ABC MADRID 05-12-1963 página 35

ARTE EN CASTILLA EL TEMPLO DE SANTA CRUZ, DE LA CIUDAD DE LOS ALMIRANTES Por ESTEBAN GARCÍA CHICO Fachada del templo, por Juan de Nantcs (1602) P UEDE reputarse como verdadero milagro la hechura de los cuatro suntuosos templos de Medina de Rioseco, feudo de los Almirantes de Castilla. Pero el milagro llega a plena realización por obra y gracia del mismo pueblo. Siempre todo lo grande ha nacido de un sentimiento profundo, y desinteresado, y del concurso entusiasta de diversas voluntades fundidas en un noble ideal. Asi nace el templo de Santa Cruz, emplazado dentro del núcleo urbano más rico, cerca de las viejas rúas, con porches corridos y tiendas angostas, que antaño fueron escenario de las famosas ferias. Rúas de los joyeros, de los pañeros, de los herreros, de los zapateros... donde cumpliendo una pragmática de los Beyes Católicos, se agrupaban los antiguos gremios; con cuyas aportaciones y las no menos valiosas de tos mercaderes foráneos, hacen posible que los alarifes vayan labrando en piedra, blanca de las canteras de ValdeUtorre, aquellos capiteles corintios de galana tra- za, que habían de servir de ornato al nuevo templo. Su fábrica es de contornos y perfiles severos. Campea en el fondo de una espaciosa lonja la elegante fachada, bien entendida y con primor labrada, compuesta de dos cuerpos; el primero de ocho pilastras con capiteles corintios, cuatro a cada lado de la puerta principal. Encima corre una ancha faja formada de arquitrabe, friso y cornisa, sobre ésta se levanta el cuerpo superior, de seis pilastras del mismo estilo, y en medio un amplio ventanal adintelado, sobre las cuales descansa el frontón triangular, con esbelta cruz y bolas, conforme pide el arte. Van repartidas en varias hornacinas estatuas de Beyes y Sibilas, y sobre las puertas laterales, dos relieves relativos al augusto signo titular, ejecutado anos más tarde por Pedro de Sierra, escultor riosecano. La decoración de los muros exteriores es nula; una filade ventanas con reci adros completamen- te lisos, y una imposta que corre A todo alrededor. La planta es el tronco principal de la. cruz latina, cuyos brazos debían de cerrar dos torres, conforme a la que se ve sin terminar, l a s capillas laterales separadas por pilastras corintias, se agrupan a todo lo largo y a ambos lados del brazo mayor, en número de cuatro por banda. Espaciosa es su única nave- -cuarenta metros de longitud, desde las gradas del presbiterio, por veintidós de ancho- cubierta de bóveda de medio cañón, con molduras y labores en yeso de mano de Felipe Berrojo. La época de su construcción conocida con cierta exactitud por los documentos de los archivos parroquial y de protocolos, excluye toda participación de Herrera, que con harta frecuencia se venia atribuyendo. Aunque Rodrigo Gil de Hcntañón dio los planos del nuevo teñólo el año 1546, un largo litigio motivó que Jas obras no comenzaran h a s t a los primeros del sii Continúa.