ABC MADRID 20-05-1969 página 94

A B C M A R T E S 20 DE MAYO DE 1869. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 76. contrario, se alborota de alegría en cuanto ve la exacta repetición de la única faena oue conciba y le atrae, realizada todas las tardes con rarísimas excepciones. A punto estuvo de serlo la corrida del domingo. En mi estima lo fue. Y en esfct inteligencia voy a elogiarla. Ante todo y sobre todo, mi parabién al granadero señor Moreno Yagüe. Su corrida fue mansa... ¡Caracoles! ¿Y por eso le felicita este insensato? -se preguntará más de un lector- No sigo leyendo. Perdón, mi Querido lector, continúe la lectura, se lo ruego. La corrida fue con el caballo totalmente mansa, pero fue una, auténtica corrida de toros. No pesaba mucho. No tenia una presencia exagerada. Estaba en su punto de autenticidad. El trapío justo. Ni es necesario más, ni es admisible menos. Pitones astifinos y no precisamente comicortos. La fortaleza necesaria para no doblar las manos ni por el azar de un movimiento violento. Genio de toros auténtico. Aquí empieza lo negativo de su autenticidad. Este genio en cuatro de los seis toros era malo. Los seis, exentos de asomos de bravura en el primer tercio. Antaño se hubieran fogueado más de uno y más de dos. Difíciles para él torero, primero, segundo y quinto. El tercero, bonancible, con un defecto anejo a su mansedumbre: el de querer irse. El sexto, un buen toro para la muleta. Esta auténtica corrida de toros llegaba al día siguiente de una borregada de poema bucólico. El brinco era brusco. Saltar de la égloga a la tragedia en una tarde de mayo. ¿De mayo? Bromas primaverales. La tarde era invernal. Tarde de viento frío sin el consuelo del soL Tarde no para ver toros, sino para ver películas al resguardo de lo confortable de la sala de un cine. Y esto es lo que querían los espectadores: ver la película archivista de los dos pases coreados con oles, ovaciones y orejas, que es lo divertido, lo que no da qué pensar, lo que no da que sentir, lo que no despierta emoción, sino cosquilleo. ¿Toros auténticos? ¿Para qué? ¿Para que los toreros no puedan hacer la bonita faena del pasa torito, del merengue que se come un torero 7 lo paladea el público? i Al cuerno los cuernos astifinos! ¡A la porra las dificultades e un toro que no se pueden vencer con pases, pausas y paseos! ¡Para los tontos que presumen de aficionados los problemas a resolver! Los problemas para los matemáticos. Aquí estamos en los toros. Y hemos venido a conceder orejas, que es lo apasionante. Bien, señores míos. Es verdad, estamos en los toros, fíjense bien, en los toros, no en los borregos. Han tenido ustedes mala suerte, porque resulta ue los toros presentan problemas. Si ustedes no estuvieran obcecados, enviciados en una sola faena que por lo general los toros auténticos no toleran de buen grado o en todo caso acepflue ser para intentarlo con seguridad de buen éxito. Pero estaban mal y ío que hacían malamente encerraba un gran interés, no Por lo que hacía el torero, sino por lo que hacía el toro. Motéjenme de lo que quieran, pero yo estaba en ascuas, prendido en la sugestión de aquellos problemas que continuamente presentaba el toro, itisolubles para el torero. Las faenas de Ostos y Tinín -mal rematadas con la espada, y Ostos en el primero oyó un aviso- puramente defensivas, sin el menor arrequive artístico ni técnico, vacilantes por la desconfianza, me atraían con fuerza mucho mayor que las consuetudinarias de todos los toros y todas las tardes. Era otra cosa. ¿Buena? ¿Mala? A mí no me importaba. Eran diferentes. Y esto me bastaba. Esto era un descanso en el fatigoso camino de la monotonía. Era también como si se abriera el milagro de mi rejuvenecimiento, como si volvieran aquellas tardes de mis abriles, una mala tarde de toros que no sólo no nos aburría, sino que nos complacía tanto como una de triunfal desarrollo. Vaya, pues, mi elogio encendido en arreboles nostálgicos, a ti, mala tarde de toros mansos y difíciles, que rajaste la monotonía, que dejaste entrever la posibilidad de la tragedia en medio de la apacibilidad áe un poema bucólico. Como la égloga está tan arraigada en la fiesta, no pudo dejar de meter su cucharada. Ah! pero no fue la égloga que tiene por protagonistas a pastores y borregos. Fueron sus héroes un toro auténtico y un torero decidido y valiente: Pedro Benjumea. Tuvo suerte el muchacho. Le tocaron los dos toros que no presentaban dificultades, singularmente el sexto, claro, boyante y codicioso en sus embestidas a la muleta, manejada por Benjumea con más voluntad y arrestos que arte. La gente no había visto en toña, la mala tarde de toros su ansiada faena: sólo pudo adivinar un conato de ella en el tercero, el toro que quería irse y que se iba porque Benjumea no se preocupaba de sujetarlo, sino de intentar los consabidos pases que el toro desdeñaba. En el sexto la faena ya pudo ser lograda. ¡T cómo la acogió el gentío! Con igual voracidad que un hambriento el jamón serrano. Nada importaba que los pases fueran así o asá: eran los amados pases, por los que suspiran, por los que claman y a, los que aclaman. Los de Benjumea tuvieron el mérito de ejecutarlos con un toro auténtico. Con mucho y asi- Luis González, maestro de rehileteros, a la salida de un par de banderillas, en el tercer toro Terminados. A estrenar. Zona Generalísimo. Ley Castellana. Edificio rodeado de jardines. Garaje. Gran vestíbulo de entrada. Salón de espera. Piscina. Solárium. Dos dormitorios, estar- comedor, terraza. Todas las habitaciones exteriores. Amueblados. 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Gran estocada de Pedro Benjumea, al sexto toro tan cuando el torero previamente los ha dominado, gustarían de los toros auténticos que a menudo reaccionan de manera insospechada, no mecánicamente, como los borregos, sin casta ni genio, uniformes en su comportamiento. ¿A ustedes no les gusta la variedad? Ño, ni pizca. Ustedes se lo pierden. La variedad es mucho más atrayente que la monotonía. ¿No la han visto en esta corrida? No. no lo han visto, porque están ustedes cegados para todo lo que no sea la rutina. Los toros eran mansos, pero cada uno con una mansedumbre distinta. Les toros eran difíciles y sus dificultades diferentes. Ostos y Tinín estaban mal, no pretemdieron resolver los problemas de tos toros. Disculpémoslos. No saben ustedes lo arduo aue es eso. lo gran torero aue hay HENARES ona urbana 11 bloques 1,108 viviendas precio y condiciones a convenir ofrece: Sr. PERORA Alfonso Rodríguez Santamaría, 32 Telf. 250- 55- 57