ABC MADRID 22-05-1969 página 25
- EdiciónABC, MADRID
- Página25
- Fecha de publicación22/05/1969
- ID0000891740
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MIRADOR Ana Cecilia Luisa Dailliez, La amada inmóvil en 1910. A la derecha, Amado Ñervo poco después de su llegada a Madrid, en 1 S 05, como secretario de la Legación de su pais. nistro plenipotenciario de Argentina y TJruguay, aceptó, agradecido, contrito, los oficios del sacerdote que le procuró don Juan Zorrilla de San Martín y rogó que le pusieran entre sus manos enclavijadas y exangüss el crucifijo con que en París le obsequiara Rubén Darío. ¡Digno gesto del que nunca abandonó del todo su religiosidad nativa! Tal vez Ñervo no haya sido todavía lo suficientemente estudiado, analizado como hombre y como poeta. Cantó el amor y la desdicha, el ansia de eternidad y al desdén de las vanidades. Después de la vanidad de la vida, la vanidad de la muerta, que es la más lastimosa de las vanidades escribió poco antes de su musrte desdeñando el egolátrico pensamiento de la gloria terrena en la posteridad de algunos hombres más o menos célebres. Conmovedoras cuartillas La última vanidad que hemos leído en escrito autógrafo y que se cerraban así: El mejor epitafio es no tener ninguno, y la más bella tumba, aquella en aue se duerme en la serenidad y la paz en la labor hecha y del deber cumplido. La sencillez de Ñervo se hubiera visto herida con motivo del traslado de sus restos, meses después de su muerte, desde Montevideo a su tierra nativa. Condújolos el buque de guerra Uruguay al que daban escolta otros de la Argentina y Cuba. Todos los países en cuyas aguas tocó la fúnebre escuadrilla- -Brasil, Venezuela, Cuba- -ruvdieron al cadáver homenajes sin precedente en los fastos de América. El buque- escuela mejicano Zaragoza salió al encuentre en I a Habana. Cuando en 1914, casi coincidente con el inicio de la Gran Guerra europea, se produce la revolución de Méjico y Ñervo que- antubgia del premió hudmáeoro LOS MEJORES CUENTOS ose marta san uan joséluis acqüanmi carmenpérez avdh roces tomas salvador jum a. de zimzunegui carmen conde da iie! sucira da aislado da su patria, que le priva de su cargo y sus recursos, el poeta se refugia, con su dolor por la incierta suerte de su patria, en su casa de la calle de Bailen, de Madrid, frente a las Caballerizas Reales, para llegar, en un gesto de noble patriotismo, a no admitir la noble ayuda que le brindó España en sus días difíciles al votarse en el Congreso, por unanimidad, un crédito para ayudarle mientras dure la situación excepcional en que se halla. Conmovido Ñervo, declinó la oferta en una be ¿la carta dirigida a Su Majestad el Rey Don Alfonso x n i y que se dio a conocer en la Prensa. Este era Ñervo, éste era el hoínbre y el poeta que había vivido más da ilusiones y de sueños que de realidades. Secretario de la Legación en Madrid, en España se le consideró más tarde como ministro is su país. Cuando en 1905 se edita en Madrid Los jardines interiores su aparición es un auténtico suceso literario que va escalonadamente otorgándole el privilegio de. la fama. ¡Cuánto había de influir su estfecha amistad con el nicaragüense Rubén Darío, al que conoce en París en 1900, cuando Ñervo es allí destinado! ¿Influyó en su poética la del autor de Sonatina FHeron dos poetas distintos aunque no antagónicos, unidos por un vínculo común; la exaltación de sus respectivas emociones intimas. Darío y Ñervo escribieron también mucho en prosa, pero fueron, ante toldo y sobre todo, líricos; fueron poetas, que es tanto como decir que eran dos soñíSPores del ensueño. Mariano SÁNCHEZ DE PALACIOS