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ABC MADRID 30-03-1969 página 145
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ABC MADRID 30-03-1969 página 145

  • EdiciónABC, MADRID
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tumultuosa de los verdugos, habían disminuido su efecto: después vinieron los reproches del buen ladrón a los fariseos y su rabia contra él. Pero conforme las tinieblas aumentaban, los circunstantes estaban más pensativos y se alejaban más de la cruz. Entonces fue cuando Jesús recomendó su Madre a Juan, y María fue llevada desmayada a alguna distancia. Hubo un instante de silencio solemne: el pueblo se asustaba de la oscuridad: la mayor parte de él miraba al cielo. La conciencia se despertaba en algunos, que volvían los ojos hacia la cruz, llenos de arrepentimiento, y se daban golpes de pecho: los que tenían estos sentimientos se juntaban. Los fariseos, llenos de un terror secreto, querían explicárselo todo con razones natural e s pero hablaban cada vez más bajo, y acabaron p o r callaras. El disco del sol era de u n amarillo oscuro, como las montañas miradas a la claridad de la luna: estaba rodeado de un circulo encarn a d o las estrellas se veían, y daban una luz en ¡s a n g r e n t a d a las aves caían sobre el Calvario y en las vi, ñ a s circunvecinas: los animales aullaban temblaban; tos callos y los a s n o s enecientes a los fariseos se apretaban (os unos contra los tros, y metían la cabeza entre las pderLa niebla lo cubría todo. lia tranqui 1 i d f d einaba alrededor de cruz de donde todo mundo se h a b í a Fálejado. El Salvador testaba absorto en el s e n t imiento de su profundo abandono; volviéndose a su Padre celestial, le pedía con a m o r por sus enemigos. Oraba como en toda su Pasión, repitiendo pasajes de los S a l m o s que se cumplían en El. Vi ángeles a su alrededor. Cuando la oscuridad se aumentó, y la inquietud, agita n d o conciencias, exJtendió sobre el puedo un profundo sigencio, vi a Jesús solo sin consuelo. Sufría odo lo que sufre un ombre afligido, lleno angustias, abandodo de todo ampadivino y humano, amor, sus padecimientos y el doloroso sentimiento de nuestra ingratitud. Hizo su testamento delante de Dios, y dio todos sus méritos a la Iglesia y a los pecadores. No olvidó a nadie: habló de todos en su abandono; pidió también por los heréticos que dicen que, como Dios, no ha sentido los dolores de su Pasión, y que no sufrió lo que hubiera padecido un hombre en al mismo caso. En su dolor no mostró su desamparo con un grito, y permitió a todos los afligidos que reconocen a Dios por su Padre, un quejido filial y de confianza. A las tres, Jesús gritó en alta voz: ¡Eli, Eli, lamma sabaetha ni! Lo que significa: ¡Dios m í o! ¡Dios mío! ¿Por q u é me has abandonado? -A f El grito de Nuestro Señor interrumpió el profundo silencio q u e reinaba alrededor de la cruz: los. fariseos se volvieron hacia El, y uno de ellos Hjo: L l a m a a Elias Otro dijo: V e r e m o s si Elias v i e n e a socorrerlo Cuando M a r í a oyó la voz de su Hijo, nada pudo detenerla. V i n o al pie de la cruz con Juan, María, hija de Cleofás, Magdalena y Salomé. Mientras e l pueblo temblaba y gemía, un grupo de t r e i n t a hombres importantes de la Judea y de los contornos d e Joppé pasaban por allí para ir, a la fiesta, y cuando vieron a Jesús en la cruz y los signos a m e n a zadores que presentaba la Naturaleza, exclama r o n llenos de h o r r o r ¡Maldita ciudad! Si el templo de Dios no estuviera en. ella, merecía que la quemasen por haber tomado sobre sí tal iniquidad Estas palabras fueron como un punto de apoyo para el pueblo: hubo una explosión d e murmullos y de gemidos, y todos los que tenían los m i s m o s sentimientos sg reunían. Todos los circunstantes se dividieron en dos partidos: los unos lloraban y murmuraban, lo o t r o s pronunciaban injurias e imprecaciones; s i n embargo, los fariseos i estaban menos arrog a n t e s, y temiendo El Descendimiento de Rogé? Van der Weyden, una de las obras una insurrección podel arte pasionario que puede admirarse en el Museo del Prado. pular, se entendieróri a los cristianos solos y abandonados a la muerte, en el oscurecimiento de toda consolación. Ya no hay para los cristianos ni soledad, ni abandono, ni desesperación al acercarse la hora de la muerte; pues Jesús, que es la luz, el camino y la verdad, ha bajado por ese tenebroso camino, llenándolo de bendiciones, y ha plantado en él su cruz para desvanecer sus espantos. Jesús desamparado, pobre y desnudo, se ofreció El mismo, como hace el amor: convirtió su abandono en un rico tesoro, pues se ofreció El y su vida, sus trabajos, su con el centurión Abenadar. Dieron órdenes para cerrar la puerta más cerca de la ciudad ¡y cortar teda comunicación. Al mismo tiempo enviaron una expreso a Pilatos y a Heredes, para pedir al primero quinientos hombres, y al segundo sus guardias, para evitar una insurrección. Mientras tanto, el centurión Abenadar mantenía al orden e impedía los insultos, contra Jesús para no irritar al pueblo. Poco después de las tres, la luz volvió un poco, la luna comenzó a alejarse del sol. El sol apareció despojado continúa prueba, sino uniendo nuestro abandono a los méritos del suyo sobre la cruz. Jesús ofreció por nosotros su miseria, su pobreza, sus padecimientos y soledad; por eso el hombre, unido a Jesús en el seno de la Iglesia, no debe desesperar en la hora suprema, cuando todo se oscurece, cuando toda luz y toda consolación desaparecen. Ya no tenemos que bajar solos y sin protección en ese desierto de la noche interior. Jesús ha echado en ese abismo del desamparo su propio abandono interior y exterior sobre la cruz, y así no ha dejado ¿ando la fe, la esperanza y la caridad soprivadas de toda luz y de toda asissensible en el desierto de la tentaón, viven aisladas en medio de un pa cimiento infinito. Este dolor no se pueexpresar. Entonces fue cuando Jesús bs alcanzó la fuerza de resistir a los mabres terrores del abandono, cuando tolas las afesciones que nos unen a este Fmundo y a esta vida terrestre se rompen, jy que al mismo tiempo el sentimiento de lia otra vida se oscurece y se apaga: nosl otros no podemos salir victoriosos de esta

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