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ABC MADRID 05-04-1962 página 15
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ABC MADRID 05-04-1962 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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FRANCOS RODRÍGUEZ. I padre fue un humilde cochero de punto- -decía don José- y harto hizo costeándome las primeras letras. Cuando iba a emprender un oficio, mi profesor, don Antonio Gil, a quien pios bendiga, se empeñó en llevarme al Instituto, aunque no le pagásemos, pues sería lástima no aprovechar mis condiciones. Y me llevó, en efecto. Yo acababa de cumplir ocho años. A los doce era bachiller. Hablo de don José Francos Rodríguez, nacido hace un siglo: el 5 de abril de 1862. Al acabar el grado eligió una carrera: la de Medicina. Por no ser gravoso a la familia, se colocó de recadero en el Museo Antropológico, dirigido por su creador, el ilustre González de Velaseo. Prestaba ser vicio durante las tardes, y en los ratos 11 bres aprendía las lecciones que daba cada mañana en San Carlos. Y desde el Museo, el 14 de enero de 1874, vio entrar en Madrid al Rey Alfonso XXI. Pepito Francos siguió en la servidumbre hasta que ingresó como alumno interno en el Hospital de la Princesa. Protegido por el doctor Cortezo, terminó sus estudios, se hizo médico y ejerció la profesión cerca de una década. -Con mi licenciatura -contaba a sus Íntimos- -demostré a mis padres que su sacrificio no fue estéril. Al morir ellos, mi porvenir estaba asegurado, porque dirigía un periódico y era autor de teatro. Esculapio nunca me quitó el sueño. A este propósito le oi una divertida anécdota, alendo jefe de internos, visitó, en 1877, a don llamón de Campoamor, director general de Sanidad y Beneficencia por haberle exigido Romero Robledo que aceptase él cargo. El poeta de las Dolores oyó, contentísimo, los plácemes de Francos: -MU enhorabuenas por su lectura de La lira rota en el Casino de la Prensa. ¿Le gustó a usted, pollo? -preguntó don Ramón, encantado. ¡Pues, digo... Y me aprendí algunas estrofas; M ¡Patria fftiei Ma! ¡Madre Idolatrada! SI nos iaitátó. vosotras, ¿qué os düedttí ¡Dios, en el Cíelo, y eñ la. Tierra, jmdai ¿Compone versos? No le darán ni una. peseta; pero si muchas satisfacciones. Una hora después charlaban aún de poesías, de comedias y de periodismo, El visitante creyó discreto retirarse... y no había expuesto sus deseos. -Perdóneme- -se disculpó- Yo venia a hablarle de un asunto del Hospital de la Princesa, cuya resolución está en sus manos. ¿En las mías? -exclamó Campoamor- ¿Qué tengo yo qué ver con ese Hospital? Francos empieza a colaborar en las revistas profesionales. Be casa en Hellín, donde abre su consulta. A los dos años vuelve a Madrid y se entrega a su afición literaria. El Pueblo El País El Imparcial El Liberal El Resumen Ingresa en el partido republicano. Salmerón lo nombra director de La Justicia y es elegido concejal de nuestro Ayuntamiento. Mas tarde abandona el diario, renuncia a la vara edilicia y se incorpora al grupo monárquico del conde de Romanones. Adquiere éste El Globo y se lo confia a su amigo, En la Redacción figuran Navarro Ledesma, Ramiro de Maeztu, Manuel Bueno, Andrés Ovejero, Baldomcro Argente y mi- padre. Y allí empiezo yo a emborronar las primeras cuartillas. Don Pepe no olvidaba el teatro. El año 1887 hizo un drama: La encubridora ea colaboración con García Vao, escritor desconocido al que asesinaron antes de que se estrenase la obra. Un crimen estúpido e inexplicable, pues la víctima, por su Juventud y su modestia, no parecía tener enemigos. Aquello determinó que el público de Novedades acogiese muy bien La encubridora y en seguida empezaron los éxitos felices, compartidos con Félix González Llana: El pan del pobre Los plebeyos El catedrático y las traducciones de El intruso María Stuardo Fedora La Tosca h a s vírgenes locas Alguna es capada al género chico, y, finalmente, El señorito q u e firmó con seudónimo, por ser alcalde de la Villa. Publicó también novelas y cuentos. En 1902 pasa a dirigir el Heraldo de Madrid La politice, le tendió sus redes. Fue diputado p o r Hellín y Alicante, sen a d o r vitalicio, director de Comunicaciones d o s veces; otras dos, corregidor en la Corte, gobernador civil de Barcelona, comisario de Abastecimientos, ministro de Instrucción Pública y de Orada y Justicia y Jefe de Misiones diplómate cas... El periodismo, queda lejos; p e r o retorna a él cuando Primo de Rivera se alza, contra los viejos Poderes e impone la Dictadura. Franeet- rédáctá Memorias de un gacetillero para ABC, B l a n c o y Negro y La Esfera y las colecciona en cinco volúmenes. Preside la Sociedad de Autores, la Academia Hispanoamericana, la aeceión de Literatura del Ateneo, el Circulo d e Bellas A r t e s y, a perpetuidad, nuestra Asociación de la Prensa. En 1924 sustituye a Jacinto Octavio P i c ó n en la Academia Española, y en la prima- vera de 1935 sobreviene lo Inesperado. Dimos un banquete a Tovar, el gran caricaturista, y don José ofreció el agasajo. Oyósele con respeto y agrado; pero dos mozalbetes, alevines de autores cómicos, le interrumpieron con chillidos y coceaduras. Hubo que acabar a toda prisa. Francos no ocultaba su pena, y desistió de ir a los toros con Eduardo Palacio Valdés y conmigo, como habíamos acordado antes del almuerzo. -No estoy de humor- -nos dijo Esos gaznápiros me estropearon la tarde. A las ipecas horas sufrió un ataque de hemiplejía. Se le paralizó toda la parte derecha del cuerpo, y el hombre robusto y Optimista se convirtió en un pobre Inválido. Recuperado, e n parte, el movimiento, aprendió a escribir con la mano izquierda. Y asi, con sesenta y tres años, pudo, por un milagro de la voluntad, continuar sus tareas y asistir, con Don Alfonso XXIX, a la colocación de la primera piedra del Palacio de la Prensa. Y Junto al Monarca presidió, igualmente, la solemne apertura del espléndido edificio: la última fiesta para él... Como se vive se muere Es el titulo simbólico de uno de ios libros de Francos Rodríguez, que vivió trabajando y trabaJando esperó a la Muerte. Sobre la mesa quedó el postrer artículo, con aquella letra dibujada trazo a trazo. Él 11 de Julio de 1931 terminaron las Memorias de un (Foto Alfonso. gacetillero La catástrofe española hervía ya en todas partes. Quemaron las, iglesia de Madrid. En Sevilla estalló una revuelta comunista. El doctor Vallina Iba por los ampos andaluces, excitando a la rebeldía a manijeros, segadores y chiquichancas El maestro se tenia que morir. No quiso llevar a sus Memorias aquellos episodios, prólogo de lo que no podría reflejarse en simples gacetillas; Y se murió. F. SERRANO ANQUITA

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