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ABC MADRID 04-11-1962 página 82
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ABC MADRID 04-11-1962 página 82

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C DOMINGO 4 DE NOVIEMBRE DE 1962. EDICIÓN DE peón de la paz, adalid de los países colonizados, ofrece sus cohetes y sus técnicos a cualquier nación aspirante al supremo bien del ingreso en el imperio rojo, en el cual, una vez dentro, como en el infierno EDITORIAL de Dante, hay que renunciar para siemPRENSA ESPAÍÍOLA pre a la esperanza. Depásito legal: M 13- 1958 Al cabo de ese tiempo, Budapest y las REDACCIÓN Y ADMINISTBACION; otras ciudades y aldeas que fueron esceSEREAUO. O. MADRID 4 P 4 STABO nario de feroces combates han restañado NUMERO 43 TELEFONO 285 17 10 sus heridas. Pero en lo íntimo del alma húngara pervive adherida la yedra del recuerdo de aquellos días sangrientos de horror y de gloria, de ilusión y de fracaso al derrumbarse las más grandes esperanzas. Todavía hoy la represión soviética no ha terminado, según se dice en La sublevación de Hungría en 1956 fue el último informe del neozelandés sir una deflagración imprevista y espontánea Leslie Munro, delegado especial de las de la cólera patriótica acumulada en un Naciones Unidas para Hungría. Hompueblo sojuzgado, que sólo pensaba en bres de todas las profesiones en númerecobrar su independencia. Si decimos i ro imposible de determinar consumen 1 que íue el Dos de Mayo de los hún- sus vidas en mazmorras o se hallan degaros se entenderá mejor. En estos días portados en la U. R. S. S. Además, el rése han cumplido los seis años del alza- gimen de explotación contra el cual se miento contra la tiranía soviética, y ma- sublevaron los obreros perdura. En todas ñana se cumple el sexto aniversario de su las ramas de la actividad humana, con menos brutalidad en apariencia que aninmolación. tes, se coacciona para someter a las poDe las dieciséis, peticiones formular s I blaciones húngaras al género de vida exipor los estudiantes húngaros en las ma- j gido por el partido comunista y, en denifestaciones celebradas el 22 de octu- finitiva, por Moscú. Tropas soviéticas bre de 19 S 6 la fundamental era la retirada acampan- en territorio húngaro. de las tropas soviéticas, cuyo proceder irregular y despótico se había hecho insufrible. La Policía de Seguridad del Estado, a las órdenes del partido comunista, es decir, de Moscú, ametralló a los manifestantes, los cuales, ayudados por una gran parte del Ejército nacional, se enfrentaron con los sicarios. Dos días más tarde irrumpían en Budapest ochenta carros de asalto y diez mil soldados soviéEl próximo martes se celebran eleccioticos, en su mayoría mongoles, con la nes para el Congreso de los Estados orden de reducir el levantamiento. Los húngaros se exasperaron hasta el Unidos. Ya desde los tiempos de Gladstone mufrenesí en presencia de los invasores, y de su desesperación heroica se contagió chos europeos miraban hacia los Estados toda la nación, Al amanecer del 4 de no- Unidos como hacia una organización poviembre penetraban en tromba, en Bu- lítica modelo, digna de ser imitada. Y dapest, cuatrocientos tanques, y en toda amén de las diferencias esenciales de idioHungría dos mil quinientos entre tan- sincrasia, tradiciones, experiencia, ocurre ques y carros blindados, mas mil vehícu- que eL espectáculo periódico de la vida los auxiliares y unos cien mil hombres política americana no incita ni poco ni según consta en el informe de la Comi- mucho a la imitación. sión de la O. N. U, encargada de esclaAhora mismo presenciamos cómo los recer los acontecimientos. grandes problemas del mundo, incluso los Hungría fue aplastada por un huracán que pueden conducirnos a una guerra nude metralla e inmersa en un baño de san- clear, son tratados por los partidos con gre. Luchó hasta la extenuación contra vista a las elecciones. Durante su camlos soviéticos, persuadida de que 1 mun- paña presidencial, Mr. Kennedy, candidado libre acudiría en su auxilio. Fue una to demócrata, acusó al general Eisenhoesperanza- vana. Occidente, que conmina- wer de debilidad en la cuestión cubana. do por Kruschef interrumpía la marcha Ahora, ya en el Poder los demócratas, sobre Suez, se inhibía de la tragedia de los senadores republicanos echaron a anHungría, como si reconociera el pleno dar la cuestión de Cuba en forma tal que dominio- de la U. R. S. S. sobre la nación aun cuando- el presidente trató de restarle ultrajada, refrendara el secuestro y el importancia al principio, afirmando que martirio de Hungría y la privación de la se trataba