ABC MADRID 03-09-1967 página 59
- EdiciónABC, MADRID
- Página59
- Fecha de publicación03/09/1967
- ID0000826416
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ABC. DOMINGO 3 DE SEPTIEMBRE DE 1907. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 5 f CRÓNICAS D K VERANO EN ESPAÑA LA NOVIA DEL MAR Hace años que dejé Santander. Era la ¿poca del fox lento con letra romántica; me parece todavía escuchar al animador de la orquesta en el hotel Real, musitando en el micrófono las noches de verano: Santander, eres novia del mar, que ae inclina a tus pies, que sus besos te da... Había fiestas de noche todos los sábados en el Tennis, en el Golf, en el Náutico o en casas particulares. Las muchachas elegantes se bañaban en la playa de la Magdalena para luego ducharse en el club. Por la tarde solían coger la canoa de Pedreña y dar bolas en uno de los greens más bonitos del mundo, otras bajaban al puerto a comer sardinas o se iban de excursión. Casi todos los chicos estaban preparando el terrible ingreso de entonces en alguna de las Escuelas Especiales. Hacía ilusión flirtear con un extranjero, pero como no había ninguno resultaba poco menos que imposible por atractiva que fuese la niña. Se iba a pescar al centro de la bahía y a la vuelta se nadaba un poco, tirándose desde el Náutico. Una parte de la ciudad estaba todavía destruida por el incendio y había tiendas elegantes instaladas en barracones. Era una población jae nos parecía pequeña, exclusivamente de veraneo, animada sólo en agosto, que sin los forasteros ruidosos y tostados se quedaba callada, sin vida. Hoy he vuelto a una ciudad inmensa con bloques y bloques de edificios nuevos. Hemos visto un Ballet Internacional en la plaza Porticada. Estuvimos cenando en uno de los muchos restaurantes de luja Paseamos por unas calles repletas de gente de todos los colores, de todas las edades, de todas las nacionalidades. Al anochecer fuimos a comer pescado frito al sitio de moda, un local graciosísimo decorado a base de toneles pintados por artistas conocidos. Dos chicos españoles- -tqué raro! esperando mesa, comentaban entre ellos la manera de ligar con dos colosales nórdicas, largas, rubias, con faldas casi inexistentes, sentadas a su derecha. -Nos acercamos y les dices; ¡Vaya mujeres! Pero si conseguimos sacarlas a cenar yo me quedo con la chata, que parece más bajita. -No entienden el castellano, mejor hacerlo todo a base de guiños y sonrisitas. Ni hablar, la chata, que parece menos gigantesca, es para mí, que la vi primero... Al día siguiente fuimos a tomar una copa en el bar de la Universidad de las Llamas. En invierno es Escuela de Ingenieros de Caminos, en verano muchachas y muchachos del mundo entero aprenden español, traducen a Cervantes, conocen a Unamuno, se extrañan de que Felipe II se casara cuatro veces. De noche muchos de ellos duermen en lo que fueron caballeri; zas del palacio de la Magdalena. Recorrimos el edificio de arriba abajo: las grandes aulas, el cine, los dormitorios, la piscina, el comedor. Todo el tiempo nos cruzábamos con chicas jovencísimas, las piernas al aire, un montón de libros bajo el ¡brazo y los cabellos ubres sobre los homíbros. En la biblioteca varios estudiantes (estaban tan concentrados en su labor que BLANCA Pero el paisaje no ha cambiado nada... MAZ ARRON, DE BRILLANTE PORVENIR De cada diez coches que me he cruzado en la carretera de Águilas a Hazarrón, nueve eran franceses 7 muchos pregonaban la cifra final del 75, indicadora d e su domicilio en París. En l o s otros he contado buena proporción de matriculas alemanas. Quiere esto decir que los nativos frecuentan poco este tramo litoral, todavía poco aconsejable para dar un largo rodeo y pasar por Lorca y Totana. Las sierras, que tanto abrigan la costa y dulcifican su clima, bajan sus altos lomos hasta la misma raya del mar. La Almagrera, el Cantal y las Moreras crean dificultosos y cerrados puertos. Por los barrancos crece el baladre y se aroma el aire de laurel rosa. En los camines a nadie se encuentra uno. La copla vieja, Camino de Almazarrón yo vide una Ivuertanica que me robó el corazón, no serviría para eantar ninguna realidad presente. Falta el hombre como falta el árbol. A la caída de la tarde sobrecoge la mole silenciosa y púrpura de los montes. Desde Cabo Cope, donde la altura es inmediata a la espuma, se inicia la dilatada hermosura virgen del golfo de