ABC MADRID 10-05-1969 página 33

ANO LOCO i INA. S DE LA JUVENTUD EL HOMBRE DE A NTES, mando no se saftuV d ¿eJr 7 se hablaba del tiempo. t qii frió tan grande para ser primavera; que si no acababa nunca de llover; que si no hay quien aguante los calores de Junio; que si hay que ver lo hermoso jr UMo que es septiembre en Madrid Abara, cuando no surge fácilmente el tema de conversación, la gente empieza a comentar los viajes a la Luna, se entusiasma con tos valientes astronautas o discute sobre si habrá G ac isaSttasies ea los otros piaseis Siempre se oncee 8 alguien que ha visto un ovni y todos llegamos a pensar algunas veces que Hazte esta Heno de seres interesantísimos y con problemas apasionantes. Bueno, yo no. A mf me parece que todo el mundo está aquí, a nuestro alrededor; quiero decir en nuestra bendita Tierra redonda, y que en los otros sitios no hay nadie ni nada, son desiertos pardos y silenciosos, sin. i ftt y gfr Tan vacíos insulsos, pálidos y sin secreto eomo la Puerta del Sol á las cuatro de una tórrida tarde de agosto. Pero todos tratamos a hombres de otro planeta, quiero decir que no están en la vida de hoy, permanecen anos y años en el mismo sitio, WJrr Vn. M H ut mismas cosas, sin tomar partees la vida que se desarrolla a su lado, actores de relleno que no tienen papel en la comedia. Son nuestros amigos de cuando éramos adolescentes o muy jóvenes y los dejamos en la barra del bar de nuestro barrio cuando nos casamos o tal vez en la taberna de nuestro pueblo el dia que nos mandaron a trabajar a una ciudad grande, o puede que se quedaran tras los ventanales del casino de la capital de provincia qse nos vio nacer, aquel lunes que nos fuimos tristemente a la universidad en el coche de linea. Nos daban un poco de envidia porque no estudiaban, ni trabajaban demasiado, ni se dedicaban a otra cosa que no fuera divertirse, satir con las muchachas w y contar chistes en el café. Todos éramos muy Jóvenes. Y nos dijeron adiós con su copa en la mano y la superioridad del ocioso sobré el activo, del ya casi hombre sobre el estudiante, del soltero sobre el que acaba de echarse sobre las espaldas la responsabilidad dé una familia. Al correr de los años tos recordamos vagamente, siempre chistosos y sonrientes, siempre llamando al camarero, que conocen de toda la vida, con la voz estentórea del c l i e n t e asiduo: ¡Eh, tú, Manolo, ponme otro tinto! Pasa el tiempo dia a día. mes a mes, inviernos, veranos, primaveras, otoños. Luchamos, tenemos ésütos o fracasos, cambiamos de casa, de ciudad, de manera de vivir y de pensar. Nos gustan otras cosas, dejamos de hacer algunas cosas qué nos eran habituales. Taláramos la en lo que vale, pasa el amor negó y Begm