ABC MADRID 10-01-1969 página 92
- EdiciónABC, MADRID
- Página92
- Fecha de publicación10/01/1969
- ID0000877629
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LA EVOLUCIÓN DE LAS ARTES Y LA TRANSFORMACIÓN DE LOS ESTILOS S I, como se ha dicho én repetidas ocasiones, el arte y la literatura son un reflejo del vivir y del sentir de una época, que la definen y la caracterizan, no hay duda que al estudiar el arte, y concretamente la pintura de nuestro tiempo, habrá que señalar dos momentos distintos y antagónicos: el período figurativo y el abstracto; es decir, el realismo más órnenos acusado y con raíces, herencia de una pretérita escuela académica, de un neoclasicismo imperante- -y dominante- -en las postrimerías de la centuria decimonona, que prosigue, aunque debilitadamante hasta nuestra guerra, y la concreción del efectismo colorístico qus, como esencia y resumen del cubismo- -y del existencialismo- -viene a resolver un problema de estética y de proyección, más que presente futura, y aue está dominando el ambiente. Las guerras, en realidad, siempre han actuado de linea divisoria entre dos épocas divergentes, limítrofes de los estilos, la frontera que separa dos inauietudes evolutivas, humanas y trascendentes para la historia del vivir de la sociedad en el espacio y en el tiempo. Nuestra guerra, por una multitud de circunstancias y principalmente por el enf rentamíento de dos generaciones con distinto punto de vista, no podía ser una excepción. El antes y después serán precisos para determinar y situar el desarrollo de la acción del tiemDO. El antes puede ser el pasado, por muy inmediato que éste sea, y el después el presente con miras y directrices al futuro, porque el arte es en realidad una avanzada progresiva y escalonada del desarrollo evolutivo del sentido estético de los pueblos que se sienten conscientemente jóvenes. Cuando nuestra guerra, con toda su hondura dramática y transformación psicológica, finaliza, ha surgido a lá vida una nueva y tal vez pujante generación que no piensa ni siente como nosotros. No es ni rebelde ni revolucionaria; acaso simplemente inconformista. Es, ya se ha dicho, una generación nueva, un brote incipiente que será, en un próximo devenir, el que ha de dar sombra al paisaje estético nacional. Por tanto, a aquella y a esta pintura habrá aue situarla en su tiempo, en su momento, para comprenderla y discriminarla. El análisis tiene que ser objetivo- -y comprensivo- -arrancando en principio del clima y ambiente en que se ha producido. ¿Influye la moda en el arte? influye la reacción sensitiva del hombre ante el paisaje que le rodea, el clima que lo determina. La moda no es si no la determinación del gusto de un momento cualquiera, pero las modas pasan, y lo aue es peor, el tiempo y los cambiantes mu chas veces la ridiculizan, de lo que se deduce que el sentido de lo bello es transitorio y efímero, cambia y se modifica, por una serie de circunstancias a tono con la evasión del hombre, de los estilos aue le han precedido. Porque el estilo as, en definitiva, una moda sin duración establecida. Si la moda es versátil hemos de aceptar ia versatilidad, en cierto modo, de los estilos, aunque éstos tengan a veces la duración de un siglo. Determinado ya el matiz y la orientación de las distintas generaciones que han cumplido su misión en el tiempo de su vivencia, habrá qus desposeerse de ciertos prejuicios de antecedentes y de época t ara venir a enjuiciar y comprender los distintos movimientos que. circunscritos a Fragmento de un mural, de José Caballero. lapsos de gestación, vienen, a la larga, a resumir, en una suma de sumandos, las c a u s a s determinantes que totalizaron aquellas inquietudes del espíritu creativo a que claramente nos referíamos antes. El resultado era el supuesto. Ua juventud de la posguerra abría sus ojos al arte con la percepción y sentido de una emoción nueva, completamente inédita. Si algo pudiera achacársele a esta juventud, un tanto iconoclasta e inconformista, es, sí acaso, precisamente, la falta de comprensión para admitir lo que las generaciones anteriores admitieron: su afán del borrón y cuenta nueva como si el arte acabara de nacer y no viniera de antiguo su parcelación en épocas y en tiempo que lo determinan y clasifican dentro de la plura- lidad de los estilos y los acomodos insobornables de las distintas manifestaciones que lo han precedido. V como era necesario agrupar las nuevas tendencias para encauzarlas y dirigirlas a una meta común, el Salón de tos Once y la Academia Breve de Crítica de Arte vinieron, con el entusiasmo y delicada sensibilidad del gran pensador y ensayista Eugenio d Ors, a crear el clima qus se precisaba para dar salida, en una atmósfera retrógrada, a las nuevas aspiraciones estéticas de una juventud ansiosa de dar a conocer su privativo conceptualismo del arte dentro del sentido intelectual del pensamiento creativo. El arte, esta era la realidad, necesitaba una oxigenación é 2 conceptos valorativos, una nueva apreciación y vinculación del espectador con la obra; y del esfuerzo de unos y otros la estética no sólo cambió de rumbo, sino que aclimató la atmósfera a las pretensiones estéticas da la moderna y ecléctica generación de la posguerra. Y así avanzaron por los caminos del arte pictórico y por evolución in-