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ABC MADRID 27-10-1968 página 159
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ABC MADRID 27-10-1968 página 159

  • EdiciónABC, MADRID
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bel Ponce de León, y fallece sin sucesión en París en 1711, pues u único hijo, don Nicolás José, séptimo duque de Huesear, falleció soltero, premuriendo a su padre en 1709. EL X I I DUQUE DE ALBA EMULA LA GLORIA DEL ORAN DUQUE La casa de Alba se c o n t i n ú a en don Francisco Alvarez de Toledo y Velasco, hijo segundo del séptimo duque de Alba. Cuando recibe su cédula de sucesión, como décimo titular, es y. Un anciano. Casó joven con doña Catalina de Haro y Guzmán, condesa- duquesa de Olivares, mar quesa de Carpió y condesa de Monterrey. Hija de ellos es doña María Teresa Alvares de Toledo, que sucede en la casa y es la des hombres de aquel tiempo. Conoce a Juan Jacobo Rousseau, y mantiene o rrespondencla con Voltaire. Ha casado con doña Bernarda Alvarez de Toledo y de Portugal, hija de los condes de Oropeaa, y les nace un solo hijo, don Francisco de Paula, décimo duque de Huesear, que premuere á su padre, dejando de tu matrimonio con doña Mariana de Silva y Baza una hija de ocho arios; se llama Maria del Pilar, Teresa, Cayetana, y hará célebre este último nombre. La pequeña undécima duquesa de Huesear es educada por su abuelo, y tiene como preceptor a don Ramón de la Cruz. Casa a los trece años, en 1776, con el primogénito de los marqueses de Villafranca, cuatro años mayor que ella. Es joven, distinguido, amante de la música en particular y de las bellas artes en general. Cayetana, aunque no menos culta ni inteligente, es más ssneilla en sus gustos. Ha nacido en el antiguo palacio familiah entre las calles del Duque de Alba y de Juanete, y hasta sus balcones llega el rasgueó de las guitarras de los majos del castizo barrio. Aprende coplas populares y tonadillas de moda. Es la decimotercera duquesa de Alba al tallecer, en 1776, su abuelo, el duodécimo duque, en quien los historiadores han creído ver al más claro emulador de la gloria del gran duque de Alba, por sus brillantes servicios a la diplomacia e s p a ñ o l a en el agitado ligio XVX 1 X europeo, su lealtad al Rey Carlos m y su aportación a la cultura. aclarar nada, se cierra, se archiva, se olvida, mientras la leyenda subsiste. Es el decimoséptimo duque de Alba quien en 1046 exhumará los restos de Cayetana. El informe pericial forense, detallado, concienzudo, pondrá entonces punto final a la ab sUi- da hipótesis del envenenamiento. EL X I V DUQUE DE ALBA HEREDA EL PALACIO DE LIRIA CAYETANA, BELLA, GENEROSA Y BUL NA, INMORTALIZADA POR OOYA, NO MURIÓ ENVENENADA El duque de Alba, pronunciando el dl ourso de su reoepolón oomo aoadtfmloo de Bellas Arte da San femando (1 8 t f) undécima duquesa de Alba y de Huesear, condesa- duquesa de Olivares, condesa de Lerín, condestable de Navarra, marquesa de Carpió y condesa de Monterrey y de Osorno; éstas eran las principales vinculaciones con que la cosa ducal de Alba se veía acrecentada ya en el siglo XVJil. Contrajo matrimonio esta Undécima duquesa con don Manuel José de Silva y Mendoza, conde de Calve. El hijo de ambos, don Fernando de Silva y Alvarez de Toledo, será el duodécimo duque y uno de los personajes más brillantes de la familia. Adquirió de la testamentaria de la Reina Isabel de Farnesio el palacio de Buenavlsta, y fue aquella casa de la madrileña calle del Barquillo el centro de la intelectualidad española de su ¿poca. Una hermana suya, María Teresa de Silva, casó con don Jacobo Pltz- James- Stuart, tercer duque de Berwick y decimocuarto conde de Lemos, y a su bisnieto vendrá a parar el ducado de Alba, cuando se extinga la descendencia de don Fernando, el duodécimo duque, quien sirve al Rey Carlos III como capitán general de sus Ejercites y embajador en París. Es culto, distinguido, de exquisita sensibilidad; ama la música, protege a los artistas, goza del trato con la intelectualidad, y se deja seducir por el Enciplopedismo, como tantos gran- La madre de la duquesa Cayetana habla casado el mismo día que BU hila, con el conde de Fuentes. En su casa de la calis de Hortaleza se presenta un dia un pintor aragonés que aspira a triunfar en Madrid; sé llama Francisco de Ooya. Allí, en casa de su madre, conoce a la duquesa Cayetana, recién casada y nina aún. La condesa de Fuentes, gran aficionada a la pintura, es miembro de la Real Academia de Bellas Artes, y su voto y recomendación son decisivos, cinco años después, para que Ooya