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ABC MADRID 05-01-1969 página 134
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ABC MADRID 05-01-1969 página 134

  • EdiciónABC, MADRID
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ESTATUAS Y MONUMENTOS A ISABEL LA CATÓLICA, MADRINA DE AMERICA J UNTO a la figura de Cristóbal Colón, genial descubridor del Nuevo Mundo, estará siempre, parigual a él, el nombre de Isabel la Católica, justamente denominada Madrina de América porque merced a ella, a su comprensión y a la decidida ayuda que prestara a ios sueños del futuro Almirante éstos se trocaron en feliz y asombrosa realidad al conjuro de la estela de las carabelas colombinas, hasta avistar costas y tierras incógnitas antes del histórico 12 de octubre para el mundo activo de aquellos tiempos. Da gozo y conmueve ese episodio, pletórico y henchido de fe y de esperanza, aunque se quede tan sólo en leyenda, según el que la Reina estuvo dispuesto a empeñar sus joyas con tal de que Colón pudiera disponer de medios para su nobilísimo empeño de conquistar almas para el cielo y subditos para Castilla, deseo que había más tarde de poner en práctica cuando decía: Ordeno, pido, imploro piedad para mis nuevos subditos los indios. En ese sentido admirable se dictaron las famosas Leyes de Indias, ante cuyo texto se lian inclinado respetuosos e impresionados hombres eminentes de todos los tiempos y que en nuestros días hicieron decir al presidente Eiserihower, de los Estados Unidos, que nuestra Reina era campeona de las libertades de los pueblos por tan humanitarias leyes- a favor de los indios. Isabel la Católica es honra de España y su figura se agiganta ¡hasta hacer posible algún día su santificación, noble empresa que propició hace años una dama española. La Reina Isabel, a cuyas dotes de energía y talento, comprobadas, por ejemplo, con la fundación de Santa Fe y en la curiosa promesa que allí hizo, se debe la unidad nacional, consumada a la toma de Granada con la expulsión definitiva del dominio árabe en la Península, tiene en a Fiesta de la Hispanidad el lugar de honor, por mujer, por santa, por valerosa y por amparadora del genio de Colón, hombre en el que intuyó carácter para conseguir lo que se proponía y a quien defendió, sin vacilaciones, frente a todos los obstáculos, aun pasando por las en cierto modo excesivas imposiciones que éste puso. Al hablar del Descubrimiento de América surgirá siempre, en primer término, el nombre de esta mujer- reina, a cuya memoria todos rendimos el merecido tributo enaltecedor, porque su vida está llena de bondades y de actos encomiables y porque su influjo fue decisivo en la gesta memorable d e l alumbramiento de un nuevo mundo. Y por si no bastase, una vez descubiertas las entonces llamadas Indias occidentales, supo poner sus manos femeninas de cristiana, en las a veces rudas conductas de soldados, para que, siguiendo sus instrucciones, salvo casos excepcionales e inevitables, diesen en sus campañas militares la nota idealista y generosa de que está impregnado todo el glorioso período de la conquista que fue a la par acción misionera. España y los países americanos de nuestro abolengo, e incluso los Estados Unidos de Norteamérica, han sabido honrar la memoria de la Reina española, y en casi todas esas naciones estatuas o monumentos, de los que junto a estas lineas damos cumplida muestra, pregonan la gloria imperecedera de Isabel la Católica, en unión de su esposo Fernando, Reina de Castilla y de León, de Aragón y de Granada, de Toledo, de Valencia, de las Mallorcas, de Sevilla, de Gerona, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Algeciras, de Gibraltar. de Canarias y de tantos otros lugares y. por último, madrina del Nuevo Mundo. José GUTIERREZ- RAVE En fllontreai En Buenos Aires, 38 En el Capitolio de Sacramento (California

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