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ABC MADRID 01-04-1969 página 3
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ABC MADRID 01-04-1969 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD M A D R POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA I D FUNDADO EN 1906 POR DON TOBCUATO LUCA DE TENA ABC terior o exterior- -tan prolongado hasta la época posterior a 1939. Es indudable que A -J i- -Estados que hemos ningún otro de los B J i tenido los españoles ha alcanzado, en este ámbito, un grado tan alto de eficacia. El examinando pasa, pues, la primera prueba cum laude ¿Y el desarrollo? Este segundo factor se refleja con bastante aproximación en las cifras de la renta nacional por habitante. Recordemos, a guisa de introducción, que las posiciones de partida eran bajísimas. La mayor parte de nuestro suelo había sido campo de batalla. La economía nacional estaba desmantelada. Un testigo, nada sospechoso de compiic i d a d c o eel Estado áel 18 de Julio, IMacidad con l Estado del 18 de Julio, Ma nuel Azaña, hizo en 1938, a la vista de tanta ruina, el siguiente p r o n o s tico: durante cincuenta años, los españoles están condenados a pobreza estrecha y a trabajos forzados... esto ya no tiene remedio Pues bien, bastan diez años para recuperar la andadura. Y en 1964 la renta por habitante, que ya era de 6.489 pesetas en 1950, se eleva a más de doble, a 13.819 (ambas cifras en unidades monetarias constantes) lo que supone un real incremento del 7 por 100 anual. Un salto de esta envergadura no tiene más paralelo que el del Tapón a los precedentes patrios, el progreso es literalmente asombroso. En el período que va de 1913 a 1935 nuestra renta por habitante pasa de 7.258 pesetas a 8.520, lo que significa una modestísima tasa anual de decimales. Expresado en otros términos: en los doce meses de 1953 la renta por habitante se eleva casi tanto como en el cuarto de siglo anterior al Alzamiento. Se podría pensar que España sigue el ritmo de los demás países. Falso. Crecemos más y recuperamos el tiempo perdido. Un dato simbólico y clave: en 1950 nuestro consumo de electricidad por habitante era menos de la tercera parte del francés, hoy es más de la mitad. Nos acercamos a la vanguardia. El Estado del 18 d- e Julio pasa el examen del desarrollo coronado de laurel. Es lo que, con fundada metáfora, se ha llamado el milagro económico español. ¿Y la justicia? Esta v i r t u d capital consiste en dar a cada uno lo suyo. Por lo que a los bienes materiales se refiere, un Estado es justo cuando distribuye las rentas segun los méritos de cada ciudasegún REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN Y TALLERES 61 SERRANO, N Estado no es otra cosa sino el mecanismo que los humanos fabrican y utilizan para alcanzar tres fines prácticos estrechamente conexos: el orden, i i ii n i justicia. o: i de sM- H n el desarrollo y la Siglos J abstracciones, de épica y de utopismo han contribuido a que se olvide el carácter puramente Instrumental del Estado, y a que muchos lo conciban como un precepto, un mito o un ideal. Nada de eso. El listado es una herramienta inventada y trabajosamente puesta a punto para servir a sus usuarios. Y por eso la conceptuación de un Estado no depende de su analogía con un esquema imaginativo, sino de su capacidad para alcanzar los fines para los que ha sido hecho. La valoración del Esdeo Í S Í S a? J S P r e j U 1 O S lideológicos S l c o s conduce al absurdo. Cuando se creía, por eel l dh d dl d ejemplo, en el derecho divino de las dinastías, resultaba que un. reino era bueno si su titular poseía el mejor derecho. Cuando se cree en el dogma de la soberanía popular, acontece que una república es buena si el supremo magistrado cuenta con la mayoría de los votos. Ambos criterios, además de ser subjetivos y contradictorios, son sencillamente inacecuados. Hemos padecido monarquías y repúblicas formalmente legítimas (la de Carlos IV y la de Salmerón, respectivamente) y, sin embargo, muy malas. Hemos contado con absolutismos excelen democracias pésimas, como la de grín, y llevaderas, como la canovista. En suma, lo que se debe pedir al Estado, lo mismo que a cualquier otro artefacto útil, desde el arado hasta la lógica, es que sea eficaz, que rinda y cumpla. El método no es la retórica, sino el cálculo. Juzguemos con este criterio neutro y empírico al Estado que puso la paz y con ella la piedra fundacional de su obra, hace treinta años. ¿Cuál es el saldo que arrojan las