ingrese en la institución en 1780. Su gratitud al mecenazgo de la familia de la duquesa de Alba será sincera y duradera. Cuando fallece Carlos Í X en 1788, X y sube al trono Carlos XV. Ooya es pintor de cámara. La protección de la casa de Alba no le es ya necesaria, pero sigue frecuentando su trato, y pinta a Cayetana Uha y otra vee... ¿Está Ooya enamorado de la duquesa... Sin duda se siente atraído hacia acuella criatura tan extraordinaria, que además de ser bella, es generosa y buena; gusta de mezclarse con la gente en romerías y fiestas de toros; el pueblo la quiere; Carlos IV la admira; el ministro Oodoy la respeta, aunque no la tiene afecto i María Luisa de Parma, a quien aventaja en bondad y belleza, la envidia, y surge una rivalidad llevada a extremismos ridículos entre la reina y la duqussa. ¿Está Cayetana enamorada de Ooya, El pintor le lleva dieciséis años; es sordo, gruñón, arisco, de modales toscos, tan poco a tono con la gracia gentil de la duquesa, y tiene un orgullo desmedido, que forzosamente había de parecerle a ella impertinente. El romance no parece nada probable. En Francia estalla la Revolución y us consecuencias llegarán pronto a España. Está cerca el Dos de mayo pero no lo verán los ojos de aquella madrileña ilustre, cerrados por la muerte en 1802, cuando sólo tiene cuarenta años de edad. Del romance, sin duda falso, la duqussa Cayetana pasa a la leyenda, y la l? yenda habla de veneno y muerte misteriosa. Carlos IV ordena a Oodoy abrir una investigación, y poco después el sumario, sin A falta de hijos, hermanos y tíos carnales, corresponde la sucesión de la duquesa de Alba al descendiente de la hermana mayor de su abuelo. De esta forma se uñen en la persona de don Carlos Miguel Fitz- James- Stuart y Silva los ducados de Alba y Berwick. Es este decimocuarto duque de Alba hijo del quinto duque de Bsr wlck, fallecido en 1794, y nieto por línea paterna de la princesa Carolina Augusta de Stolberg y MecklenbUrgo- Oüetrow, y a través de ella, la casa de Berwick venia entroncada con la mayoría de las dinastías reinantes en Europa. Heredaba el nuevo duque de Alba, como duque de Liria, el palacio de este nombre, y es asi como las glorias seculares de la casa de Alba pasan a tener por marco en Madrid la elegancia neoclásica levantada en piedra por el arte de Ventura Rodríguez. Si grandes eran los servicios prestados a España por los duques de Alba, a través ya de cuatro siglos, al llegar a este decimocuarto duque, se cruzan con los esclarecidísimos que cinco duques de Berwick, antepasados directos suyos, vienen rindiendo al trono de los Bortones, como mariscales de los Reales Ejércitos, hábiles políticos y eficacísimos diplomáticos. Casado con doña Rosalía Ventimlglia y Moneada, tuvo el decimocuarto duque de Alba un hijo llamado Jacobo, que será el decimoquinto duque. Los grandes señores de Europa se verían honrados de tenerle por yerno; pero el duque Jacobo no quiere casar fuera de España, y pone sus ojos en la mayor de las dos hijas de los condes de Montijo: María Francisca; su hermana menor, Eugenia, condesa de Teba, será emperatriz de Francia, y su figura, ya viuda tras el desastre de Sedán, y tras la pérdida del hijo, el Principe Imperial, buscará en la ancianidad el sol y la paz del hogar de sus familiares, los duques de Alba. Y a morir llega a España un día, la que compartió el trono de Napoleón XIX. De Algeciras a Sevilla, y de Ssvilla al palacio de Liria en Madrid, que quedó impregnado del recuerdo de la anciana emperatriz de los franceses, de su esposo y de su hijo. Hoy en salas y antecámaras de Liria, muebles, lienzos, tapices, bustos de mármol y porcelanas, evocan el recuerdo de aquella familia imperial de trágico destino. LA PRIMERA VEZ, EN QUINIENTOS AÑOS, QUE UN DUQUE DE ALBA NO PUEDE ACUDIR A LA LLAMADA DE SU REY Es el decimosexto duque de Alba un sobrino carnal de la Emperatriz, don Carlos Fitz- James- Stuart, que Juega un papal importante en el proceso de la Restauración de la Monarquía Española en 1876. Es gran amigo personal de Don Alfonso XII, quien premia u servidos con el Toisón de Oro, s que han llevado casi todos los duques de Alba, desde el gran duque. Contrae matrimonio con la condesa de Siruela, doña Rosario Falcó y Osorio, que es, sin duda, una de las mujeres más brillantes de la casa de Alba. Distinguida, inteligente, trabajadora, supo disipar la tentación del ocio, dedicándose con tejón a reconstruir el patrimonio de los Alba, menguado por las prodigalidades de la duquesa continúa 61

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