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ABC MADRID 17-04-1969 página 143
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ABC MADRID 17-04-1969 página 143

  • EdiciónABC, MADRID
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MIRADOR CELEBRIDADES AL TRASLUZ DE SUS GRATEMOS y Camilo José Cela, ele niño. CUCAÑA Multltiv ¡lüa, i u ¡luaUt U ROSA f rpjmfirin- n íntomminri rn m- AMILO JÓSE CELA A li enfrentarme con este breve grafismo- me veo ante uno de los más ardaos y difíciles problemas que me han saltado en mi larga vida. Es la dedicatoia de sus Memorias asesoradas por el stimonio de numerosas fotos. Por el corazón de Camilo jtfeé Cela circui sangre española, inglesa, ita- iana y, más jana, francesa. Esto de sentirse- -dice- -inculado a varias geografías no me pare; al menos para un escritor, ningún inmveniente. ¡Qué va! Ilustres ejemplos- -y 0 atestiguo con muertos- -acreditan esta erdad. ¿Qué nos descubre esta escritura densa, equeña, ds mayúsculas retocadas, donde 1 cada linea, en cada palabra, en cada tsgo, y a pjsar de las discrepancias que oponen entre sí, se presenta un aspecto tdencioso, una marcha triunfal? No, no divago, lector. Existe un trazado 9 selección continua e inconsciente para que quiere expresar su pensamiento ralamente, en lo gráfico, sin perjuicio de claridad: sólo en la firma, símbolo de la srsonalidad, se advierte, al par del imulso y el freno, en las desigualdades que teran un tanto esa cadencia, en la orígialidad de la última letra e minúscula sslatinizada, casi convertida en la, estéti ¿épsilon helénica (sentido de la belleza) en el rasgo curvo de la primera mayúscusigno de la imaginación, que el autor capacísimo de saltarse por el registro le menos se espera. Hay una peculiaridad que sólo puede tejarse con la firma, éh relación al texto, le representa el ambiente social que nos idea; el escritor gusta de concentrarse, de igar solo, en la noche, al azar, por sitios litarios si posible; de alejarse del prójio, cuya compañía, a ratos, le encocora sus Memorias me atengo) Esta conícta corresponde con exactitud a la míica involuntaria de separar la firma un íen espacio bajo la línea final del texto. isantropía... a ratos. Interpretación: las tendencias antagónique se descubren dentro de un mismo trácter acaban, a fuerza de recíprocas tncesiones, no sin regateos entre sí, por gar a un acuerdo e incluso puede transrmarse en una cooperación más o menos icaz en la obra del artista: i wrftretucionp. grufolugH m tullecido. Desde hace muchos n i- w eduti prt f rov n tu- coiubotubi: on I i C Hoy, ti título pó tutnu, fju u m u t i i u s i 1 o ii tm ntit -ÍÍLII n o t hflbi rn ín. La aterciopelada presión sobre el papel indica en éste un temperamento más visual que audtivo. Y vamos a la voluntad. En su Memorias se lamenta de su deficiencia. ¿Es asi? Esa facilitad del alma se refleja positivamente en su grafismo en medio de dudas y titubeos, Que con frecuencia pueden constituir su tormento. Una inteligencia sugestionable, un temperamento nervioso, emotivo, revelado sobre todo- -insisto- -en la firma, ejercen una influencia paralizante al enfrentarse con la acción, y de ahí las oacilacicnes con altibajos del ánimo. Se declara estudiante holgazán y, sin embargo, más adelante hace constar actividades devorantes y metódicas, porque tiene el don de calcular muy bien el espacio, el tiempo y el dinero (no es, ciertamente, de los que afirmen que la cuestión crematística les tiene sin cuidado) Para lo que no es de su gusto, no es eue le falte voluntad, sino que lo rechaza categóricamente. El mismo afirma que de chico era muy cabezota. Las inmensas lecturas, la observación de la realidad proyectada como faro intelectual sobre perspectivas -bañas o agrestes, familia, nostalgias, ambiciones, sentimientos, caprichos, unido a una pasmosa independencia de criterio, todo compone un conjunto, en el cual seria difícil discernir el predominio de. lo esencial. ¿Lo sabe él mismo? Leo la grata noticia de que escribe para el teatro. ¡Bravo! Éxito descontado. Porque el diálogo, principalísimo elemento: el carácter de los jgéxiianaies. lá observación, de su mísimca. 16 garantizan, sin que el grafólogo restaña de dearproféttco. ¿Qué nos dicen íás fotografías, es decir, el estudio flsiognómicd. él gran aliado del grafólogo? La costumbre editorial de encabezar una biografía con el retrato y la firma del personaje demuestra que es un positivo elemento de interés para el lector, que siente, por instinto, hasta qué punto ambas cosas, aliadas, son los más irreprochables testigos que se pueden traer a cuento. En el retrato del bellísimo niño de cinco o seis años, en la mirada contemplativa de sus hermosos ojos, se ve una inocencia absorta; la acción no ha empezado todavía. En el hombre, la mirada del que está ds vuelta; el agudísimo ingenio, aljaba lle- na de las certeras flechas del sarcasmo. Las comisuras de los apretados labios caen como su ánimo. ¿Ha mediado entre el abismo de las dos edades una feroz experiencia de la vida? Camilo José Cela es un sugestionador, uno de los secretos de sus rápidos y crecientes éxitos. Prueba al canto: en sus Memorias está la foto de su padre, señor de as- pecto correctísimo, inteligente y firme. Al pie escribió: Mi padre, en sus tiempos dé lector de Nietzsche. Y en efecto, mirándolo atentamente, me persuado de que ésta era la cara dal hombre oue leía a Nietzsche. Bien, procuremos la exactitud. ¿Es ue Camilo es sugestionador o es que soy yo, la lectora, quien es sugestionable En todo caso, notad la palabra oportuna con que se le ha ocurrido al autor subrayar esta figura. Como quiera que sea, su sutil pensamiento ha despertado el nuestro. Vemos que es aficionado a tratar- -y a charlar- -con pobres genfés del pueblo, con vagabundos, con tipo? raros, con los cuales no hay que. guardar ésos convencionalismos sociales y dé la educación, que velan. en cierto modo, lo intrínseco. Estos con- trastes, ¿son para sorprender? A Velázquez, pintor de la Corté, le atraía, emanciparse de esas elegancias, Tolsfoi, aburrido hasta llorar en su ambiente aristocrático, cuando está en Moscú va al bosque a conversar con los leñadores, a respirar el oxígeno, con su atuendo de mujik. El niño rico, de paseo con su institutriz, mira con envidia al V w chico desharrapado, a quien no riñen por meterse en los charcos. No debo omitirle otra envidiable cualidad intelectual. Sabe calificar: oídSe nombrar nuestras antiguas monedas de antes de la guerra, de esos sonoros y nobles duros te plata ir sobre todo, la gracia que surge a claros borbotones, de súbito... Quizá alguna sensible lectora devora afanosamente más da una tierna y deliciosa página de estas Memorias temblando de toparse con una genial barbaridad, y su temor no es vano... Dirige, hace catorce años, su célebre revista Papeles t n Hn -lír- maAtk- nm. Q Pajina de Mallorca, donde reside. Es académico de la lengua. Matilde R A S

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