Mazarrón, con pequeños apoyos en las puntas de Calnegre y Botnuevo, para rematar en La Azohía, con el regazo del puerto. Desde Cabo Tinoso se enfila ya Cartagena. Es un paisaje estremecido, el mismo que dejamos en Águilas. La tierra es mineral, hecha de hierro y cobre, con venas de plata y plomo. Por aquí estuvo la antigua Mastía y aquí se abasteció Salomón de carga argentífera para su templo. Ahora la entraña queda dolorosamente al descubierto, como un grito, en el rojo vivo de las estrías que formaron los lavaderos, con los ofensivos y heridos colores de la sangre. Mazarrón- -almazarrón- -tomó nombre del color del pueblo, con sus puertas y ventanas pintadas y brillantes. Luego fueron los populares azules, verdes, rosas, amarillos los que daban lustre a las fachadas. Pero Mazarrón quedó olvidado y sin color mientras crecía y le sobrepasaba el Puerto de su nombre. Manuel Fernández- Delgado, que es de consulta preceptiva en asuntos de esténi siquiera levantaron los ojos al vernos. Hace años que dejé Santander, y al volver me he encontrado otra ciudad. Me fui cuando estaba de moda el bolero lento, que bailaban mujeres de labios escarlata, y he vuelto a un mundo de universitarias en minifalda, de música ye- yé de rostros femeninos con los ojos muy hechos y la boca completamente blanca. Pero el paisaje desde lo alto del Real, a donde subí al anochecer porque tenía allí una cita con mis tica, querría que el Puerto resucitara el color antiguo y desaparecido. Pero ya los rascacielos han dejado enanas las palmeras, y será difícil que el azul- Picasso, el rojo- Goya y el amarillo- Van Gogh puedan resucitarse. La tentación rentable de la altura ha ganado el ánimo de las construcciones. Se desecaron las salinas y el turismo ha promovido una línea que tiene más de caraqueña que de mediterránea. Las ¿layas son muchas, incontables. La esperanza no se ha perdido de que el buen gusto se imponga. Habrá que salvar el paso entre Tambalillos de la Isla y alimentar la imaginación. La Reya, el Castellar, con rodales de azucenas silvestres en la arena que prolongan leyendas maiianas, tienen mucho porvenir. He buscado por aquí la casa de González- Ruano que antes de terminarse tanto construyó con amor y buena literatura 1 deseo de César. Es un torreón morisco y pequeño con litúrgicos cristales. No he querido saber quien vive en ella. Junto a la nueva urbanización se citan profesores universitarios. Es posible pasar la consulta administrativa c o n Martínez- Useros y la filológica con Muñoz Cortés, y la matemática con Antonio Soler y la jurídica con la profesora Rosa María Yúfera. Por el Puerto pasea la memoria románticas adolescencias, entre las palmeras que constituyen su larga balconada. En lo alto del faro, la perspectiva es hermosa y la mesa está servida. Por aquí consume sus soledades varoniles el escultor Planes, aprendiendo elementales bellezas. En la pescadería, la melba, el caramel y la boga, y a su lado las redes verdes y azules puestas a remendar. La cabra sigue su destructivo ramoneo por los alrededores. De vez en cuando, un oasis increíble de palmeras a cuyo lado toman asiento los que bajan del pino coronado de niebla. De Heine a Miguel Hernández el trecho es grande. Aquí está, para decirlo con título de Rof Carbailo la violencia y la ternura, a partes iguales entre la tierra y el hombre. En proyecto, una plaza de toros. Camino de Isla Plana todo aumenta en verdores. Las panochas limitan con la sardina. El mar se hace bravio en los acantilados y dulce en la gracia furtiva de las calas. Mucho verde ha perecido pero será posible poner en verdor que no se mustie, la riqueza turística. Junto al Campillo, que antes cruzaban vagonetas minerales, se trabaja a largo plazo la infraestructura de un turismo que llegará. Aparte el suceso de La Manga, Mazarrón es, con Águilas, la caudalosa potencia turística del litoral de Murcia. (A poco que se cuide tiene eso que se llama un brillante porvenir. -Salvador JIMÉNEZ. recuerdos, no ha cambiado nada. Sigue siendo igual que entonces: bravio y tierno, negro, gris o azul, según el humor del cielo, uno de los más hermosos del mundo. Ahora y antes, ayer, hoy y mañana, cuando nosotros éramos chieos y cuando estén muertos los hijos de los hijos de nuestros hijos. A veces, dulce y luminoso; a ratos, negro y temeroso. Gris y dorado. Claro y oscuro. Siempre bellísimo. -Bebona GAÍLCIA- DIEGO.