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ABC MADRID 02-05-1969 página 11
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ABC MADRID 02-05-1969 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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CERVANTES EN U. S. A. EL SEGUNDO IDIOMA OR muy limitados que sean los conocimientos que se tengan de la historia de los Estados Unidos, se sabe que la expansión dominadora de su núcleo inicial se ha realizado de Este a Ceste, unas veces ocupando extensos espacios vacíos, arrollando y desposeyendo, otras, -a las tribus de indios nativos y, también, mediante anexiones territoriales, sobreponéndose a las poblaciones vencidas. 1 impulso venía del Este, es cierto, pero, a medida que se extendía, se iba incorporando, aun en contra de sus sentimientos excluyentes, diversos elementos de otras culturas. Por eso el Este es tan distinto del Medio Oeste y del Oeste, que es donde se esta fraguando la verdadera personalidad de este Inmenso país. El ¡Este queda todavía como una cabeza de puente de Europa. (Es por donde Europa ha entrado aquí, pero, en la actualidad, el Este se está transformando bajo la influencia contraria, la que dimana dé los nuevos centros de gravitación del país, que ya no radican necesariamente en el Este. Es muy probable Que hoy pasen tanto o más en los destinos de la nación norteamericana las pretensiones de Texas y California, pongo por caso, que las de Pensylvania y Massachusetts. Bebido a estas circunstancias, los Estados Unidos de América del Norte constituyen una experiencia en que estamos interesados todos los pueblos, razas y culturas; nos pertenecen en parte a todos y a ninguno puede serle ajeno su destino. Nosotros, los españoles, pese a nuestra identidad europea, no nos sentimos tan extranjeros en ellos como en Alemania, en Inglaterra o en Rusia. A poco que se escarbe en su superficie nos encontramos con substratos culturales comunes. Hay aquí una vena nuestra que late por bajo de sus aparatosas estructuras de todo orden. Por lo menos, esa es la impresión que yo he sacado, habida cuenta que nosotros no hemos penetrado en Estados Unidos por el Este- -salvo la reciente inmigración puertorriqueña- sino por el Sur y el Oeste, y que es desde aquí y desde el Medio Ceste- -adonde también llegamos- -de donde parten las corrientes de influencia, cada vez más poderosas y decisivas. Desde el punto de vista lingüístico, el fenómeno se ha desarrollado paralelamente al político y económico. Los anglosajones pretendieron, naturalmente, imponer la unidad idiomática como expresión de la unidad política y, a Iá vez, como signo de supremacía de una Cultura, la suya, sobre todas las demás. Como herederos de los odios religiosos y políticos de los anglosajones europeos contra España, sintieron prímordialmente la necesidad de denigrar la memoria de aquélla y de raer hasta la más débil sombra de su influencia. Consecuentes con estas líneas de conducta, borraron del mapa las lenguas aborígenes, de las que no quedan más rastro que algunos topónimos y los residuos flklcricos de sus reservas indias, en camino de extinción. Pero todos- sus esfuerzos se estrellaron contra la obstinación de las poblaciones de origen hispánico en- conservar la lengua de Cervantes. No fueron suficientes para extirparlo las escuelas, lo? periódicos, el comercio, las relaciones oficiales ni los demás medios de coacción. En algunos Estados del Oeste el castellano, aunque acorralado y combatido, perduró en verdaderos islotes de resistencia, merced al bajo nivel cultural y al orgullo racial de P rre siempre en esta sociedad hipertensa, fenómeno adquirió en seguida carácter explosivos. Ce una atención minoritari; situada a altos niveles culturales, se ha p ¿sade rápidamente a la enseñanza masiv del español. Asi se da hoy el caso de qu sin contar los High Sehool o establee mientos de enseñanza medía, existan aqi unos tres mil Departamentos de Españo atendidos por más de siete mil profesorej quienes lo habían recibido como idioma En cuanto al número de alumnos, sólo i propio. A unos, su bajo nivel cultural los tenemos en cuenta que toda la poblaciój ponía a salvo de la suplantación idiomáti- universitaria española