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ABC MADRID 17-01-1969 página 9
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ABC MADRID 17-01-1969 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página9
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La avenida central del cementerio de perros en París. Monumento ai perro Barry el San Bernardo que salva a 40 personas. A MI ADORADO LULU... L cementerio de los perros de París se llega saliendo de la place de Clichy, y por el boulevard del mismo nombre, hasta Asniéres (Hauts- de- Seiñe) Está situado entre dos puentes en una pequeña isla, abrazada por dos ramales del río. Es un lugar de reposo, no sólo para los que allí están para siempre, sino para los que huyen por unas horas del tránsito ruidoso, agobiante, de la capital francesa. A pesar del reducido espacio, hay pegadas unas a otras, muchas sepulturas, en su inmensa mayoría de perros, aunque no falten gatos y excepcionalmente, muy visible, porque el tamaño de la tumba es gigante en comparación, el lugar donde descansa de sus muchos triunfos un caballo de carreras, con su inscripción en inglés. No es la única en este idioma. De acuerdo con el folleto de información, hay en el cementerio restos de cuarenta mil animales de todas clases. El detalle más sentimental de entre los ingresados, lo da el pobre perro vagabundo que llegó, renqueando, a la puerta del cementerio, dio unos pasos en el interior y lanzó el postrer suspiro de auien tras mucho buscar, ha encontrado su casa definitiva. Y como en el cementerio de los hombres hay piedras de mayor o menor riqueza y buen gusto; tumbas abandonadas y otras en que se renuevan diariamente las flores, inscripciones breves lapidarias como corresponde a donde están escritas) o largas, abarracadas, llenas de lágrimas. Se descubren nombres f a m o s o s Por ejemplo, el de Rin- tin- tin grand vedette du cinema y otros que recuerdan la historia reciente, animales que sufrieron, al compás de sus dueños, persecuciones, como ese gato Kiki recuperado tras el éxodo judio. Pero en la mayoría de los casos, la historia es simple, directa. Alguien se fue. Alguien se quedó llorando su ausencia. A rrá decir que no existimos. Nunca te reemplazaremos. He buscado, con cierta perversa intención, la señal de que ios que esto escriben se olvidaran de su promesa, tal y como ocurre en las sepulturas de humanos, es decir, el abandono del lugar, las flores ya marchitas sin reemplazar, y que indican que alguien ha sustituido al que se fuera para siempre. Pero no lo he encontrado. Querido Lulú desde que me has dejado para siempre, Ese perro todavía vive en el corazón de sus dueños. la casa está vacia, la vida triste, y yo arrastro mi pena. La comparación con los humanos se reQuisiera tan ansiosamente verte... pite continuamente. Se destaca en las inssi esa esperanza me fuera permitida cripciones la diferencia en comportamienla muerte me sería muy dulce. to (en nobleza, en agradecimiento y, sobre Sólo ella podría borrar tu Querido re- todo, en lealtad) de los amigos de cuatro cuerdo. patas sobre los que caminamos erectos. El contraste dramático está sobre todo en el monumento al San Bernardo que salvó a y firma, modestamente, G. B. Otros tienen un sentido romántico más cuarenta personas, y murió a manos de la que hacía el número 41 situado a la leve: entrada del recinto. Hera que amabas el mar; Pero la razón más importante del afecque el Sena acune tu último sueño. to que el faombre tiene al animal es, evidentemente, la adoración que éste siente A menudo hay en la tumba madre e hija. por aquél, una adoración que permite al En general, el perro es de sexo femenino. más modesto de los mortales, al feo, ai Mayoría de canes son caroches o lulú. Uno pobre, al enfermo, ser tratado por su peimagina a la buena señora con el perro en rro como si fuese el más bello, más rico, el su regazo, pero hay excepciones. Por ejem- más atleta. El escritor Prancis Jammes lo plo, el recuerdo que una heroína de la re- definió en el responso a su perro, también sistencia, Lady Horlida, dedica a OK su aquí enterrado. inolvidable cantarada de guerra Figura, a veces, la foto del dueño, junto O toi qui m as aime al can. Otras, el matrimonio, unido en el ainsi qu un saint son Dieu! dolor: Y por ello, por haberle colocado en el Nos diste trece años de felicidad; pedestal en que los santos ponen al Señor, eras alegre, dulce, tierno. los hombres ponen, en este cementerio de París, los perros al nivel de los seres huUn matrimonio le promete algo que, nor- manos. malmente, no se cumple. Fernando DIAZ- PLAJA Cuando dejemos de venir a verte que- Aquí reposa Did y asi estoy solo, no creyendo ya en nada. Esa unión de la fe general al amor tenido al psrro supera los límites de la muerte. Como en el verso de Bécquer: donde el sepulcro que se cierra- -abre una eternidad- -todo lo que los dos hemos callado- -lo tenemos que hablar Veamos.

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