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ABC MADRID 04-05-1969 página 133
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ABC MADRID 04-05-1969 página 133

  • EdiciónABC, MADRID
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LA HISTORIA DE MIRIAM MAKEBA Por Ricardo CABRERA A UN bajo las mejores circunstancias, las probabilidades de convertirse en una estrella internacional en ei mundo del espectáculo son muy escasas. Pero si uno intenta lanzarse a una carrera de este género desde la tribal Sudáfrica, los obstáculos a superar para alcanzar el éxito son astronómicos, por lo menos de cien millones contra uno. No obstante, la cantante Miriam Makeba, nacida en 1931, aceptó el desafío y ha ganado. Hoy en día, la imagen de la sudafricana de color que ella presenta al mundo es, en verdad, admirable; sus compatriotas africanos allá en su p a í s pueden sentirse justificadamente orgullosos. Muy pocos han conseguido alcanzar su éxito. Con sus triunfos, se ha convertido también en uif impresionante portavoz y campeón de la causa de los derechos humanos. No obstante, Miriam Makeba sigue siendo una persona sencilla y franca, insensible a las tentaciones que ofrece el éxito, según he podido comprobar en una reciente entrevista celebrada en Hollywood. Encontré a la señorita Makeba en el Chateau Marmont, situado justo a la salida de la Sunset Strip, donde ocupa un búngalow independiente. El bunga- low en realidad una pequeña casa, está rodeado de jardines, dentro de los terrenos del hotel. Se trata de un lugar acogedor y espacioso, y sin piscina. Dentro, uno se siente completamente aislado del activo tráfico de Hollywood. Es el lugar ideal para que la estrella pueda descansar entre sus actuaciones, llevando una vida sosegada en medio de sus amigos y familiares. La señorita Makeba se mostró tan acogedora y relajada como el ambiente subtropical que lá rodeaba. Vestía una blusa suelta y pantalones en cálidos tonos castaños con zapatos de un tono más claro. Mientras hablábamos, su suave voz y su menuda figura no dejaban adivinar el poder y la energía que llega a desplegar en escena. De cuando en cuando respondía al teléfono manteniendo rápidas conversaciones con amigos y colaboradores. Al mismo tiempo, no perdía de vista a su sobrinito de cuatro años mientras éste jugaba en el espacioso salón. Sus brillantes ojos castaños y su cálida sonrisa se repartían equitativamente entre la vigilancia del pequeño y mi persona, mientras iba contestando a m i s preguntas con franqueza y sin rodeos. i EMPIEZA A TRABAJAR DE CRIADA I A LOS TRECE A Ñ O S La historia de Miriam comenzó en 1944 cuando, entonces una niña de trece años, de la tribu Xesa de Sudáfrica, ganó un concurso de canto en una escuela de las Misiones. Incluso en aquella época, yo ya tenía grandes sueños recuerda. No obstante, el futuro no podía presentárseme más negro. Como la mayoría de los miembros de mi tribu, mi familia poseía muy poco dinero. Y como no había el suficiente para que yo continuara yendo al colegio, me vi obligada a abandonarlo y a ganarme la vida trabajando junto a mi madre como criada en las casas de los blancos de Johannesburgo. Cuando tenía tiempo corría a cantar en bodas y funerales. A los diecisiete años empecé a cantar en recitales benéficos. Unas veces eran a beneficio de los africanos y otras para los europeos. Fue oor aquella época cuando empecé a ponderar las cosas. ¿Iba a pasar el resto de mi vida realizando trabajos serviles para los europeos blancos o debía arriesgar el todo j or el todo y embarcarme en una carrera de cantante? Me decidí por esto último y me uní a un g r u p o ambulante llamado The Black Manhattan Brothers Durante tres años los diez hombres del grupo y yo recorrimos toda el África del Sur, Rhodesia y el antiguo Congo Belga. Fue una vida muy dura. El autobús se estropeaba con frecuencia, recuerda Miriam, y al cabo de los cinco primeros me- Miriam Makeba, portavoz de la causa de los derechos humanos y excepcional cantante de color, durante su actuación en el Salón VolKhaus, en Zurich, saluda a sus partidarios del llamado Poder negro

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