Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 20-04-1969 página 3
ABC MADRID 20-04-1969 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 20-04-1969 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

EDITADO POR PRENSA SOCIEDAD M A D R ESPAÑOLA, ANOJNIMA I D FUNDADO EN 180 B POR DON TORCUATO LUGA DE TENA ABC R E; u A C C I 0 ADMI N I S T R A C Í 0 Y T A L LE R E 6 SE R R ANO, como siempre en historia, cuando mundo no p u e c cambiarse, se camb eos, que una vez sobre la piel calan ya la mente. Necesitaba don Quijote acud hasta los huesos del afana. Y Sansón a la fuente viva de sus roes, nutrir. Carrasco, sin renuncia a la plenitud de de sus ejemplos y de sus ideales. Pero e una razón que todo lo aplanaba, sentía, fuego los había consumido. No hay chis sin embargo, una punta de envidia- -que porroteo más trágico que el de los libro sin ser bachiller hubiera sido de admira- al quemarse. Y allí habían perecido entr ción- -hacia don Quijote. Y allá, en el llamas los más altivos, generosos y des fondo de su mismo ser, un sentimiento comunales caballeros que habían imagi- secreto y villano de gozo, por haberlo nado los siglos. derrotado con el sarcasmo de su papel Don Quijote no se resignaba. Palpande Caballero de la Blanca Luna. Que los do había llegado a situar en la pared el bachilleres cuando intuyen el heroísmo, sitio que correspondía a la puerta. La pero no tienen ánimo para ser héroes, golpeaba con desesperación, como los son la especie más miserable de la tierra. condenados deben de golpear las puertas Don Quijote se iba recuperando. Ya del infierno. Buscó su espada. Con ella daban algún paseo por la casa. Y apenas arremetió al muro, como si fuera el gipor el campo, porque ese invierno fue gante más siniestro que había que deextraordinariamente duro en La Man- rribar. Al segundo golpe la espada saltó cha. Señor de todo el espacio era el vien- hecha pedazos. Era la peor derrota que to. Un viento total, silbante, que avan- había tenido don Quijote. Vencido por zaba frontal y dominador, nube ciega, la pared inerte, por las manos inertes de lomo duro, que necesitaba toda la an- que habían encendido la hoguera de los chura de C a s t i U a para su impetuosa sacrificios. Cuando se retiró a su aposento, también él sintió grandeza. Más fuerte que el ánimo más daba detrás de aquellaque su alma quepared, lapidada altivo era ese viento. Sobre el mismo ca- por los hombres sensatos. Era mucha la emoción y don Quijote ballero hubiera pasado con su desmele ¿Cómo podía vivir sin los Amadises, se desplomó. Ayudó Sancho al ama y a nada furia. Y don Quijote, desde los balla sobrina, que mucho lo querían y de- cones de su casa, contemplaba su em- Olivantes, Palmerines, que no sólo eran positaron al caballero en el lecho. Bru- bestida desesperada- -porque el gran deleite, sino ejemplarios de heroísmos y moso, m e d i o inconsciente, así estuvo viento es un desesperado- -y aún se enar- abnegación, modelos para los que quivarios días. ¿Qué terribles visiones ace- decían más sus afanes bélicos, como a la sieran muerte y gloria en defensa de dé- biles y oprimidos? ¿No era la Caballería leraban su corazón durante la calentura? vista de un enemigo poderoso. El sueño se repetía: él, él mismo, vestiYa iba cediendo tanta crudeza y una andante la f o r m a cristiana y viril del do de hierro, de pesado hierro, subiendo vaga impaciencia, de vagas ilusiones, le amor al prójimo? Y sucedió que al no a una montaña cuya cima no alcanzaba acosaban. Ya se mantenía erguido, ya poder saciar su sed de empresas heroicas nunca. su cuerpo empezaba a tener nostalgia de en los libros, la consumió en sí mismo. Las ausencias de sus héroes las llenó Los cuidados, el descanso entre sá- la armadura. Y un mal día don Quijote con imaginaciones fabulosas y disparatabanas de hilo, fueron fortaleciendo su quiso volver al hogar de sus ensueños, al das, con proyectos de las más gallardas salud. Su conciencia se aclaraba pero no nidal de sus locuras: a la biblioteca. Y aventuras. Lo que en los libros quedaba para desechar locuras, sino para imagi- otra vez por mucho que merodeó no concretado en las descripciones, en la nar o t r a s nuevas, más descomunales, pudo dar con ella. Los malos encantado- mente de don Quijote se exaltaba más más heroicas. Sentado en la cama, sus res- ¡qué razón tenía! -la habían hecho fluido y gigantesco, más encumbrador de conversaciones eran más alucinantes por desaparecer. Allí, en los libros, estaba la su ánimo. En la noche, cuando la tempeel contraste entre sus altas imaginacio- raíz de sus arrebatos caballerescos, del ratura heroica subía, don Quijote se lenes y la austera castellanía del ambiente. trastorno de su maeín. Una vez más, vantaba, abría el arcón y acariciaba la No fueron muchas las entrevistas con 4 armadura. Así amansaba los delirios. Y el cura y el bachiller. Los dos se conno era raro verle descender, en los arrevencieron dé lo incurable de la sin razón, batos nostálgicos, hasta la cuadra y allí de don Quijote, y como hablaban dos lenpalmear el cuello de Rocinante conguas diferentes, los tratos eran difíciles. fortando sus sueños con ese testimonio Por otra parte, como el cura advirtió que vivo de sus hazañas. Y ahora nuestro en medio de las exaltaciones caballerescas héroe vivía uno de los supremos temas el cristianismo de don Quijote se mantequijotescos: el de la soledad. Entre él nía firme y aun, quizá, más reciamente y los que le rodeaban había la distancia acrecido, se desinteresó de su vuelta a la que va de la locura a la cordura. Esa normal convivencia. tierra de nadie no se podía franquear. Y don Quijote cuando salía al campo se El caso del bachiller Sansón Carrasco destacaba, único, ciprés solo, torre imera más complejo. Se había vestido dos par, último habitante de la tierra. veces de caballero andante. Mejor, se haMADRID. 2657602- BARCELONA. 2305838 bía disfrazado. Pero hay una misteriosa VALENCIA, 272826 Fábrica, Santiago de Composteia. José CAMÓN AZNAR impregnación de esos arreos caballeres- UE a q u e l un final de otoño muy melancólico en Castilla. El cielo contraía su luz y los corazones la esperanza. Don Quijote había sido- vencido. Y cuando entró de anochecido en su pueblo ya no había sol en las bardas. Y enfermo no del ánima, no, sino del cuerpo, es como llegó a su casa. Las pedreas, arrollamientos, caídas y burlas, habían debilitado sus fuerzas y exaltado su espíritu. Ninguna señal de que la sensatez iba a vencer a la locura. Su mismo vencimiento en Barcelona impedía a su mente el olvido y la vuelta a la razón lugareña. Entonces su alma h u b i e r a muerto en brazos de la derrota. Entró en su casa, terciado sobre el rucio. Más alto, más espectral, más legendario. Podemos decir que esa derrota aún había quijotizado más a don Quijote. Cuando se apeó, sin hacer mucho caso a los apostrofes y llantos de ama y sobrina, desciñó las armas que venían atadas sobre Rocinante Y en una brazada las sostuvo, y erguido, solemne, así entró en su casa y las depositó en un arca con adornos heráldicos. F LOS MALOS ENCANTADORES ÍANTEW! íOLECTIVAi

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.