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ABC MADRID 14-05-1969 página 93
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ABC MADRID 14-05-1969 página 93

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C M I E S- C O L E S 14 DE MAYO DE 1969. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 75. CUARTA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO EL OPTIMISMO TAURINO Plaza de toros de Madrid. Tres toros nado, sin la menor gracia. El optimismo de don Antonio Pérez Angoso lidiados cumple con su obligación. Aplaude a raen primero, segundo y sexto lugar) y biar. ¿El qué? Nada. La cuestión es aplautres de don Antonio Pérez de San Ferdir, porque así está mandado por la rutina nando para Miguel Mateo Miguelín que señorea a la fiesta. Miguelín no Paco Camino y Miguel Márquez. cesa de oír ovaciones durante la ramplona faena. Mata de una estocada, que tamDe siempre he conocido a infinitos opti- bién se ovaciona. Allí terminan las ovamistas taurinos, gente a prueba de desen- ciones. Respiramos, porque tanto aplauso, gaños y desilusiones, gente que a la plaza como producido por una máquina, aturde. van llenos de esperanza, pero nunca en la segundo proporción de ahora, porque ahora el op- lasEltres varas es manso. Se sale suelto en toma de mala manera. timismo no se viene abajo en la plaza, si- Al optimismo quetiene sin cuidado. Todo le gue latente en los tendidos, y se agarra lo espera de Paco Camino. Bueno, pues al aplauso con tanto amor a las ovaciones vamos allá, don Paco. Don Paco sabe muy que es rarísima la corrida, aun en las más que al manso lo que es deplorables, que no resuenen aprovechan- bien Don Paco- ¿qué es lo quele apetecedon irse. no sabrá do una clarita. Y, además, se producen Paco? -sabe que no quitándole la muleta siempre en los mismos momentos, de ma- de la cara, obligándolo, se puede hacer ñera mecánica, jaleando lo mismo lo exce- con el toro. Sabe que en esta faena hay lente que lo mediocre y vulgar. que exponer un poco, sólo un poco, porque el manso es bonancible, sin peligro. Don Paco, que Esta mañana el optimismo taurino es- exponer ni se las sabe todas, resuelve no un se taba radiante. Día espléndido. Gran car- dedica a darle poquitoa de ese poco. Yque pases, sabiendas de tel de toros y toreros. Cuando por la tarde el toro se irá de la mayoría de ellos. Don llegué a Las Ventas, me encuentro con un Paco oye ovaciones sin narar. Y el que se frota las manos de gusto es él. ¡Qué maravilla de público! Le estoy dando el camelo y se lo traga íntegro. Una estocada y una salida al tercio. Y uno se pregunta: Después de tantas ovaciones, ¿cómo no da ni la vuelta al ruedo? Pues porque el optimismo tiene su límite, un límite muy ancho, pero limito al fin y al cabo. El tercero tiene tan poco trapío, una carita tan joven, unas hechuras tan desmedradas, que hasta el optimista más apasionado se derrumba. En lugar de ovaciones, se oye una bronca continuada. Algún pesimista se Jttreve a decir: ¡Qué vergüenza! ¡Traer esto a San Isidro! ¡Cómo opinión de este pesimista. Sin decaer las serían los desechados! Me adhiero a la protestas, Márquez mata al jovenzuelo de un pinchazo y una estocada. El optimismo ha entrado en barrena. El cuarto tiene algo más de presencia, pero tampoco es admisible en una corrida de verdaderos toaos. Tiene poca fuerza. Es manso. En fin, que no hay por donde cogerlo. Por lo visto no hay remedio. Estamos predicando en desierto los que clamamos contra el estado de la Fiesta. ¿No tendrá la culpa el optimismo? Esta es opinión muy arraigada en mí, compartida por pocos. Las empresas, los ganaderos, los toreros, la propaganda, abusan porque saben que el optimüjmo acaba casi siempre por prevalecer. ¿Qué importa una bronca más o menos? Adelante con el abuso mientras no encontremos una repulsa formal! Miguelín no toma en serio al torito. Ni tampoco en broma. No lo torea de ninguna manera. Miguelín no tiene ganas de torear. Apenas oye pitos. Mata de un pinchazo y una estocada. El quinto ya es un toro corriente, y tan corriente, que en cuanto toma una vara, se cae, y Paco Camino lo cambia... de tercio. ¡Qué más hubiéramos querido que el cambio fuera el del toro! que también es manso y atontado. Don Paco está algo Paco Camino durante la faena realizada en el quinto toro. Toda gracia torera aviso en el que se anunciaba que habiendo sido desechados tres toros de Pérez Angoso, se sustituían por otros de don Antonio Pérez, de San Fernando, que es el mismo don Antonio, y el mismo señor Pérez que el señor don Antonio Pérez Angoso. Sólo se diferencian los toros en su distinto hierro y divisa. Y como soy más bien pesimista, me dije: Malo. La corrida se puede torcer. La plaza estaba casi llena. La mejor entrada de las cuatro que llevamos. Los optimistas se frotaban las manos, que es gesto muy amigo de la euforia. La plaza llena anima mucho. Claro es que a los optimistas todo les anima. Dios los bendiga. Y en este ambiente tan placentero sale el primer toro. Un toro corriente de trapío y romana. Miguelín considera que con una vara el toro ya está castigado. Lo banderillea con tres pares buenos, que se apartan un tanto de los corrientes. Las ovaciones que escucha son clamorosas. El optimismo se frota las manos y piensa en la posibilidad de que Miguelín corte las dos orejas. Por el público no va a quedar. ¿Y por el toro? El toro ya digo que es corriente. Ahora en la fiesta todo es corriente. El acontecimiento extraño aparece muy de tarde en tarde. MigueKn empieza a torear también eonieatemente, sin acoplarse con el toro. Tosttt frío, desga- Un quite de Márquez en el sexto toro más decidido que en el segundo, entiéndase hasta el punto que puede decidirse el cauto de Paco Camino, que como sabe más que los ratones, tampoco se decide a emplearse en dominar al manso e incide en los pases aislados con enorme satisfacción del optimismo que los ovaciona clamorosamente. ¿Qué hubiera hecho el buen torero Paco Camino si no oye tamaño entusiasmo? Seguramente torear como debía y sabe. Pero mientras, por no exponer, por aprovechar lindamente las caprichosas embestidas con el mínimo riesgo y el mínimo arte, logre el general beneplácito, es y será inútil advertirle que su muy ovacionada faena, toreramente es insignificante y no digna de un tan buen torero como es Paco. Camino, Un pinchazo, y emratado bien, con decisión, una buena estocada que mata sin puntilla. Una oreja. El trapío del sexto es aceptable, pero no su mansedumbre. Márquez le cambia con una vara. Miguel Márquez es un torero muy a propósito para el optimismo reinante. Sus ratimagos y sus efectismos, su toreo voluntarioso, artificioso y vulgar, prende con segura llama en el fácil optimismo. No me explico cómo se perdió quizá las dos orejas, al no decidirse a matar de tres pinchazos y una estocada. ¿Salió defraudado el wtimismo? Seguro estoy de que no. Mañana volverá tan campante. -Antonio DIAZ- CAÑABATE. SU COMODIDAD EXIJE MUEBLES OE CALIDAD rabiosamente confortables Distribuidor? muebles A r. 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