Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 25-01-1969 página 103
ABC MADRID 25-01-1969 página 103
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 25-01-1969 página 103

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página103
Más información

Descripción

1 -Y U -Y y vocación libérrima de permanecer al otro lado de las convenciones sociales no es, como vamos viendo, una noción privativa de nuestro tiempo, personificada en los hippies Hemos estudiado la vida picaresca como una actitud opcional en la que no sólo los pobretes obligados por la necesidad, sino gentes de excelente posición social deciden un día seguir el alegre nomadismo, la desembarazada libertad de los picaros o de los gitanos. En su descoyuntada y vivaz comedia Pedro de Urdemalas Miguel de Cervantes nos da otro hippy de genial autenticidad, que participa de uno y otro goce de la libertad. Y bien podría decirse que cuanto más se hacen estrictas las normativas de la sociedad el ansia de libertad se hace, por contraste, más notoria. Bastaría recorrer el mundo de los libertinos franceses, para ver cómo el anhelo del outsider se va abriendo camino. Cuando, bajo el pabellón de Su Graciosa Majestad, los marineros de la Bounty decidieron cambiar la íérrea disciplina de la Armada por la gozosa zarabanda de la vida en una isla polinésica, actuaron como unos auténticos hippies ante los cuales el Almirantazgo no le quedó más salida que el Consejo de Guerra. Y bien se comprende que, en el Romanticismo, había de comenzar el siglo de oro de este goce de la libertad. Empezando por el desaliño en el atuendo. Don Ramón de Mesonero Romanos nos ha dejado inmortalizada la figura de su sobrino, lanzado a las delicias del entusiasmo romántico. El artículo está fechado en septiembre de 1837, pero convendría a un hippy de hoy: Por de pronto eliminó el frac, por considerarlo del tiempo de la decadencia. Lue- go suprimió el chaleco, por redundante; luego el cuello de la camisa, por inconexo; luego, las cadenas y relojes; los botones y alfileres, por minuciosos y mecánicos; después, los guantes, por embarazosos; luego, las aguas de olor, los cepillos y el barniz de las botas y las navajas de afeitar, y otros mil adminículos que los que no alcanzamos la perfección romántica creemos indispensables y de todo rigor... Añadamos un pañuelo negro descuidadamente anudado en torno al cuello; dos guedejas de pelo negro y barzinado que, formando un bucle convexo, se introducían por bajo de las orejas las patillas, la barba y el bigote formando una continuación de aquella espesura, daban con dificultad permiso para blanquear a dos mejillas lívidas, dos labios mortecinos, una afilada nariz, dos ojos grandes, negros y de mirar sombrío... Un aspecto interesante de esta vocación de libertad que empieza por prescindir de las convenciones indumentarias es el de la mitificación de la vida bohemia. Diez años después del artículo de Mesonero Romanos aparecían, en folletón, las Scénes de la vie de bohéme de Henri Murger, que tuvieron un éxito fabuloso y que servirían de base al libreto de Giuseppe Giacosa para La Bohéme musicada por Giácomo Pucclni, estrenada en 1896. De esta temática deriva la zarzuela Bohemios del maestro Vives, que se dio a conocer en 1903. Este despliegue temático se acompaña de una exaltación de unos modos de vivir que renuncian a cualquier traba social y a cualquier norma burguesa La vie de bohéme instala en los cafés a los grandes poetas de París, como Verlaine, ante su copa de ajenjo. Los escritores españoles del fin de siglo y del primer novecientos nos han dejado una estampa que hoy nos parece meramente pintoresca, pero que tiene un trasfondo ético importante. En primer lugar, porque es una victoria del yo sobre cualquier consideración ajena. El bohemio dispone de su yo, y se libra de la primera esclavitud que aqueja al hombre de hoy: la del cronómetro. La gran borrachera de la bohemia- -lia escrito Paco Umbral en su libro sobre ValleInclán- -no es de alcohol o de drogas, sino de tiempo. Si alguna vez nos salimos de nuestras leyes cronométricas, en seguida experimentamos una sensación de irrealidad. La ciudad habitual nos parece una ciudad desconocida, nueva. Es la sensación misma de la libertad (pág. 48) Esta libertad es naturalmente opuesta a la cadena de las convivencias sociales. Pero basta con leer lo que estos escritores piensan del estúpido burgués No se trata del desaliño indumentario, que el bohemio procura subrayar con su atuendo característico; ni siquiera de unas formas desordenadas del vivir noctámbulo y desinteresado del trabajo metódico. Se trata de mantener vivo y operante el fermento de aventuras, el juego hacia lo asistemático, que deja atrás comodidades y seguridades. En el fondo, la vida bohemia participa del sentido del nomadismo y de la hazaña, que caracterizó, en tiempos, la vida militar. Eugenio d Ors, en un discurso memorable Grandeza y servidumbre de la inteligencia aproximó, con sorpresa de muchos, uno y otro modo de vivir; su paralelo concepto de la lucha por la gloria, que acercaba a los escritores y a los soldados, porque unos y otros, decía, eran orgullosos, semiociosos y pobres Guillermo DIAZ- PLAJA De la Real Academia Bsnañola

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.