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ABC MADRID 22-04-1967 página 11
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ABC MADRID 22-04-1967 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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¿UN SEGUNDO OSWALD ASESINO A KENNEDY? OSWALD GARRISON mj L asunto Dallas ha entrado en H su tercera fase. Tras el estable cimiento d e l informe Warren acerca de los hechos concernientes al asesinato del Presidente Kennedy el 22 de noviembre de 1963. innumerables críticas sobre la tesis oficial han sido publicadas La Comisión Warren pretende qua Oswald actuó solo. Sus antitéticos lo dudan. Lo que no es, evidentemente, suficiente. Es necesario presentar una alternativa a las conclusiones de la Comisión. Richard Popkin, catedrático de Filosofía en la Universidad de San Diego, presenta la suya en un parco libro cuyo titulillo en inglés The second Oswald es más explícito que la traducción francesa Les assassins de Kennedy No versa sobre búsquedas personales, sino en un análisis crítico de las obras aparecidas durante el año 1966 impugnando la tesis Warren, una especie de síntesis argumental que podría haber sido aquella del inexistente defensor de Oswald. Pero Popkin llega más lejos. Basándose en nuevos argumentos, preferentemente en los traídos a luz por Edward Epstein y Mark Lans, el autor de The Oswald elabora una hipótesis de trabajo según la cual existió- -como ya lo pretendieron antes que él Leo Sauvage, Mark Lañe y Drago Arsenijevic- un segundo Oswald Popkin otorga, no obstante, una explicación suficientemente nueva del asesinato. Según Popkin, Lee Harvey Oswald formaba parte de un complot en el cual debería interpretar el papel de presumido culpable y hacia el cual se orientarían tantas pesquisas como la Policia realizara. A este efecto, durante las semanas que precedieron al atentado, todos los indicios a cargo fueron acumulados por los conspiradores; no por Oswald sólo- -y aquí es donde se halla la diabólica astucia- sino por un sosia que dejábase notar por todas partes bajo el apelativo de futuro culpable (en el lugar donde se efectuaría el crimen, en las tiendas, en casa del armero, etc. Con lo que, una vez cometido el asesinato, los autores del complot podrían jugar sus dos bazas: de una parte la Policía se precipitaría hacia las huellas de un inocente hábilmente comprometido para que, así, las restantes pistas se difuminaran; de otra parte, caso de que Oswald fuera detenido, sería imprescindible el demostrar la existencia de un segundo Oswald para liberarle (arrestado, ¿no rogó encarecidamente a su hermano de no creer en las pruebas pretendidas Según Popkin, tenía sólidas razones como para hacerlo) Oswald interpretó su papel a la perfección. Dos hombres dispararon sobre el Presidente Kennedy, uno desde el cerro que hace frente al convoy, el otro- -el sosia- -desde un sexto piso del inmueble donde trabajaba Oswald. El primero, muy probablemente, se escondió en el portaequipajes de un automóvil estacionado justo detras del cerro, y el segundo, ciertamente, abandonó el Depository por una puerta trasera, dejando en el piso el fusil y la munición que permitirían a la Policía el inculpar a Oswald. Desafortunadamente p a r a Oswald la suerte no le dio cita ese 22 de noviembre en Dallas. Con anterioridad se había previsto su salida de la ciudad y, después, del país (estuvo suficientemente comprometido como simpatizante de Castro para que se dedujera que escaparía a Cuba) Efectivamente un automóvil pasó a recogerle en su domicilio. Era un automóvil de la Policía que los conspiradores habían adquirido (el informe Warren confirma esta práctica de la Policía de Dallas de vender, reformados, los automóviles antiguos) y que el portero de Oswald vio estacionarse delante de la casa. Como Oswald no repuso a la señal del claxon ¿acaso la sintiera? al automóvil se alejó. Poco después Oswald descendía de su habitación apercibiéndose de que el automóvil no estaba, tal como se convino, y salía caminando en su busqueda. Entonces tropieza con el automóvil del agente Tippit, y, cuando ss da cuenta de su desprecio, asido por el pánico, mata al policía y escapa. Su segundo golpe de mala suerte llega una vez capturado por la Policía, no quedándole m escapatoria que la de probar la existencia de un segundo Oswald al surgir Jack Ruby que le asesina delante de las cámaras- de la televisión y de millones de americanos consternados. ¿Cuál es el valor de la tesis de Popkin? En primer lugar nos permite tener en cuenta ciertos testimonios que, hasta la fecha, cuadraban mal con las explicaciones oficiales, las cuales parecían ser producto de la imaginación de los testigos. El sheriff adjunto Craig es, por ejemplo, uno de esos hombres que desdobló su actividad en el lugar del crimen, o la Comisión Warren ha descartado su afirmación de que Oswald escapó por la puerta trase- ra del inmueble desde donde salieron los tiros y desde donde montó en un automóvil en marcha que le aguardaba. El ínfcrma Warren, evidentements, no pueds aceptar este testimonio crucial porque, ssgún él, en este momento Oswald se encontraba fuera. Hecho más grave aún: la Comisión no ha intentado dilucidar quién sra el fugitivo que el ayudante del sheriff apresó creyéndosele el hombre buscado. El testimonio de Craig cuadra perfec- tamente, por lo tanto, con la hipótesis de Popkin: el hombre que el ayudante del sheriff vio era el segundo Oswald el verdadero asesino. Popkin aclara también por qué el portero de Oswald vio un automóvil de la Policía delante de la casa. Algunos han concluido que la Policía de Dallas, o uno u otro de sus representantes, formaron parte del complot. El razonamiento de Popkin, que venimos de examinar, resulta más plausible. Aunque no explique todo (nos gustaría saber cómo Oswald podría haber probado la existencia de un segundo Oswald la hipótesis de Popkin parece más ortodoxa qua la tesis oficial. Al menos, intenta explicar lo inexplicable, cuando la Comisión Warren ha deliberadamente ignorado todo aquello que no cuadrara con sus propias conclusiones. Comprendemos qus la tesis de Popkin reclama verificación; pero es su mismo autor el primero en pedir una reapertura de la encuesta para que sus argumentos- -y los de otros muchos- -ssan refutados. Hasta ahora, sin embargo, la Casa Blanca se pronuncia inflexible. El informe Warren es dogma, el resto- -las críticas de Epstein, de Lañe, de Arsenijevic, de Popkin- -no es más que fantasía y novela de espionaje. En los Estados Unidos, un complot no puede ser otra cosa que ficción. La encuesta en Nueva Orleáns del procurador Garrison no ha sido admitida como seria tampoco. Desahuciadas todas las tesis, Clay Shaw será juzgado por un tribunal americano por habsr tomado parte en el asesinato del Presidente Kennedy. Es el primer acusado oficial del crimen de Dallas (recordemos que Oswald no fue inculpado sino de la muerte del agente Tippit) Vista desde Europa la realidad terminará por provocar sonrisas antes que ficción Joaquín GIMENEZ- ARNAU

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