anda por los 130.00 ca intentada por los medios de la ense- alumnos, podremos comprender, en toda s ñanza, y, a otros, la discriminación social magnitud, la cifra aproximada de uní millo y política de que eran objeto por parte de doscientos mil estudiantes universitarios d la sociedad anglosajona les hacía agarrar- español en Estados Unidos. se al castellano como al único recurso para- -Hoy es ya el segundo idioma de lo conservar su identidad y salvarse de la abEstados Unidos- -me decía el profesor sorción sin condiciones. Hasta no hace muchos años tal era la bio Barcia, Chairrnan del postura oficial, y, aunque lograron ade- de la Universidad, de California en Los lantar mucho en su programa, no pudie- geles- Hasta hace poco ocupaba ese pv ron llevarlo hasta sus ultimas consecuen- to el francés, que todavía mantiene en j cias por haberse visto favorecida la re- giraos puntos del Este una leve sistencia natural a tal empeño con la evo- dad sobre el nuestro. Pero se observa lución operada últimamente en el plantea- general tendencia ascensional para el miento de los problemas entre ambas pañol al par que una cierta estabilizació: Américas. El despertar de Iberoamérica, su para el francés en sus antiguos feudos j abrumadora progresión demográfica, la una fuerte inclinación a su descenso en- i amenaza creciente de su inestabilidad so- resto del país. Tres mil Departamentos dé Español, sie cioeconómica, sus recientes inmigraciones en masa- -los puertorriqueños por el te mil profesores ie español y un millo: Este y los cubanos exiliados por el Sur- -doscientos mil estudiantes universitarios y, también es preciso anotarlo, la ero- español son cifras abrumadoras, sión de los prejuicios antiespañoles, fruto al lado de las cuales dicen muy poco La biblioteca electrónica de la Universidad Florida Atlantic del fermento interior y de la universalización de la mentalidad norteamericana, han hecho que los Estados Unidos cambien de frente mediante un giro de ciento ochenta grados. Hay que entenderse en Iberoamérica y tes eg preciso atraerla si quieren evitar que se convierta en breve en ua poderoso enemigo. Esas mismas alternativas y bruscos altibajos en la política de los Estados Unidos con las repúblicas hispánicas demuestra, sobre todo, qué preferente lugar ocupan éstas entre las grandes preocupaciones de sus dirigentes a partir de Ropsevelt, quien fue, tal vez, el primero que intuyó el fabuloso destino que aguarda a los pueblos situados al sur de Río Grande. Por otra parte, una deplorable serie de errores ha demostrado á los gobiernos de Estados Unidos que ni los dólares ni los marines sirven ya para el logro de sus propósitos. Se impone el cambio de táctica. Y la nueva táctica consiste, al parecer, en la camaleónica de adoptar su mismo lenguaje y su misma cultura para lograr un mayor entendimiento con esos pueblos o quién sabe si para seducirlos más fácilmente. En cualquier caso, dando una vez más prueba de su agilidad y practieismo, ha cundido por el país la preocupación por nuestro idioma. Naturalmente, como ocuque pudieran oponerle España y tdas la ¡demás naciones de habla hispánica. ¿Se ni imaginado alguien lo que ello significa j puede significar aún más en un futur próximo, cuando el fenómeno de expansiói del español en Estados Unidos alcance SUÍ cotas más elevadas, para nuestra culturs en general, para nuestra literatura, parí nuestros escritores, para nuestros profesor res y para nuestro libro? Sinceramente creo que todavía no existí entre nosotros una clara conciencia de e realidad. -Centro de poco- -comentaba otro profesor amigo mío- -los focos más importantes de irradiación del castellano estarán aquí, no lo dudes. Por lo tanto, habrá qut pensar un día en la creación de una Academia de la Lengua en Estados Unidos ¿no te parece? -Y añadió después- ¿Por qué no se acuerdan en España, a la hora de los honores y distinciones, de los profesores e investigadores de la lengua s la literatura españolas- -norteamericanos, sudamericanos y españoles- -que trabajan en este país? Y, efectivamente, ¿por qué no ha de ocurrir lo primero y por qué no ha de considerarse lo segundo? Ángel María de LERA

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