndose así en una especie de insulsa y prevista conversación general. Y cuando miró a su terraza vio allí, cerrando su arquitectura, la palabra incoherente que habían escrito, con grandes letreros rojos, sus apóstoles: ateísmo Cuando toda esa pirámide de dictadura, ascetismo y aburrimiento necesitaría un vértice que justificara tanto sacrificio, se ha encontrado con que en el vértice han expulsado a Dios ¡de donde más falta hacía! De aquí la tragedia de una Iglesia a la que no le quedan más que excitaciones verbales y palabras teóricas. Me contaba el Séneca cómo, al bajar del pulpito el deán de la catedral, tras un sermón convencional, patriótico, histórico y colorista, al besar la mano del obispo que pontificaba con báculo y mitra, le dijo bajito: No se duerma en el sermón, que con el suplemento de altura de la mitra se hace muy visible el ángulo y vaivén de sus cabezadas. Contestó el obispo: -No lo haré otra vez, porque corro el peligro de que parezca que con la cabeza digo que sí a los sermones de su reverencia. El no a lo militante y violento no se puede pronunciar sino unido al sí del amor, en hechos y no en dichos. Y esto no v es un referéndum sino la opción vital que le queda al ser humano. José María PEMAN De la Real Academia EtpattoUi GELTRA

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