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ABC MADRID 18-04-1969 página 37
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ABC MADRID 18-04-1969 página 37

  • EdiciónABC, MADRID
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CRITICA DE EXPOSICIONES Por A. M. CAMPOY P EL A Y O ECHAUZ ALCORLO JARDIEL GLORIA FERNANDEZ ZEVACO BRINKMANN ARGELES PAYERO FERRERRA MIRALLES BOSCA PEPA OSORIO Orlando Pelayo, uno de los pintores más significativos de l Ecole de Paris nació en Gijcn 1920) vivió de niño en Extremadura y en La Mancha, en 1939 salió para Oran, y desde 1947 reside en París. Su estancia en Oran haría posible una de las amistades más hondas y decisivas de su vida, la de Alfaert Camus, cuyas obras completas ilustraría después. Hay, digámoslo ya. en la obra de Orlando Pelayo un sedimento poético de inmediata alusión goyesca que, en realidad, viens de más lejos, pues debe ser de raíz senequista, avivada lúcidamente en el existencialismo de Albert Camus, cuya originalidad ha sido, aunque la crítica no supo verlo, la de reactualizar y circunstanciar en un espíritu de hoy la moral estoica y amarga de Séneca. Y Orlando Pelayo, al titular, nada azarosamente, sus cuadros se acerca una vez más a su gran amigo de Argelia, con el eme coincide mucho más hondamente que en una amistad temporal. Coincide, en definitiva, en una erótica raza, y sólo viendo a Orlando Pelayo en esta encrucijada española será posible aproximarse a su pintura, mapa de ausencias como él mismo ha dicho en felicísimas palabras. Porque cuando Pelayo pinta el mundo de su infancia, recreado allá en un estudio de la rué des Fossés Saint- Jaeques, no es únicamente el gráfico recuerdo lo que pinta, a la manera que los profesionales de la evocación reviven hoy las estampas de cualquier bélle épeque Lo que esencialmente pinta Orlando Pelayo es la eterna, lírica y áspera España, que es lo que, más allá de sus apariencias temáticas, han hecho Goya, Picasso, Ortega Muñoz, cada cual según su estética. El propio pintor, tras creer largo tiempo que pintaba Oran, descubrió que su luz y color eran de España. No conozco la etapa literalmente figurativa de Orlando Pelayo, pero es indudable que en toda su obra posterior, aunque la textura y el lenguaje plástico puedan ser abstractos, alienta un humanismo realista, que no es, Iaro está, de carácter imitativo. La pintura. -dice él- -debe contener ante tedo y siempre un valor humano. La presencia del hombre es indispensable En sus series de La pasión de don Juan 1965) y de los Retratos apócrifos (1963) como en los cuadros que ahora ha traído a la Galería Biosca, vemos que partiendo de una figuración llega hasta una síntesis formal y colorista que no es abstracta, sino puramente compositiva, en la cual vagan los espectros del recuerdo poetizado ya. Venancio Sánchez Marín lo señala certeramente: No hay en él tanta deliberación problemática neofigurativa como prepósito de recuperar para el arte actual el sentido tradicional de la composición Sus críticos franceses han visto en él un expresionismo poético Uean Rousselot un bodegón trágico (J. L. Audin) el paroxismo del color iJean Comma) y nosotros, hemos de señalar su concepto riguroso de colorista, su racional huida de la improvisación. Hay en estos cuadros, sí, no poco de aventuras y hallazgos, pero el gran protagonista de ellos es siempre su estructura racional, previa en el boceto que los anticipa, que nunca impide resoluciones dinámicas. El verdadero tema de su pintura- -dice Georges Boudaille- -es el amor, sus dramas, sus dolores. La tela está surcada, atormentada con ardor. Pero ese torrente de colores no es el resultado de un lirismo incontrolado; los elementos se sitúan, se organizan en composición clásica por su forma y, en esa tempestad de pasiones, aparecen las figuras que vienen a explicar y justificar tal desencadenamiento La obra de Orlando Pelayo ya está representada en los museos de Arte Moderno de París, Poitiers, Pau, Amiens, Grenoble, Saint Etienne, Toulouse, Lille, Oran, Barcelona. Neuchatel, Israel... ECHAUZ Francisco Echauz (Madrid, 1927) catedrático de Dibujo del Natural en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, ha sometido a un concepto muy actual su formación rigurosísima, y ésta puede ser la clave de su obra, en la que se citan una pulcritud de oficio nada fácil de comparar y una estética que decididamente forma ya parte de nuestro entorno artístico. Su dicción de pintor es de una habilidad infrecuente, clara la paleta en que consigue sus variadísimas gamas, y tan ordenada su composición que sería fría si no estuviera cobijada en mi color tan grato. De cualquier manera, Echauz prefiere la frialdad al desorden. Sus variaciones sobre un tema de mujer, tienen, por su parte, la corrección de lo fotográfico, pero sabiamente desrealizado hasta convertirlo en pintura. Creo que la serie de sus pequeños cuadros tiene, si ssto cabe, un encanto mayor que el de sus grandes lienzos. Galería Kreisler. ALCORLO El festival A 1 c o r 1 o es, ciertaments, eso: un alegre festival de colores y cosas, Peiayo: Pudo ocurrir así y Retrato apócrifo vGatería Biosca;

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