sólo de armamento defensivo libertad y del ejercicio de los derechos el que tenía Cuba, no tuvo más salida que obedecer al clamor de la opinión púbii- humanos elementales a los húngaros. Porque la invasión soviética fue por la ca americana, sabiamente atizada por los tremenda, verdadero asalto criminal sin republicanos, y dar al asunto cubano un otro pretexto, según pudo aclarar la Co- sesgo que un mes antes nadie podía misión de la O. N. U. s que una solicitud prever. de ayuda formulada por el partido comuEn l a propia cuestión racial hay tamnista. Moscú no pudo presentar prueba de bién mucho de oportunismo político. Se rnás valor para justificar el atropello. El le plantea al Gobierno, en proximidades Gobierno soviético se había apresurado de elecciones, casos como el Little Rock, a sostener y fortalecer la dictadura co- ayer, o el del estudiante Meredith, ahora. munista contra un alzamiento nacional El Gobierno tiene que aplicar las leyes, y unánime en favor de la independencia. contrarias a la discriminación, pero las Seis años después, Hungría sigue hu- zonas que se sienten afectadas por el Ejemillada y en secuestro, sometida al puño cutivo votan en contra de su partido. Así, y al látigo de sus tiranos. Kruschef, cam- el famoso gobernador Faubus volvió a ABC UN DOS DE MUYO EN HUNGRÍA IA MAÑANA. PAG. 82 salir electo por abrumadora mayoría, y los expertos dan por seguro qae el caso Meredith ha hecho perder a los demócratas la zona de Missouri. ¿Se comprende cuan grave es que problemas de esta magnitud se ventilen bajo la presión de una propaganda electoral? Todo el mundo afirma que sin la guerra con el Japón el presidente Roosevelt perdía sü nueva reelección. Y hoy se estima que el presidente Kennedy ha asegurado el triunfo demócrata por su actuación enérgica frente a Kruschef. Pero aún hay otros aspectos lastimosos de la cuestión electoral. El tema del dinero que es preciso gastar en una campaña es un terrible y constante torcedor para los hombres de buena fe. En ocasiones se ha creído, no sabemos si con fundamento o no, que hasta algunos gobernantes hispanoamericanos han financiado a este o a aquel candidato a fin de tener luego en el Senado o en la Cámara un defensor. Y no digamos de los intereses comerciales que entran en juego alrededor de la política, en la cual el país, por la renovación de las Cámaras cuando media el período presidencial, se pasa casi todo el tiempo. Ahora, ante las elecciones del martes, se libran campañas tenacísimas para el Senado, como la de Edward M. Kennedy frente a George Cabot Lodge, en el Estado de Massachusetts. Sólo en la lucha primaria, por la nominación, gastó el señor Kennedy más de siete millones de pesetas y el señor Lodge más de nueve. Ése dinero es aportado por los amigos, según se publica. Al final de la campaña las cifras alcanzan cantidades asombrosas, al extremo de que las campañas políticas son ya denominadas batallas de dólares en lugar de batallas de votos. Encima de esto, la investigación del origen y de la aplicación del dinero sigue siendo un misterio. Y por ser uno de estos contendientes hermano del presidente Kennedy, la cuestión repercute incluso en el plano internacional. Algunas de las acciones de carácter público realizadas últirnamente por el presidente parecen dirigidas a obtener consecuencias electorales y nada más. Así, su sorprendente proclama del Día de Colón -hecha el 10 de octubre último- ignorando tranquilamente a España en el Descubrimiento, no puede verse como una agresión a nuestro país o como ignorancia de la Historia, sino como un halago a los italianos con derecho al voto. Son éstos tantos ya que incluso la selección del sitio de veraneo de la esposa del presidente parece haber sido hecha en atención a la cuna de grandes núcleos de italianos que hoy son americanos ante las urnas. Los extremos a que puede conducir la política electoral continua no pueden ser ni menos recomendables ni menos dignos de imitación. Porque, encima de todo esto, la selección no está ni mucho menos garantizada en cuanto a calidad. No triunfan los mejores, sino los que posean mejor maquinaria electoral. Sobre ese debate senatorial en Massachusetts, un gran periódico norteamericano dice: Los contendientes son más- conocidos por sus apellidos que por sus hechos. Apoyamos al ex secretario auxiliar del Trabajo, Cabot Lodge, porque tiene, al menos, un mínimo de aprendizaje de servicio público. Una sonrisa agradable y un hermano en la Casa Blanca son- los principales méritos discernióles en su contrincante, Edward M. Kennedy.

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