ABC MADRID 07-01-1969 página 6

Caliente el sol o no, Madrid se abre cada mañana en anchurosa y dispersa terraza allí donde existan bancos, zonas verdes o instalaciones para los juegos infantiles. Improvisado salón de lectura, comedor de paso para el tentempié de media mañana u oficina urgente de información para foráneos, la calle va sirviendo a cada uno para sus pequeños placeres, mientras una ciudad nerviosa y apresurada circula en derredor sin descubrir la belleza de la mañana iluminada. Pues, aunque el sol es tibio y timorato todavía, una cierta ilusión óptica permite distinguir, hasta térmicamente, el lugar soleado de la sombra. Por eso, las palomas se deciden a amenizar el descanso de los tranviarios, y los niños, con su ininterrumpido recreo, c r e a n ambiente de primavera.