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ABC MADRID 09-03-1969 página 143
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ABC MADRID 09-03-1969 página 143

  • EdiciónABC, MADRID
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EL PILAR SE MANTENDRÁ HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS Antes de regresar la Virgen consiguió del Altísimo, que para guardar aquel Santuario y defenderlo contra todos los peligros quedase en él un Ángel santo encargado de su custodia, y, en efecto, ha salido siempre ileso de todas las dificultades que complicaron la vida de la ciudad, librándose milagrosamente de la. perfidia de los judíos, de la idolatría de los romanos, de la herejía de los arríanos y de la bárbara furía de los moros y paganos. Guerras, revoluciones y catástrofes pasaron por Zaragoza, quedando incólume de todos los ataques y peligros la santa Columna con la imagen de la Virgen. Ilesa resultó durante la guerra de la Independencia, e ilesa durante la guerra de Liberación, cuando la Basílica del Pilar fue declarada objetivo militar y satánicamente bombardeada por las hordas rojas. Yo estuve aquella madrugada en el Templo, a los pocos m i n u t o s de caer las bombas, y recuerdo como si fuera hoy haber visto una de ellas, extendida en el suelo, doblada su espoleta ante los píes de la Virgen, y otra clavada fuera, en la calle, como una banderilla sobre los adoquines de la calzada. Por cierto que al caer levantó cuatro adoquines dejando abierta y trazada en el suelo una cruz, hoy revestida de mármol, que mantiene el mismo perfil que dibujó la bomba al impactar contra el suelo. El milagro se produjo, el fervor fue apoteósico y la manifestación de espontáneo desagravio, indescriptible. Hasta en la zona roja explotaron aquellas bombas en el corazón de muchos aragoneses, que, sin renunciar a la ideología que defendían con las armas, adoptaron una actitud de paradójica contradicción y entereza baturra al confesar sin temor a las represalias: No creemos en Dios, pero El milagro de Calanda, según una pinque no nos toquen a la Pilatura al fresco de la Basílica del Pilar. rica cia. El milagro se hizo público. Fue comprobado por todos los vecinos de la localidad y por cuantas personas le conocían de Zaragoza, ss formó el expediente de rigor, y el 27 de abril de 1641 el Tribunal eclesiástico aprobó solemnemente el prodigio. Es un hecho históricamente comprobado que Miguel Juan Pellicer fue presentado en la corte de Felipe IV, a instancia del Monarca, que quiso conocerlo personalmente, y besó con reverencia la pierna restituida por intercesión de la Virgen del Pilar. BAJO EL MANTO DE LA SEÑORA renovó la petición y ayuda que necesitaba. Durantes dos años estuvo pidiendo limosna en la puerta del Templo, sin cejar en su oración, al cabo de los cuales decidió ir a Calanda a visitar a sus padres. Y, en Calanda, estuvo hasta la noche del 29 de marzo, donde al entrar su madre en la habitación que ocupaba para dormir observó que asomaban dos pies bajo la capa con que se cubría en el lecho. Entonces lo despertaron y Pellicer se sorprendió del milagro, y dijo que estaba soñando en aquel momento con que se mojaba la cicatriz con aceite de la lámpara como acostumbraba a hacer frecuentemente cuando visitaba el Templo, ün aroma inefable se extendió por la estan- corazón suele pedir en momentos tan críticos. Con frecuencia los mantos se piden desde otros puntos de España e incluso del extranjero. Asi fue hasta la habitación número 32 del Gran Hotel, de Roma, en aquel 27 de febrero en que Su Majestad Alfonso X T agonizaba rodeado de TT sus recuerdos más queridos, que se trajo de España, entre ellos la bandera roja y guarida, que se izó en Cartagena, en el barco que le llevó al destierro y el saquito con tierras de todas las provincias españolas... Impresionante es el relato del testigo presencial, el padre Ortiz de Urbina, donde nos cuenta con qué intensa emoción y alegría recibió Su Majestad los mantos de la Virgen, primero el de campaña empleado para estas ocasiones, y en segundo lugar- -llegó cuatro horas después- -el regalado a la Patrona de España por la inolvidable Reina Doña María Cristina. C R I S I S EN LA IGLESIA Estamos atravesando por un momento difícil para la Iglesia de Cristo; momento de crisis, de indiferencia, de falta de vocaciones religiosas. Este espíritu de indiferencia ha llegado a todo tipo de congregación o cofradía. Los Caballeros del Pilar sospecho que padecen también esta misma influencia. La edad media de los citados caballeros se fija actualmente en cifra muy alta, porque la juventud no siente la fe, la devoción ni el entusiasmo de sus progenitores. Conseguir turno de vela ante el Pilar sagrado hace unos años era cosa difícil, por no decir imposible, porque estaban todos celosamente cubiertos y había una larga lista de aspirantes esperando su oportunidad. Hoy, por desgracia, no es asi. Con frecuencia, los reclinatorios aparecen vacíos, y el celador tiene que buscar entre el público algún voluntario para cubrir aquella media hora de vela. Esto dice muy poco en favor de los aragoneses, encargados, en nombre de España, de atender a su Fatrona, Virgen de la Hispanidad, en este su primer templo mariano de la Tierra. Desde estas líneas quisiera llamar la atención de los católicos aragoneses, y muy especialmente de la juventud zaragozana, para que hagan conciencia de lo que la Virgen del Pilar representa en nuestra Patria y correspondan con su entusiasmo y su fe a la Madre de Dios, que eligió esa tierra bendita para su trono, palestra de milagros continuos y derroche de gracias que, conforme prometió, ha otorgado siempre y sigue otorgando; que los padres de familia inscriban a sus hijos en la sección de pajes de la Virgen, para que desde niños se vayan caldeando en la confianza y amor a la Señora; y, en definitiva, que Zaragoza, Aragón y España demuestren ser dignas, con su espíritu de servicio, de oración y de entrega, de tan señalada predilección. Francisco SÁNCHEZ- VENTORA 31 HISTORIAL DE MILAGROS Impresiona leer los espectaculares milagros que con toda clase de pruebas se atribuyen a la Virgen del Pilar a cuya lista hay que añadir infinidad de hechos tan inexplicables como desconocidos que se hicieron realidad a lo largo de las generaciones. Y entre estos milagros descuella el de Miguel Juan Pellicer, vecino de Calanda, quien a los diecinueve años perdió una pierna al caer bajo su propio carro. En el Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, se la cortó el cirujano don Juan Estanga, catedrático de la Universidad, y fue enterrada en el cementerio del pi opio hospital. Cicatrizada la herida y arrastrándose con su pierna de palo llegó hasta la Basílica, donde con gran fe Gran consuelo para los enfermos y moribundos representa el recibir el manto de la Virgen del Pilar, que todo zaragozano de

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