ABC MADRID 25-02-1969 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación25/02/1969
- ID0000882114
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EDITADO POR REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: 61 SERRANO, P R E N S A ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA M A D R I D FUNDADO EN 1906 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA E contaba Séneca que la última quiniela de las apuestas mutuas de la jornada futbolística habia merecido de los chuscos el apodo de quiniela de los esparadrapos Porque la abundancia de empates significados por un X, daban a la lista la apariencia de un cuerpo sobre el que se habían prodigado esas tiritas adhesivas, cruzadas en forma de aspas, con las que se protegen los forúnculos o heridas menores. Parecía imposible que nadie acertara a abrirse paso en aquella especie de cementerio arrasado y lleno de cruces vol cadas. Sin embargo, parece que ha ha bido dos acertantes, por lo menos, de catorce resultados: una m u j e r y un hombre. Asaltados ambos por los pe riodistas, uno y otro han declarado que pusieron sus equis sin echar cuentas de equipos ni pronósticos técnicos. Los dos han pronunciado la misma palabra: al buen tuntún La palabra tuntún es la que más fortuna ha alcanzado de las muchas que acumulan los diccionarios de sinónimos para significar lo imprevisto o azaroso: a cierra- ojos a humo de pajas a trincapiñones a saltabardales Probablemente la palabra victoriosa tuntún ha nacido como término cinegético: como una- casi onomatope- ya de los dos tiros- -tun, tun- -con que, casi sin apuntar la escopeta, se hace una inesperada carambola en un ojeo de perdices. Nos hace meditar esta victoria verbal del tuntún en la enorme parte que la relatividad o lo aleatorio toman en la vida actual. La ley estadística de los grandes números puso ya sobre el tablero la fundamentación de casi todos los fenómenos en una temblorosa base de tuntún Cada partícula de un gas o un líquido encerrado en un recipiente de cristal o loza embiste en un puro desorden, sin ley ni norma, las paredes de la vasija. Pero en su conjunto, cuando se trata ya de un volumen suficiente de liquido o gas, sobrenada una cierta ley constante y predecible s o b r e la que ya puede actuar confiadamente el físico, el plomero o el calefactor. Lo mismo el asegurador de vidas o riesgos. Si le hace una póliza individualmente a Pepe o a Juan, puede fallarle el negocio porque Juan o Pepe se mueren al tuntún, cuando Dios quiere. Pero si asegura a todo el pueblo, su negocio le dejará ganancia, porque la totalidad de los vecinos se atiene ya a una ley estadística y no osarán morirse más que en la proporción del cuatro coma cinco mensual, calculado como rentable por el asegurador. La gente cree que se muere al tuntún. Pero las compañías de seguros saben que la muerte tiene también su racionalidad estadística. M AL BUEN TUNTÚN No sólo la Física, sobre todo a partir de Einstein, se organiza o se desorganiza según esa relatividad; sino que también la Historia y la Vida. En cualquier zona parcial de los hechos humanos funciona el tuntún que acaba en un acierto. Los dos millonarios de este, momento son uno de Palma de Mallorca y otro de Madrigal de las Altas Torres: dos pedazos de planeta tremendamente elevados por el tuntún de la historia y la geo- política. Mallorca era en mi juventud la isla del reposo dorado. La típica isla mediterránea, donde bien pudo Calipso plantear su negocio de ninfa hotelera y complaciente, a be neficio de los ulises del turismo heroico. Su población se prestaba más al reposo mitológico que a la agitación comercial. Los climas isleños invitan a la dejadez. Los mallorquines le daban a su galvana el n o m b r e la ensaimada usando traslaticiamente el nombre de esta creación pastelera de la blandura fofa para designar el ánimo muelle y acolchado. Como en Canarias a los afectados por la dejadez isleña se les decía aplatanados porque e r a el plátano blando y encorvado el que, como la ensaimada de Mallorca, ocupaba el sitio metafórico para trasladarse a lo antropológico desde lo vegetal. ¿Cómo de estas bases tan blandas se llegó a esos catorce resultados del éxito internacional? Fue la obra del espléndido tuntún Aquí un hotel, allí una gruta, allá una playa. De este modo la isla adormecida se encontró injertada en uno de los máximos ajetreos del planeta, de modo que ya no se asombra de nada- -ni de lo ye- yé ni de lo hipies ni de pieza más o menos en el bañador- -la que. no le habia salido todavía el susto del cuerpo de cuando estremecieron su reposo aldeano Jorge Sand y Chopin con su explosiva y erótica ilegitimidad, o cuando el beato Raimundo Lulio, antes de subir a los altares, escandalizó a to- da la isla entrándose a caballo en la iglesia en persecución de una señorita esquiva. También Madrigal de las Altas Torres, patria chica del otro ganador, es un bello nombre evocador de terribles tuntunes Fue la cuna de la princesa que había de llegar a ser Isabel I de Castilla. Un tuntún de azares, amores, bo- das, bulas pontificias, batallas, logró los catorce resultados de la historia de España que son el gobierno de los Reyes Católicos. Tan azaroso todo que estuvo varias veces pendiente de un hilo. Porque la Beltraneja acertó, por lo menos, trece resultados. Y todavía dentro de ese reinado triunfa el más azaroso y millonario boleto de todas las épocas. Colón navega al tuntún hacia las Indias, el Preste Juan o el Gran Khan: y acierta a dar con América. Nunca lo supo don Cristóbal. Se murió sin cobrar su quiniela. Pero el hombre tiene una tendencia innata a rebelarse contra el puro azar. Los griegos hicieron del destino azaroso, el ananké el supremo resorte de la tragedia. Edipo, por ejemplo, pa- rece que a fuerza de fatalidad mata a su padre, se casa con su madre y acaba ciego. Pero analizando el caso se descubre una cierta línea de lógica moral que va desde sus pecados originales de celera, orgullo, ambición, a su castigo y desastre... Así también el sino andaluz, que no es más que la transcripción folklórica del signo zodiacal o ¡estrellero de los astrólogos. El Don Alvaro del duque de Rivas mata a toda su parentela política y se tira de cabeza desde una roca, no tanto por la fuerza del sino sino por la lógica del binomio pecado- castigo. El planteamiento del Génesis late en el fondo de toda la fábula. Adán y Eva no comieron al tuntún la fruta del árbol prohibido. Pero conviene fijarse en que el hom- bre suele decir al buen tuntún Es decir, que incrusta en el puro azar una cierta valoración: buen Parece que el hombre se da cuenta de que muchas veces obedece a! tuntún de Dios que sólo en apariencia es puro azar. El Séneca que entraba a una reunión de la Hermandad de Agricultores en el Ayuntamiento, me decía: me he metido en el magín, como en un cubilete de dados, las oalabras estructura coyuntural liquidez representatividad más caldos sí he de hablar de vinos y agrios si he de hablar de naranjas. Ahora vaciaré mi cubilete al tuntún y resultará un discurso. Así debió ser, porque desde la puerta oí grandes aplausos y vi que el alto personaje venido de la Corte le daba la mano. José María PEMAN De la Real Academia Española