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ABC MADRID 22-05-1969 página 127
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ABC MADRID 22-05-1969 página 127

  • EdiciónABC, MADRID
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MIRADOR ESCRITORES. AL HABLA RAMÓN E L que Ramón Solís en sus años de juventud empezara las carreras de ingeniero de Montes, de ingeniero de Minas y de marino de guerra... y todas ellas las iniciase únicamente, n sólo nos muestra un espíritu inquieto, inconformista, sino también explica satisfactoriamente la obra que luego escribirá. La familia de llamón Salís tiene formación universitaria y le presiona para que curse estudios en la Universidad; intención que él ve bien pensando en una independencia económica que le permita escribir. No termina ninguna de estas carreras- -se decidirá definitivamente por Ciencias Políticas- pero le dan una formación matemática, mentalidad lógica y explícita, que pervivirá en el novelista. Así Solís tiene una prosa clara y concisa, y un tanto, digamos, humilde: vehículo del tema. Que no enturbie en ningún momento la intención del autor. Una prosa que quiere pasar desapercibida, no por mediocre, sino porque la fuerza del tema haga al lector olvidar el estilo, pero sentir su efecto. -Los premios literarios han sido muy beneficiosos para la literatura. Había un vacio tremendo y ese vatío se cubrió con tos premios; el premio implica una publicidad que es totalmente necesaria a la obra. Pero el mal está en que libros que no tienen valor ninguno se llevan premios literarios. Esto es un arma de dos filos, porque el público queda defraudado y piensa que no hay literatura buena en el país. Hay mucha y muy buena novela, lo que sucede es que los premios literarios no siempre responden a la realidad literaria. En un tiempo el premio literario fue alga muy importante y un camino para todos los que empezaban; hoy día hay que tener en cuenta que los premios de novela deben ser catorce o quince, y tal número de novelas no salen todos los años, es imposible. Hay entonces muchísima ganga que se mezcla con la calidad y que produce desorientación y desilusión en el lector. Además, por regla, general, el lector- masa va al premio sin importarle el autor. Se comete él error de que se quiere ver la literatura a base de novelas, no a través de los autores. Conversamos en la Dirección de La Estafeta Literaria -Se edita mucho y falta una critica ordenadora, y esto origina una atmósfera de confusión. Sin embargo, esta situación favorece al escritor que no se siente observado por todos, pues limita mucho. El escritor hace su obra, la deja en las librerías y luego un día se estudia y analiza toda en conjunto. Esto es indudablemente mejor que la obsesión que hubo hace unos años en que todos los críticos estaban empeñados en encontrar un Siglo de Oro nuevo; y entonces comenzaban a estudiar novelistas que, algunos, no tenían más que una obra publicada. Le ponían en seguida su etiqueta y el escritor se encontraba como un insecto, analizado y clasificado. De su producción literaria tomo una obra que considero tiene gran interés Un siglo llama a la puerta Para esta novela histórica se sumerge tras una documentación científica; le apasiona el tema, y termina por cambiar su tesis doc- SOLIS toral sobre derecho laboral por la investigación socio- histórica de la ciudad de Cádiz en el paso del siglo XVm al XIX. Publica este trabajo con el titulo El Cádiz de las Cortes y obtiene A premio Fastenrath en 1959. Esto le sirve de marco a su novela, que gana el premio Bullón. Creo que este detalle es suficientemente significativo del quehacer literario de Ramón Solís. -Lo más fundamental en una novela histórica es conocer la mentalidad, el problema del hombre en el contexto histórico. La Historia se ha venido haciendo por el héroe; estudiamos un reinado por la vida de su rey. Creo que no se escribe la Historia sino las historias de la Historia. T la novela histórica y la de la época suponen un inestimable documento histórico, porque nos dicen cómo vivían, qué pensaban, cuáles eran sus valores... -Sí, esto es lo que le ha faltado a la Historia y esto es lo que muchas veces suple el novelista, porque va a buscar no el dato, sino el personaje y el ambiente. Quizá una compensación de las dos cosas sea lo que nos dé la Historia. La obra es lo que se unlversaliza; el escritor- -el hombre- -es árbol que echa raices en su tierra. El escritor es siempre localista, y algunos no salen de su ámbito familiar. -Yo soy un gaditano en el exilio. Vine a Madrid con veintitantos dios y he vivido toda mi vida en Madrid. Para Cádiz son los veranos, las vacaciones. Esto crea tm color de añoranza que ha de reflejar el libro. La literatura se hace sobre añorama. Para mí Cádiz es una añoranza, pues allí transcurrieron mis veranos de la niñez, estuve durante la guerra, y luego cinco años más. Por otra parte, me he planteado el problema de no quedarme en mi escritor provinciano, cosa que creo que he superado por escribir siempre en Madrid. Se pierde lo contraproducente del provincialismo, y quedan ku raices. Es la lección que nos pueden dar los escritores sudamericanos, porque no se han puesto a hacer ana novela que se pueda escribir en cualquier parte del mundo. Me he recurrido el mundo, no para tener tema de novela, sino para medir el hombre de mi tierra. Una de las cosas por lo que interesa mucho viajar, es el saber qué hay en. el mundo, y rn pjgr en. una casilla el pueblecitto pequeño del que quieres hablar. Si no un localista, si debes ser un señor que tienes que escribir de lo sabes, de lo que tienes ante los ojos, de la mutabilidad que conoces... De hombros anchos y rectos. Con una seriedad natural que no discrepa con su fisonomía ni ademanes reposados. -Ahora se editan muchos más libros; sin embargo, no ha aumentado él número de ejemplares. Esto quiere decir que no crece el número de lectores, lo que sucede es que el lector de novelas tiene más dinero y compra más. Y uno llega a temer que no las lea. El problema terrible es que se está echando libros y libros al mercado, pero que es materialmente imposible leerlos. El problema del escritor, antes era publicar para darse a conocer; ahora es que le lean. Asi, como hay una critica buena de Prensa, se diga lo que se diga, aunque siempre muy matizada por la amistad, cosa muy natural, falta, quizá, él maestro. Esa crítica, posterior orientadora del señor que. ha leído mucho, y que al cabo de cinco años de publicarse el libro hace un análisis. Hay muchos que hacen esto sobre el Noventa y Ocho o sobre el Siglo de Oro, pero nadie se ha preocupado todavía de la situación actual. Antonio R. DE LAS HERAS es o c o

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