tres cuentas principales de la contabilidad política, las del orden, el desarrollo y la justicia? Comencemos por el patrón orden que es el que sirve de cimiento existencial a los demás. Hay orden en aquellas sociedades en las que la autoridad se impone efectivamente; es lo contrario del conflicto violento y de la a n a r q u í a A pesar de que se partía de un nivel caótico, la eficacia de nuestro Estado, por lo que al orden se refiere, ha sido sencillamente espectacular. La paz interna ha sido oracfacamente completa. Un pueblo que nevaba siglo y medio de inseguridad, de subversion y de guerras civiles, acata de vivir tres decenios de plena y continua vigencia del p r i n c i p i o de autoridad. J. L. Cornelias, uno de los más jóvenes e inteligentes historiadores de la España contemporánea, ha escrito: Entre la insurrección de los bagaudas, a comienzos del ultimo tercio del siglo IV, y la invasión de los suevos, vándalos y alanos, el año 4 C 9, transcurren alrededor de treinta LA CUENTA DE TREINTA ANOS dos, Suecia y Canadá. Para el año 1967 las rentas del capital y de las sociedades sólo representan un 15,9 por 100 de los ingresos nacionales; es una de las cifras historia, no ha vuelto a registrarse en este país un período pacífico- -en lo in- daño, evitando las diferencias excesivas, es d e c i r, con tendencia igualitaria. El sentido de una justicia social se refleja estadísticamente en la evolución de la participación de los asalariados en el total de los i n g r e s o s del país. Antes de 1936 la participación de los trabajadores en la renta nacional era del orden del 40 por 100; en 1963 la cifra está ya en 53,4, y va ascendiendo h a s t a el 58,o en 19o Dentro dd ámbito occidental no hay una participación porcentual de los trabajadores superior a la española, salvo en los Estados Uni- renta nacional, la mayor parte va a los asalariados, con lo que, si continua este proceso al mismo ritmo, se puede prever que hacia 1989 las rentas del capital y de las sociedades representarán menos J del tn por Jdel- -A- 100 producto nacional 10 percentaje que supera las máximas aspiraciones de los partidos socialistas. Y por lo que ss refiere a los bienes culturales, anotemos, a título de ejemplo, que el número de alumnos de enseñanza, orim a r i a p a s a de 3.452.000 en 1962 a 4.025.000 en 1965; el de enseñanza media de 22.000 a 960.000, y el de enseñanza superior de 88.000 a 138.000. Tan enérgicas alzas se encaminan hacia la igualdad de oportunidades. En nuestra Historia contemporánea este esfuerzo de elevación del nivel económico de los trabajadores y de acercamiento de las clases no tiene parigual. También el tercer ejet cicio lo pasa brillantemente el Estado del 18 de Julio. Quiere esto decir que todo ha sucedido de modo irreprochable? Evidentemente, nó. La falibilidad y la imperfeo ción son tilos notas inseparables de la existencia humana. Pero una valoración equilibrada no consiste en enumerar deficiencias, sino en llegar a la sentencia global. En todo balance hay siempre un pasivo y, sin embargo, lo que importa es el último saldo. Y ese saldo político es positivo en términos absolutos, y se nos ofrece como espectacularmente logrado, si se compara con los resultados que venía registrando nuestra historia contemporánea. ¿Debemos, pues, darnos por satisfechos? De ningún modo. Procede llevar los márgenes 3 e libertad a los límites máximos compatibles con el orden. Hemos de poner en el banco de pruebas las instituciones previstas y aún no ensayadas. Tenemos que continuar acortando, las distancias que todavía nos separan de los países más desarrollados de Europa. Hay que alcanzar la necesaria igualdad de oportunidades. Y no se puede detener la marcha hacia una distribución cada vez más justa de las rentas. El hombre no llegará jamás al punto omega de la perfección absoluta; pero su destino es intentarlo incansablemente. Lo notorio e indubitable es que estamos in via en buen camino. El análisis objetivo de los resultados demuestra que disponemos de algo que, desde tiempos de Carlos III, nos había faltado: un instrumento estatal razonablemente eficaz. No lo sustituyamos por herramientas, acaso de bella traía, pero que resulten demasiado blan- y das o demasiado rígidas para la realidad celtíbera. Rehuyamos las aventuuna vez, L brinda la Historia. Gonzalo FERNANDEZ DE LA MORA más bajas dal mundo libre. Esto significa que de los sucesivos incrementos de la

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