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ABC MADRID 03-12-1967 página 3
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ABC MADRID 03-12-1967 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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i R E N S A ESPAÑOLA, REDACCIÓN, S. A. ADMON. Y TALLERES: SERRANO, 61 MADRÍD FUNDADO AB EDICIÓN DE ANDALU- c s LUCA DK TENA I A CARDENAL t t I L U N D A I N, 9 E V I LLA IN IBOS POR DON TORCÜATO cPLATERO Y YO CUMPLE CINCUENTA AÑOS EDIO siglo ya un libro que guarda tan permanente frescor, un j libro niño! Más exactamente, un ibro sin edad, en cuyas páginas ingrávilas el tiempo- -habitualmente implaca le- -no ha dejado la más leve arruga, la nás ligerisima erosión. Y es que Plateo y yo tuvo algo de milagro en su dia y sigue pareciéndolo. Fue un libro excepcional, rigurosamente distinto a todo lo iue hasta entonces había escrito Juan iamón Jiménez. Y continúa siendo una abra impar, tanto en el conjunto de su bra como en la perspectiva dé la literatura española. Era en 1917, año sin mayor relieve en os anales literarios, pues aún pesaba la ibsesión de la gran guerra Unkamene otra gran figura- -no reconocida entones- la única que puede aparearse en iriginalidad innovadora con Juan Ramón iménez- -aludo a Ramón Gómez de la lerna- acababa de publicar el primer ibro completo y compacto de Gregueías aquel volumen de cubierta ajedre: ada- -hoy una rareza bibliográfica- diado por Sempere, de Valencia. Valle- In: lán da a luz, en ese mismo 1917 un libro ue casi siempre se olvida por escasanente logrado: sus impresiones del fren: e bélico poco antes recorrido: La melia noche, visión estelar de un momento ie la guerra En cuanto a Unamuno, rofundiza el tema cainita, uno de los que nás reiteradamente le obsesionaron, en a novela Abel Sánchez con una cu ierta salida también de su propia pluma. Juan Ramón Jiménez había iniciado en ise 1917 la segunda fase de su obra. Reién instalado en Madrid, tras sil regreso e los Estados Unidos y su casamiento on Zenobia Camprubi, inauguraba un nievo ciclo con el libro que marca un ambio de rumbo capital: Diario de un oeta recién casado Del mismb 1917 es ambién otra obra bellísima en diferente registro: Sonetos espirituales Recordemos que una edición anterior, ibreviada. del Platero y yo ya había risto la luf tres años antes, en 1914, pero ie forma un poco invisible por el hecho ie incluirse en una colección de textos amosos adaptados para ios niños que iditaba entonces La Lectura Mas ahora, en 1917 el libro aparece completo y lin riesgo de confusiones. ¿Advirtieron piuchos entonces la maravilla de Píate o y yo Repasen, quienes los tengan a bu alcance, revistas y periódicos del tiemK pero yo creo que, salvo un artículo le Manuel Abril- -tal vei otro del infal ¡able Díez- Canedo- -y pocos más, el libro iebió abrirse él solo un lento, pero segu o camino hasta alcanzar su fabulosa diUsión actual, sus millonarias tiradas, en iodo el área del idioma. Durante el viaje lúe Juan Ramón hizo en 194 B a la Argentina y al Uruguay era emocionante ara él- -y para quienes a veces le acompañábamos- -ver las bandadas incesantes M Í de niños y muchachos que se le acercaban con los ejemplares abiertos del libro glorioso solicitando su firma. Y, sin embargo, ¿había sido Platero y yo un libro escrito pensando en los niños? Releamos el prólogo de 1914: Este breve libro, en donde la alegría y y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero estaba escrito para... qué sé yo para quién! para quienes escribimos los poetas líricos. Donde quiera que haya niños- -dice Novalis- -existe una edad de oro. Pues bien; por esa edad de oro, que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra tan a gusto que su mayor deseo sería no tener que abandonarla nunca. Y en los ciento cuarenta y tantos capltulillos que siguen, el prodigio de Platero se cumple. El burrillo pequeño, peludc, suave con los espejos de azabache de sus ojos, que