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ABC MADRID 07-02-1969 página 92
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ABC MADRID 07-02-1969 página 92

  • EdiciónABC, MADRID
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oue por entonces me influye bastante Miró en lo espacial y los grafismos de la cerámica, esos signos mágicos, en lo formal. ¿Vives, todavía, en Canarias? -Sí. Pero luego vengo a Madrid, voy a París, viajo por Europa y vuelvo a la época de las momias en contacto con el hombre y su injusticia. En ese momento es cuando resucitan las fijaciones de la juventud, y de ahí parten ya los medios de expresión que utilizo en mi obra. -Con sinceridad, ¿no te influye Burri? Es una idea que ha circulado mucho. Yo mismo recuerdo que, el año 1950, vi en de irrumpir el sueño del hombre y despertarla. ¿No hay peligro de repetición en lo que haces? -En cuanto al concepto creo que no me repite. Las razones que me movieron a trabajar en esta línea de testimonio y protesta, permanecen. Si el mundo se ha parado, es posible posible que yo también me haya parado. ¿Existe en tu obra una tentación de grafismo, aunque sea con distintos materiales de los convencionales? -Bueno, cada artista tiene su grafismo. -Pienso que una persona sencilla, acos- fondo, no. Lo que me importa de ventad es el hombre, y por eso lo ataco en lo qrue creo que hay en él de pervertido. ¿Cómo llegas al hombre? -A través del hombre que soy yo. -Pero, lo que haces, ¿no se queda para una, minoría tan sólo? -Debería llegar a todos y eso es lo que yo querría. Si no llega es por un prolriema cultural, del que el artista no tiene la culpa. ¿Llegará a interesar a una mayoría? -Espero y quiero que así sea. El arte va generalizando sus formas cultas en jiras de la mayoría. Lo normal es que el arte Roma u n a exposición de arpilleras de Burri. Siempre creí que lo tuyo tenía su arranque ahí. -Me gusta que me lo preguntes porque, efectivamente, se ha hablado mucho de ello. Lo cierto es que cuando yo me enteré de lo que hacía Burri fue un descubrimiento dramático para mí. Pero sí te das cuenta reconocerás que Burri partía de unas premisas estéticas y espaciales mientras que lo mío era y es, sin duda, más dramático. Fue pura coincidencia. Hubo un cruce. Creo que es distinto. Cuando uno es auténtico consigo mismo y sigue su propio camino, no deben importarle poco ni mucho estas posibles coincidencias. Además, en esto de las arpilleras y sus orígenes, habría que poner los puntos sobre las íes de Picasso y Miró. -Sí. está el cuadro de la guitarra de Picasso, que es del año del catapún, y están los montajes de Miró. -Picasso y Miró emplean el saco limpio, origen de la arpillera. Yo reo que mi caso es distinto. La utilizo como materia, no como un elemento más, sino como algo esencial. ¿Tienes muy agudizado el sentido crítico? -Sí. Creo que sí. Destruyo mucho de lo que hago, si es eso lo que quieres saber. Ríe, habla muy suavemente, con un aduldguamiento isleño del idioma, que es prenuncio de un acento sudamericano. Se hace más frutal el sabor de las palabras. Tiene mucho amor por su isla sotar de Gran Canaria. Pero una isla aisla siempre, y Millares no es un solitario, aunque si un tímido. Timidez explosiva, casi airada, en su entendimiento del arte, como una desatada fuerza moral capaz tumbrada a la tradición artística de Occidente, preguntaría, con susto, ¿y dónde se pone esto ¿Qué contestarías? -Pues que un cuadro no es para decorar sino que es una idea, algo que nos obliga a pensar, a tomar posturas, que llama a nuestra conciencia. Y lo aceptan? -Van entrando. Los pequeños coleccionistas y las nuevas generaciones, sí, van entrando. Millares ha ido entrando, así, en los principales museos del mundo y en el reconocimiento de la critica más alerta. Desde la suya, ha sobrepasado la barrera de la sensibilidad al uso. No es hombre de. método, pero si de constancias. Pasa por periodos de incubación y por intensas etapas creadoras. Dibuja todos los días y en sus dibujos están los caminos que tomarán cuerpo y se harán relieve, en el cuadro. Repasamos la obra. Ponemos y quitamos cuadros. Debajo de cada linea hay una sombra de luto de hombre. Hay un título, Personaje caído cuya interpretación de la figura se reduce casi a ortopedia. Otro cuadro dice, sencillamente: A Miguel Hernández y parece alcanzado por el estallido de la pena que tizna de mi paisano y lloroso hortelano. Artefactos para la paz es una gran ironía, realizado con materiales bélicos. No hay color. Todo es blanco y negro como una tensión entre la sombra y la luz. -Los colores me distraen. Busco y pretendo eso, una lucha entre extremos, de dende resulta un equilibrio en el que no acaba de vencer ni el uño ni el otro. ¿No existe una cierta deshumanización? -Aparentemente, puede que á. En el sea patrimonio de la mayoría, aunque, desgraciadamente, todavía estemos lijos de ello. -Y el hombre ¿reacciona a veces con violencia ante tu obra? -Sí, pero eso no me importa. Es señal de que le he tocado. Cuadros míos han ¡sido rajados con hojas de afeitar y con navajas en Sao Paulo y en Madrid. No me he molestado. Lo consideraba una forma de participación y una muestra de- que lo que yo hacía estaba vivo. Me interesa desenmascarar a la Venus de Milo, y por eso empleo materiales corrientes y vulgares. -Esos materiales ¿no hacen que la obra corra peligro de desaparición? -No. No es esa mi intención. Yo no quiero la destrucción. Mi obra está hecha para que viva, y yo no me planteo el problema de la duración de los materUiles. A mí, lá verdad, lo que me gustaría, es que mi obra permaneciera muchísimo tiempo. -Es decir, ¿tú trabajas con voluntad de permanencia? -Claro. Bueno, ya sabes que hay una parte del arte contemporáneo que hace del acto en sí una propia creación y lo considera como tai. O sea que la obra de rte se ejecuta en un momento y desaparece, destruida; sólo dura un instante. Es lo que supone el hapening por ejemplo. Ese es un camino. Yo no lo comparto. Considero que la obra debe aspirar a quedar y, además, que una vez creada ya no te pertenece. ¿Te interesa mucho el mundo de la ciencia? -Me inquieta. Creo que ser científico es lo más importante que se puede ser hoy. Lo que me preocupa es que el progrese de la ciencia lleve camino de con-

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