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ABC MADRID 24-04-1969 página 31
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ABC MADRID 24-04-1969 página 31

  • EdiciónABC, MADRID
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MIRADOR Por Gonzalo FERNANDEZ DE LA MORA LA MOLÉCULA URBANA De M. FISAC Ed. Epesa. Madrid, 1969; 162 págs. IGUEL Fisac, manchego de 1913 y uno de nuestros más destacados arquitectos de la posguerra, cambia temporalmente el tiralíneas por la pluma y nos ofrece, con el primero de sus libros, una visión de la ciudad ideal. En una nota preliminar, el autor reconoce que el desarrollo del tema le ha obligado a extenderse en consideraciones de tipo filosófico, sociológico, político y económico pero que estas penetraciones en campos tan relativamente distantes del suyo propio sólo sirven como simple acompañamiento a unas cuantas ideas de técnica urbanística, claras y concretas, que hubiera deseado llevar a la práctica Sin embargo, lo cierto es que resulta difícil condensar esta obra sin tener en cuenta sus aspectos extraarquitectónicos, sobre todo los de sociología urbana. 1. Limitación cronológica del proyecto. Fisac no pretende definir la ciudad ideal definitiva, porque sabe que toda urbe es para una sociedad y pocas cosas se han manifestado tan cambiantes como las estructuras sociales. Puesto que se parte de cimientos tan movedizos el autor restringe el ámbito de validez de sus cálculos a un período relativamente corto, el del próximo medio siglo. 2. El urbanismo y la política. ¿Existe alguna relación entre la estructura de las sociedades y las ideologías o las formas de gobierno? Fisác responde negativamente: Jjas ideologías y la política afectan poco a las realizaciones del trazado de ciudades. Y aduce como prueba el paralelismo entre los problemas y las 1 realizaciones tanto estadounidenses como soviéticas, a pesar del antagonismo de sus respectivos sistemas constitucionales. A juicio del autor, el responsable principal de ios desastres urbanísticos que padecemos es la especulación inmobiliaria y, sobre todo, la especulación del suelo o. lo que es lo mismo, la búsqueda del lucro, unas veces por el Estado y otros por los particulares. 3. Los fines urbanos. La ciudad no es un conjunto de casas... Es el espíritu de convivencia de las gentes oue en ella habitan, representado por unos espacios a la medida del hombre. Y el protagonista de esa convivencia es la pareja humana, lo que Fisac llama la célula hombre- mujer Al servicio de este fin hay oue poner los avances tecnológicos. 4. Dimensión universal del problema. La ordenación de las urbes no es una cuestión sólo local, regional o nacional. A lo largo de toda la obra, el autor insiste en la condena de- los nacionalismos y en la afirmación de un ecumenismo político- social: el Estado universal, la lengua única y la racionalización urbana a escala terráquea. 5. El esquema de la ciudad convivencia Lo que Fisac llama la molécula urbana tiene un número de habitantes que oscila entre los 300.000 y los 500.000. Consta de un núcleo de menos de cinco kilómetros de diámetro, en cuyo centro se encuentra el nudo de comunicaciones. Y, alrededor de él, seis zonas dedicadas a las edificaciones comunitarias de carácter cul- M tural, educativo, recreativo, comercial, empresarial y político- administrativo. En torno a ese núcleo hay una franja de unos veinte kilómetros de ancho destinada a espacios forestales y explotaciones agropecuarias. Al final de esta faja hay una estrecha membrana en la que se sitúan en forma de círculo las viviendas. Si continuamos alejándonos hacia el extrarradio aparecen otros veinte kilómetros de zonas forestales y agrícolas, al términos de las cuales se sitúan núcleos industriales. En este punto se repite el esquema, es decir, que las zonas industriales se comparten con las próximas moléculas urbanas. Unas vías radiales permiten el acceso por automóvil y ferrocarril hasta el borde del núcleo; dentro de él, el tráfico se efectúa mediante medios comunitarios. Para coh car toda la población prevista para dentro de medio siglo, la superficie urbana necesaria es de sólo 420.000 kilómetros cuadrados, frente a los sesenta y cinco millones de kilómetros disponibles. Dividida la Humanidad de entonces en grupos de medie millón de habitantes, se obtienen una cifra de menos de 17.000 moléculas urbanas o ciudades. 