acompaña al poeta en sus paseos por el campo de Moguer, que es un personaje de sus diálogos, que juega con los niños, descubre paisajes, asiste a crepúsculos y auroras, cobra tanta o más vida que un ser humano, con la diferencia- ¿quizá a su favor? -de que no habla... El poeta le interpela, le habla, él sí, le hace testigo constante de sus pequeñas aventuras, sus menudas emociones. En un género tan difícil en nuestra lengua como el del poema en prosa, pues el castellano tiene demasiado peso específico, Juan Ramón Jiménez consigue algo único. Una prosa alada, transparente, de una difícil sencillez, cuyo secreto nunca volvería a encontrar el poeta que precisamente tanto teorizó después sobre lo sencillo y lo espontáneo Platero y yo nació perfecto y así ha permanecido. Tuvo suerte al escapar a las sucesivas correcciones que Juan Ramón Jiménez impuso a la mayoría de sus libros. Ricardo Gullón nos ha hablado de un Platero revivido que el poeta proyectaba. Mejor es que nos hayamos quedado sin conocerlo. Aquí viene a punto un verso del propio Juan Ramón: No la toques ya más- -que asi es la rosa. No sólo una rosa, un rosetón de una gran vidriera, encajada en una arquitectura perfecta: así es Platero y yo y fuera profanación la menor variante o cambio de luces. Guillermo DE TORRE RÉQUIEM POR OTRO PUEBLO S, todavía, un pueblo perfecto, lo ciñe un río hermoso y truchero, lo condecoran álamos y abedules, y los contrafuertes de la sierra del Invernadeiro, lo protegen del frío como entre las tibias ancas de un potro. Desde los altos- -agras, montesías, estivadas, xestas perdices, y al filo de la tarde, soturno, el lobo- -los vientos largados lo orquestan con poderoso ulular wagneriano; como canción patriótica cantada a coro en la plaza de alguna vieja ciudad germánica. Abajo, piños de ovejas y el redondo son de las esquilas vacunas. Sí, es, todavía, un pueblo perfecto- -aunque no tiene electricidad ni carretera- colocado por la abierta mano de Dios en el regazo de la alta montaña orensana. Su nombre, Veigas de Camba; sus habitantes, trescientos; sus vacas, cien; y sus ovejas, quinientas. Digamos para terminar que posee una miel incomparable, y que sus castañares desprenden las castañas más grandes y sabrosas que al pasajero le ha sido dado tomar en su Galicia materna. Depende del Ayuntamiento de Villariño de Conzo. Cazando, desde La Gudiña, hemos caído días pasados en Veigas de Camba. El canon perfecto del pueblo humeante en la alta paz del otoño se abarca en la proporción de la mirada; con sus prados, su río cabal, sus árboles lloviendo oro, y sus casas. Como una divina proporción que hubiera placido al griego. Pero hace días que un perito en lenguaje de los terrícolas, vino a avisarles que se preparasen, ya que un embalse en construcción ha de borrar todo del mapa: casas, álamos y prados. La sentencia parece ser ya dictada. Esta vez no se trata de Penosa, pero para los efectos es igual. -Mire señor, dicen que nos llevarán a una población para que pongamos algún negocio. ¿Qué sabemos nosotros de eso, señor? ¿Qué vamos a hacer en la población... En los ojos de la mujer que me hablaba, parecía contemplarse el f i n del mundo. Quise consolarla, pero no encontraba palabras. Unos rapaces rubios me contemplaban, desde la puerta de la cocina aldeana, co. n los labios mudos y los ojos profundos, abiertos como pozos. De pronto, un luto de cuervos tiñó con escalofríos el cielo de noviembre. Como estábamos en Difuntos, era seguramente el réquiem por las casas sentenciadas, por los álamos y los robles, por el río cabal, por la armonía de los grandes castaños, por los prados nutricios. Por todo... Me quedé pensando que los pueblos, aunque no tengan televisión, ni carretera, pueden también tener alma. Y que el alma, a lo mejor, duele. José María CASTROVIEJO E RATICIDA IBYS 1 5 2- 5 protege su salud y asegura su hacienda INSTITUTO IBYS BRAVO MURIUO, 53 MADR. 0 (3 ¡v

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