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ABC MADRID 04-01-1969 página 89
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ABC MADRID 04-01-1969 página 89

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página89
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lenguaje de antes, se ponen igual de cursis, se vuelven igual de tontos, dejan a un lado, como siempre, cualquier sombra de realismo para hundirse en un mundo ideal de novela lleno de palabras tiernas, admiración mutua, atracción sexual y agua de colonia: -Te quiero. -Te adoro. -Te amo. -Te idolatro. -No puedo vivir sin ti. Ese es el viejo, querido, anticuado, terrible, patético, tonto amor de antes. El amor del hombre con poco quehacer que tenía tiempo para escribir una carta de cinco folios a la mujer aviada luego de dejarla en el portal después de haber estado tres horas juntos. El amor de las muchachas que bordaban horribles manteles a punto de cruz oyendo tocar las campanas de Jo parroquia, él amor del chico ocioso y rico cuyo único trabajo era salir con la novia, el amor de los opositores eternos que llevaban una foto de su chira entre los temas. Después de todo amor, amor y sólo amor, siempre amor. Bueno, era un poco aburrido. Se acababa bastante harto de tanto azúcar verbal, de tanto cogerse las manos, en invierno heladas y en verano sudorosas, de tanto pensar en lo que haremos la casa que tendremos lo felices que seremos y las sábanas que necesitamos Hoy dia las cosas van más rápidas y es mucho mejor; me gustas ¿y si nos casáramos? estupendo Se avisa a los padres, se busca un traje sastre mono, se va a la iglesia a las nueve de la mañana, se compra una un camisón nuevo y algo más frivolo de lo acostumbrado, y ya está. Cuatro días de permiso y en seguida los dos a seguir trabajando hasta que nazca el primer niño que entonces ya veremos como nos las arreglamos Pero es el mismo amor, amor y sólo amor, siempre amor. Hasta con las mismas y tontas palabras de siempre: -Te quiero. -Te adoro. -Te amo. -Te idolatro. -No puedo vivir sin ti. Para los jóvenes de vanguardia, par- los chicos de verdad in para los muchachos que miran más al futuro que a ¡presente, ese tipo de amor está ya, también, anticuado. Ahora se puede y se debe elegir pareja a base de computadores electrónicos. No estoy muy segura de cómo es eso porque venia muy bien explicado en una revista francesa que me dieron en la peluquería y cuando esaba empezando a entenderlo vino la oficiala a quitarme los rulos y se acabó. De todas formas la cosa es más o menos así: el muchacho deseando estar enamorado como un caballo con miras a hacer un matrimonio sólido y agradable- -lo de agradable es mil veces más difícil que lo de sólido- responde a un cuestionario muy estudiado: edad, profesión, aficiones, gustos, si es celoso, o insociable o borracho. Luego específica, también con detalle, las cosas que le dan cien patadas, es decir todo aquello que no puede soportar, por ejemplo, el humo del tabaco, las mujeres con el pelo oxigenado, una persona que se muerda las uñas, dormir con la ventana abierta o la televisión. El cuestionario relleno se entrega al guardián y cuidador del cerebro, que es siempre un licenciado sapientísimo y recibe cada día un montón de ellos tanto masculinos como femeninos. Como se las arregla el conmutador con todas sus ruedeeitas y cacharros para sacar cada oveja con su pareja no lo sé- -tal vez si no hubiera sido tan inoportuna la de los rulos... pero la cosa es que al muchacho le dan los nombres de dos o tres chicas hechas a su medida y a la chica también las de un par de jóvenes LOS AÑOS LOCOS que le vayan como un guante. No hay más que ligar por teléfono, salir unas cuantas tardes a bailar- -si a él le gusta bailar a ella también- -o a visitar museos- -cuando a él le gusta el arte a ella le encanta- -y en seguida se vuelven locos el uno por el otro, se enamoran como tigres y empiezan con los mismas estupideces de ayer, de hoy y de mañana, porque es el mismo amor, amor y sólo amor, siempre amor: -Te quiero. -Te adoro. -Te idolatro. -No puedo vivir sin ti. y siempre igual, y todo igual, que bajo el Sol no hay nada nuevo. Pero yo creo firmemente, con toda mi alma, en el progreso indefinido. ¡Bien! por las bodas rápidas y sencillas; ¡hurra! por el amorComputador. Si hay algo que detesto en este mundo es bordar mantelerías a punto úe cruz, además siempre se me llena el hilo de nudos. Begoña GARCIA- DIEGO En nuestras páginas gráficas del sábado pasado, día de los Santos Inocentes, se publicó un texto, Las terribles estadísticas cuyas fotografías estaban, como es normal en estos casos, elegidas por el acorde más simple de tema y de ilustra eión. Queremos, sin embargo, hoy reiterar que no sería correcto establecer el menor nexo entre la representación personal de las fotografías y las notas de ternura y humor del artículo con ellas ilustrado. Como tantas veces sucede en nuestro oficio, una mano escribe y otra distinta toma las ilustraciones. A ninguna de las personas de aquellas tres fotografías- -alguna conocida, merecedoras todas dé nuestra consideración y respeto- -podía referirse el artículo, ni deben verse afectadas por el tono ligero propio de esta sección Los años locos

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