6. Aplicación del esquema. En los casoa de ciudades de nueva planta, el problema consiste pura y simplemente en implantad el modelo sobre el territorio. Pero en los casos de urbes ya existentes, la cuestión st complica. Fisac propone para los núcleos no muy extensos la utilización de los cas eos de interés histórico para los fjnes comunitarios. En otros supuestos hay que adaptar el perímetro de viviendas a la realidad geográfica y demográfica. Se aducí un ejemplo para la ciudad de Valencia Esta aplicación concreta permite deducii que el modelo de molécula urbanística propuesto por Fisac no es rígido y no impid (la derivación de su aparente rigidez? eo métrica hacia formas más flexibles. E propio autor, anticipándose a una objeción elemental, precisa que su módulo establece la homogeneidad, mas no la Uniformidad: cada conjunto urbano debe te ner su personalidad estética y vital. Miguel Fisac ACABAN DE APARECER: REVISIONES Y TESTIMONIOS de R. SANTOS TORKOEIJLA REVISIONES T f TESTIMONIOS Una conciencia critica ante el panorama actual de las artes EN LA MISMA COLECCIÓN: ISRAEL: MILAGRO EN EL DESIERTO. de Terence Prittie RESISTENCIA: FRANCIA 1940- 45. de Blake Ehrlich LA CULTURA Y EL MUNDO VISUAL, de Juan Perucho LOS CONSUMIDORES. de C. Quin, Boniface y Gaussel EDITORIAL TABER Enrique Granados, 85 BARCELONA- 8 Distribuidora: Hat Bailen, 18 Barcelona Gral. Martínez Campos, 15 Madrid Quizá el mayor riesgo de las teorías ur banísticas sea la caída en la arquitectura ficción, con todos Jos inconvenientes de pensamiento utópico. Fisac salva este es eolio desde el momento en que renuncia proyectar la definitiva ciudad ideal. Su es quema está pensado tan sólo para las es tructuras sociales previstas un poco má allá del año 2000, casi pasado mañana. M parece un acierto, porque piensa de la ciu dad lo mismo pus del Estado. Ambos so: artefactos o herramientas que forja hombre para alcanzar determinados fine: y es lógico e inevitable que tales medio instrumentales varíen en función de la circunstancias humanas, tecnológicas, geo climáticas, etc. El carácter futurista d toda empresa similar a la que ahora acc mete Figac ss encuentra moderada por u ¡básico realismo metódico. Nada, pues, má alejado de estas páginas que la idea plato nica de la urbe perfecta En interesante comprobar cómo, desd las más distantes orillas experiméntale! se aportan testimonios en favor de la ts sis del crepúsculo de las ideologías. El cas del urbanismo es especialmente interesan te, porque la importante obra de K. Wit íogel Oriental despotism (1957) habí establecido una cierta correlación historie entre las formas políticas y las obras pí blicas, lo que algunos han tratado de ut lizar para formular una ley de proporcic nalidad entre constitución y arquitectur. La idea tenia numerosos precedentes, enti los que hay que citar el de nuestro Eugen: d Ors. Pues bien, el testimonio de Fisac i tan rotundo como claro: capitalismo y se cialismo, liberalismo y dictadura no ha coloreado de modo muy diferente sus re pectivas problemáticas urbanísticas. O que es lo mismo, los factores que condici nan la mayor parte de los fenómenos reí les de la racionalizada era nuclear no so ideológicos, sino de otra índole. No veo muy claramente la conexión qi Pasa a la pág. 5 de Mirador.

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