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ABC MADRID 27-04-1969 página 31
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ABC MADRID 27-04-1969 página 31

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. DOMINGO 27 DE A B R I L DE 1969. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 21. HOY, EL REFERENDUM PARA VEIHTIA muchos les gústela decir no a la reforma de las regiones y sí a De Gaulle SE ESTRELLA EN TAILANDIA ÜN AVIÓN NORTEAMERICANO DE RECONOCIMIENTO Creen en el Pentágono que no hay supervivientes Nueva York 26. Un avión de reconocimient o norteamericano EC- 121 con 18 tripulantes se estrelló ayer en Tailandia, revelaron círculos allegados al Pentágono en Washington. Los mismos círculos añadieron que el aparato se estrelló al despegar en Korat, y que sólo se usaba para vuelos de reconocimiento relacionados con la guerra en el Vietnam. El avión, dicen, se diferenciaba en varios aspectos del otro EC- 121 que fue derribado por fuerzas de Corea del Norte el pasado 14 de abril con 31 tripulantes. Se cree que no hay supervivientes. -Efe. PERO EL PRESIDENTE HÁ PLANTEADO LA CONSULTA CONO UN VOTO DE CONFIANZA A SU PERSONA Duras críticas en la Prensa a la alocución televisada del presidente París 26. (Crónica telefónica de nuestro corresponsal. He aquí, en este último domingo de abril, a un pueblo obligado a marchar hacia un referéndum que no ama esta nación emplazada, sin ninguna razón grave que lo justifique, a plantearse y tener que resolver un caso fie conciencia cuya respuesta ha de entregar en ese confesionario secreto de las urnas. Quizá lo rae más destaque aquí a esta hora, en la vigilia de la decisión de veintinueve millones de electores, sea precisamente ese extraño carácter que encierra esta consulta, los confusos motivos que han podido empujar al general De Gaulle a lanzarse del modo que lo ha hecho en esta increíble partida de poker en la que se ha comprometido, mientras nadie le obligaba a hacerlo como escribe esta tarde el penetrante comentarista Maarice Buverger en las páginas de Le Monde Una conslceraeión parecida, reveladora de esta perplejidad se hacía también esta mañana Le Fígaro Por su lado, Franeois Mitterrand lleva preguntándose sobre ello desde el principio de la campaña: ¿Por jué en este referéndum el jefe del Estado ha qiserído poner su mandato en juego? Mitterrand tiene su personal explicación. El general -dice- -basca el asentimiento del pueblo porque se prepara a tomar medidas importantes e impopulares en el curso de los próximos tres años. Pero ni esa contestación de Mitterrand es la única ni hay tampoco indicios con serio fundamento para concluir en que ella sea la verdadera. ¿PuerJe creerse entonces que su determinación sea únicamente por apoyar hasta el máximo la reforma regional? Sobre ello surgen muchas dudas. ¿Influye acaso aquí su concepción de que es el combate el que da a la vida su grandeza? ¿O es que desea De Gaulle, a pesar dol triunfo obtenido en junio, conse: 5 ruir una victoria que ilustraría ese pensamiento suyo de que prefiere una ligera mayoría en el referéndum que una amplia mayoría parlamentaria? Sea la cansa q e sea, en este 27 de abril Francia queda obligada a elegir, y ei dilema ante el que muchos se encuentran no es fácil. En una importante proporción, el pueblo francés hubiera deseado poder contestar a dos cuestiones y no a na sola: raenos hombres y mujeres de este país hubieran votado no a la reforma regional en este texto que se ofrece complejo y confjiso y hubieran votado, en cambio, sí al general í e Gaulle, bien por el respeto que le tengan, por su significación históris o por la garantía iiue él pudiera freeer es de seguridad y de orden. La pregunta, sin embargo, es sólo una, porque así lo ha gnerido el propio general, y el tema de la cuestión d confianza domina sobre todo lo que le rodea, como así ha ocurrido ya en cada una de las cuatro consultas organizad- as desde 1958 hasta hoy. De Gaulle ha puesto en juego su mandato, de una manera más o menos explícita en septiembre de 1958, en enero fie 1961, en abril de 1982 y en octubre de 1962. Este mismo año de 1969, el 22 de enero, queriendo cortar las especulaciones surgidas en torno a la sucesión, De Gaulle declaró en el Consejo de Ministros: En el cumplimiento de la tarea nacional que me incumbe, el 19 de diciembre de 1965 he sido reelegido presidente de la República por siete años por el pueblo francés. Tengo el deber y la intención de desempeñar este mandato hasta su término. Tres