ABC MADRID 18-01-1969 página 8

COPAN, UN VIEJO EMPORIO MAYA Las huellas coloniales perduran en Honduras. DOCE HORAS DE RECORRIDO POR UN S ALIENDO de Tegucigalpa estamos a doce horas del viejo emporio maya. Medio día ds carretera nos separa de ests jirón de historia, disfrazado con nobles piedras. Pero hoy día en ficcaduras nadie mide las distancias con el cuentakilómetros de los carros Los largos recorridos se condensan en breves minutos de avión. ¿A quién ss le ocurrirá ir a Copan por tierra? Sólo a nosotros, que queremos empaparnos de trópico americano. Al regreso, al hacer el recuento ds lo que nos ofreció la ruta, nos damos cuenta de que teníamos razón. Nuestros ojos han ido heredando paisajes continuamente. Se han hecho, durante horas y horas, ricos en policromía ecológica. La Naturaliza ofrecs recepticia para la visión esta sucesión de volúmenes, de colores, de formas, ds humanos parcela mientes, de rencores orográficos, de pacíficas mansedumbres agrícolas. Los ojos se hacen millonarios de paisaje. Y renuevan incansablemente su acervo de topografía, abandonando con prodigalidad las bellezas agrestes de cada minuto, al compás de la despreocupada marcha del jeep Pero no importa. Es una inacabable fiesta ocular. Para este oftálmico invitado de honor, las suersivas comarcas brindan el competitivo halago de su belleza, natural o afeitada. La hierba comprimida, apelmazada, ha mantenido sin pausa la bandera verde del trópico. La ventanilla abierta nos fca entregado los gratos olores que emanan de la agricultura circundante. -Habrá que salir temprano- -nos advierte Santos, el conductor. No ha hecho falta el despertador. A eso de las cuatro oímos a los primeros madrugadores. Luego los gallos, tocando diana a la aurora. Más tarde, el crepúsculo matutino. Ya lo habíamos comprobado en otras ocasiones. Aquí, paradójicamente, son las personas las que despiertan a los gallos. El bonancible amanecer les ha jubilado de su oficio vanguardista. Apenas dejamos las últimas casas de madera de las- afueras de Tegus (designación familiar de Ja capital) nos topamos con la acometida de los pinos que, agrupados en miles de rebaños botánicos, inundan forestaünente inmensos espacios del país. Agustín de Poxá lo sintetizó, con su clarividencia poética: Paisaje alpino rodeado o e trópico Sobre un gran peñasco, en su cima, una amplia sombrilla de paja que resguarda unes asientos rústicos. Buen descanso para los conductores. Carca, un animado drivé m Ls sirven en su mismo coche, mediante una bandejita adaptable a ia portezuela del vehículo, bebidas y algunas bocas (aiperitivos) En Amarateca nos hace disminuir ia marcha un viejo camión renqueante. Es irónico el letrero pretencioso que ostenta a la altura de la matrícula dorsal: Alcánzame si puedes Llegamos a Zambrano. La carretera sigue siendo un río de asfalto entre pinares, Francisco Latorre, el joven ingeniero español, se extraña de que vaya tomando apuntes. Tengo que aclararle: -Cuando algo debe permanecer, se ve mejor con el lápiz que con los ojos. Entre nubes blancas y montañas azuladas, Comayagua, la antigua capital de