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ABC MADRID 19-08-1961 página 17
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ABC MADRID 19-08-1961 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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EL ROCÍO CHICO S I en fecha movible- -la octava de Pentecostés- -se celebra en el santuario de la Virgen del Roclo la gigantesca romería española que congrega en las marismas de Alimente a cincuenta mil devotos de la Blanca Paloma en urfa fieáta incomparable, apoteosis barroca del color y el movimiento, durante los días 18 y 19 de Agosto, el extraordinario paraje sirve de escenario al Rocío chico manifestación de religiosidad mucho menos espectacular y ruidona. El Rocío chico tiene un origen más patriótico que místico. Se instituyó como promesa del pueblo de Almonte a la Virgen por haberle librado de la invasión dé las tropas francssas que, llegabas casi a sus puertas, hubieron de retirarse sin entrar a consecuencia de la derrota de Bailen. El Rocío chico es como la versión en blanco y negro del grandioso tecnicolor del grande, la reducción Para trío de caíé de una sintonía de vasta orquestación o la tarjeta postal de un gran cuadro Le faltan la policromía, la sonoridad y la dimensión, p ro no el encanto y la gracia, manifestado ahora con mayor intimidad y íecogimiento De los cincuenta mil rouneios que en mayo o junio acuden al Rocío grande desde toda la baja Andalucía- -de la que la Divina Pastora es Patrona- -y los numerosos turistas atraídos por la fama de la fiesta, soló están presentes en el pequeño una mínima parte, almonteños casi todos, yunque no dejen de hacer acto de presencia a gunos iieles recueros de Huelva, Sevilla y los pueblos da las provincias taitessas, en los que existsn hermandades, que se desplazan en coches, camioncs, motos, bicicletas, a caballo o a pie por k i bellísimos caminos que conducen a la eimita, paia II gai al atardecer del 18 a tiempo de participar en el impresionante losaik de la media noche. Algunos regresan a sus puntos de partida apenas terminado, no siendo pocos los que se quedan a cantar, bailar y beber toda la noche para asistir en la mañana del 19 a la misa solemne y a la procesión eucai fetica por la marisma que se celebra a primera hora de la tarde. Al Rocío chico no van las hermandades con sus carretas adornadas. Las mujeres no visten sus trajes de volantes y lunares, y sólo algunos hombres- los que van a caballo- -llevan el clásico atuendo del caballista andaluz 1 La casi totalidai de los conrun entes al Rocío chico Ikvan el indumento de diario, con prendas de abrigo porque n el nocturno de agosto en la marisma, balo un cielo inmenso en el que bullan millones de estrellas claras, el relente es íi a quiíamo Aunque las casas de las hermandades están cerradas, las de los vecinos de la aldea del Bocio y muchas de particulares de las ciudades permanecen abiertas hasta la madtugada, con el cañero y las tapas dispuestos para obsequiar a quien quiera visitarles y sumaise al cante y al baile que por menos de nada se arma en cualquiera 4 e ellas a la luz temblorosa de, las velas o las lámparas de acetileno, pues en el Rocío no hay electricidad. Sólo fuera y de ntro del santuario, un grupo electrógeno permite que brillen la fachada y el altar dv n Virgon, que ahora no está como en CL liado grande en su paso procesional, MUO n lo alto, resplandeciente de dulzura tad con su traje de rema t Lo pnmsto que se hace al llegar es la visita a la Virgen. La iglesia está abarrotada de gente- -mujeres, hombres, chiquillos- -que contemplan arrobados el rostió de la imagen amadísima. Sobre casi todos los pachos pende la cinta verde- -que mide justamente la altura de la Virgen- -con la medalla en oro y esmalte, o simplemente en latón dorado, de la Hermandad A la izquierda del presbiterio, un coro de niñas y niños dirigidos por un sacerdote canta con sus voces pur í s i m a s candidos loores a la Blanca Paloma. Los monaguillos visten unbs graciosos trajes: sotanilla verde esmeralda y, sobre el roquete blanco, un gran cuello redondo almidonado con gran chalina de seda verde también, color de la Hermán- dad y de la espe- ranza. Los de la Virgen de la Bella, de Lepe, en lá pro cesión del día 15, llevaban s o t a n a blanca, muceta azul celeste y bone t e s como los obispos, de color rojo. no hay fandangos, ni soleares, ni siquiera tanguilios y bulerías como en el Bocio grande. Lo curioso es que tampoco h a y guitarras y apenas castañuelas. Si el acompañamiento de la danza en el Rocío gi ande casi siempre e tá encomendado al tambor y a la flauta, en el Rocío chico lo forman exclusivamente panderetas- -magistralmente tocadas- -y ¡palmas. El vino corre a raudales para refresca: las gargantas infatigables y devolver flexibilidad para el baile a las piernas y a los brazos, Y así hasta el alba, en la que los cantadorps y bailadores acaban por rendirse al sarna El rosario comienza a las doce en punto. Por ser imposible acoger en te, ermita a cua n t o s han acudido a rezarlo, se reza procesionalmente en una doble y larguísima hilera que avanza lenta sobre el ancho arenal del real. Las avemarias se caritan a coro. Cada participante empuña un cirio encendido que a los no habituados al viento marismefio be l e s apaga una y otra vez hasta que alguien les aconseja llevarlo en posición horizontal para que el viento alargue la llamita sin extinguirla. Al pasar ante la casa de la Hermandad de Triana, m e d i a docena de t. a Virgen del Rocío, en la ermita de las marisma (Fotfe Secano. cofrades par e c e n presentar armas al estandarte con an- y al cansancio. Las estrellas se van apatorchas de colores. De vuelta en la er- gando y hay un preludio de nácares en el mita, los cirios usados se deppsitan en un cielo. Mas si se han callado las voces aagran cajón. Las gentes rezan en voz haja manas, la música sigue rondando a la. una Salve a la Virgen, dándole gracias por Virgen del Rocío. Ahora es la música del algún beneficio recibido o pidiendo un amanecer en la marisma, formada por una nuevo favor a sU inagotable generosidad, orquesta invisible de grillos y ranas cery en seguida se desparraman. Sin duda, canos, de lejanos gallos perros y bestias, porque no se ha rezado la letanía litúr- de los pájaros del coto de Dofiana, qiie gica, los cantadores inician otra, maravi- parecen ajustar su frotar y su croar sus llosa y profana, por seguidillas. Toda la qulquiriquis, sus ladridos y sug relinchos al inagotable fantasía, de la lírica andaluza obsesionante ritmo de las sevillanas rose desborda en requiebros a la Virgen en cieras. unas coplas deliciosas de gracia y poesía únicas, que se cantan toda la noche. Aquí Felipe XIMENEZ DE SANDOVAX

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