meses después, el 10 de abril, De Gaulle anunció que se retiraría inmediatamente en el caso de que el no de este referéndum triunfara, cosa que había declarado ya a su vez el 24 de mayo último en la cumbre de la grave crisis de esta nación, y a través de un mensaje de siete minutos que quedó esparcido en el vacío. Anoche mismo, con motivo de su último llamamiento a los franceses, declaró por primera vez desde que fue elegido, y lo declaró de una manera muy neta, que se retiraría definitivamente en 1972, en el caso del triunfo del sí en este 27 de abril. Anoche, pues, el general De Gaislle piáió a los franceses una prórroga de tres años. La votación e este domingo se plantea entonces a los electores del modo siguiente: ¿Desean que Charles de Gaulle se retire ahora mismo, exactamente el próximo lunes- -puesto que él ha decidido irse si triunfa el no o desean que Charles de Gaulle permanezca hasta 1972? Tal es la posibilidad ojie el jefe del Estado ha querido inexplicablemente ofrecer a los franceses, y ellos, en Sas urnas, tienen el poáer de conceder o denegar esos tres años más de mandato. Dentro del mapa insólito que lioy ofrece esta nación, con su relativa indiferencia en la opinión pública, que espera con perplejidad y sin que tampoco esté ausente la inquietud, la intervención de De Gaulle anoche en las pantallas es juzgada con severidad por una gran parte de la Prensa, bautizando de gaullismo fatigado a este instante en el que un presidente de la República, de setenta y nueve años, pide- unenSiga titula hoy a toda plana un periódico de París- -ios votos que le permitan proseguir, y los pide sin altanería y casi T I EN DAS SOL COMERCIALISIMAS Verlas: ESPOZ Y MINA, 1, portería. con cierto tono de humildad y por razones que no se explican, sin ofrecer a lo electores, como en otros referendums lo ha hecho- -remediar la impotencia de la IV República o encontrar una solución al problema de Argelia- -un fruto atrayente e interesante. Se está en marcha hacia el retorno cíe la IV República advierte Mauriee Duverger hoy en el agudo análisis que hace de este curioso fenómeno por el que pasa ahora Francia. Si antes hubo un gaullismo brillante, ahora hay un gaullismo gris- -escribe- pero frente a él esta campaña del referéndum ha descubierto hombres y movimientos que llevarían a una vuelta al parlamentarismo, un retorno a lo esencial del sistema anterior a 1950, con perfiles revelados de improviso, como el de Alain Poner, un nuevo Coty estimable e inofensivo y una izquierda que desde los acontecimientos úe mayo y las elecciones de junio, basta la fosa abierta entre socialistas y comunistas por los sucesos de Checoslovaquia, lo único que puede mostrar, hoy por hoy, son sus grietas. No se olvida el comentarista de una tercera vía: el resurgimiento del gaullismo, su rejuvenecimiento y su regeneración, que la figura de Georges Pompidou aportaría. Pero tampoco puede esperarse todos los triunfos de ello, en el caso de que el resultado de este referéndum lo precipitara. Anoche el general llevó a cabo una hábil maniobra en torno a ese caso Pompiáou que ha emergido del referéndum como lo ha hecho también el caso Poher Hace días, algunos diputados gaullistas dieron a entender entre líneas la necesidad, tal como estaban las cosas, de que Pompidou realizara algo que, política e incluso morahnente- -puesto que sólo De Gaulle ha querido poner en juego su mandato voluntariamente- era irrealizable: declarar a los franceses, solemnemente, por televisión, que si el no triunfara, Georges Pompidou no se presentaría candidato al Elíseo. El ex primer ministro, como ya era de esperar, no lo hizo: en su intervención del pasado miércoles no aludió de modo alguno a este punto. El general, en cambio, anoche, aportó con habilidad su concurso a esta cuestión: en el caso ñe victoria del sí sin desgarramientos, y llegado el momento de cumplirse el término resrular, es decir, en 1972, yo transmitiré mi carga oficial a aquél que vosotros habréis elegido para asumirla después de mí Nadie sabe ciertamente omién será ese elegido en 1972, pero anoche toda Francia debió llevar su pensamiento a un solo hombre en el momento de escuchar aou r Has palabras. Pampidou apuntaba ayer 1 incómoda ue sería la entradla suya si I no de este Jominsro le emnujara a la escena. Al menos, incómoda en wnniMTarión con lo orne- -si todo marcha bi? n para él- -podría ser su rfo cifjn dentro de tres años. -José Julio PERLADO.

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