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ABC MADRID 25-06-1961 página 87
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ABC MADRID 25-06-1961 página 87

  • EdiciónABC, MADRID
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D O M I N G O 25 DE JVNí O DE 1961. EMCIOÑ DE LA MAÑANA. PAG. 87 Al cumplirse ayer el primer aniversario de la- muerte del gran pintor Rafael Zabaleta, en el Salón de Amigos del Arte, donde hay una exposición suya, organizada por sus amigos, se celebró un acto poético, que inició el director del Museo de Arte Contemporáneo, don Fernando Chueca, con unas palabras de presentación, en las que explicó el origen de esta exposición y del homenaje que en aquel momento se iniciaba. Numerosos cuadros, exponentes de su trayectoria artística, cubrían las paredes de 3 a sala, que se hallaba abarrotada de público. En los restantes salones figuraban lienzos de Lu cio Muñoz, Máximo de Pablo, Manuel Millares, Eusebio Sempere y otros pintores, que se sumaban así no sólo con su presencia, sino por medio de su labor pic tórica. Don Fernando Chueca dijo que esta era la primera salida que hacía el Comité Nacional Español de la Asociación Internacional de Artes Plásticas, y trazó tina viva y cálida semblanza de la personalidad artística y humana de Zabaleta. Don Leopoldo Panero leyó a continuación un bello poema inspirado en un cuadro de Zabakta que representa la plaza del pueblo de Quesada en visión nocturna. Siguió don Luis Felipe Vivanco, con un poema titulado Las distancias y luego recitaron poemas don José María Souvirón y don Luis Rosales Camacho. Después de la 1 lectura de unes recuerdos de Rafael Zabaleta durante su estancia en París, hechos por don José Antonio Maravall, cerró el acto don Gerardo Diego, el cual recordó distintos momentos de la vida del pintor jiennense, y en particular, aquellos en que se relacionó con don Eugenio d Ors y la importancia que éste tuvo en su vida. A éí debió su primer impulso y las primeras facilidades para ser conocido c l gran público. Arte y Artistas PRISMA (José Antonio, 66) noy, clausura acuarelas de Beppo. -xq 1 JOSÉ DEIJ PALACIO Pintor de retratos. xposición- Estudio 3 Peligros, 2. -R. DARRO Exposición óleos, dibujos de Antonio Martini. Lista, 40- 42. -R. AMIGOS DEL ARTE íCalvo Sotelo. so) jixposición homenaje a Zabaleta. n. SALA BÉRRIOBEÑA Exposición cuadros, marcos, molduras, SI eos, esculturas, restauraciones. Zorrir 23. -R. PRISMA (José Antonio, 65) Inauguración, lunes, 7,30. Grabados del Grupo Sevilla, (Cortijo, Cristóbal y Cuadiraio) La pintura no es un lenguaje simbólico és un lenguaje de evidencias. Cada palabra sv. ya es un objeto. Cada palabra suya es evidente por sí misma. Como carece propiamente de significación, no es preciso entendería. ni es necesario traducirla a ningún idioma. La pintura dice Jas cosas creándolas. Por ejemplo, las perdices que veo pintadas en aquel cuadra es indudable que en modo a 3 guno son perdices, pero son reales. No las podemos olvidar. La pintura es un lenguaje de evidencias que se nos van haciendo inolvidables, y llegan a influir, lenta y profundamente, en nuestra propia percepción del mundo. La contemplación del paisaje da Arles ha cambiado a pariir de Van Goch. La contemplación del paisaje de Ubeda ha cambiado después de Zabaleta. La tradición pictórica es como un marco, que sólo nos permite ver el mundo en un eneuaiiramiento ya previamente determinado. Quien no sabe que a, heredado sus ojos, ciego es. En rigor, por influencia f? e la pintura, vemos el mundo componiéndolo igual que un cuíidro; esto es, vemos el mundo iluminando lo que debemos ver, y eliminando lo que debemos eliminar. Para la decantación áe nuestros recuerdos, y aun para- la Ijación de nursíros afectos, IPI pintura tiene un valor extraordinar La pintura nos enseña a miras Y cerno a través de ella vemos las cesas valorándolas, aprendemos a amarlas, por lo cual la pintura nos enseña a querer. ¡Cuántas veces le debemos al arte, sin saberlo, la certidumbre de corazón que sentimos al mirar a un paisaje, o al ver a una persona! Y como la. pinéura, sirve para fijar la expresión esencial de ¡as cosas, nos ayuda también a reeqrcüar la experiencia vivida. ÍCos haca! a memoria. En fin de cuentas, el contenido de nuestro corazón es el más bello cíe los museos: el verdadero museo imaginarlo. Todos recordaréis ía impresión que produjo en la primera bienal Jiisaannaniericana el Nocturno de abálela. Yo no pu (3o olvidar este cuadro, cuyo recuerdo ha crecido conmigo estos añns, como han crecido mi corazón, mis canas, mi peso y mi experiencia. Sisro teniéndole colgado ante mis ojos. En el Nocturno de Zabalsta predomina el aaul. Tengo tsresentes los colores: blanco, morado, sima, CEdmio v azul. Predomina el a 7 ul. La vibración tonal es fría, pero intensísima. Tal vez, acaso, demasiado rea! pero ¡tan Kmwia. tan armónica! Recuerdo una ventana que da a! campo. Todo este cuadro es sólo una ventana, mejor dicho, un balcón. Y luego el valle, el monte, los olivos y la- idad ús la materia pictórica modelando el conjunto de una manera popular. Estamos en Quesada. El pueblo oculto, se vive y no se ve La, perspectiva es plana, pero ordenada. Las cosas, sin relieve, se dibujan en ella. Existe la iistanria, que, al mipmo tiempo, divide y relaeiona unas cosas con tras; la distancia exterior, que relaciona las cosas con el mundo; la distancia interior, que relaciona las cosas con el cuadro. En el Nocturno de Zabaleta no hay más espacio que el ocupado por los objetos; es decir, no hay perspectiva aérea, no hay espacio finsiao, ino espacio pictórico. Compone el primer término del cuadro un bodegón. Geométrico y exacto: dibujado. Ya sabéis que hay un dibujo que precisa el contorno y hay un tíibuio que precisa rl volumen. No es igiiFi una cesa, que otra. Con el primer e Hlo- de üibujo se introduce en el cuadro la. ley do la. lovitación universal que ha. sido proclamada por Matisse; con el segundo estilo de dibujo- se introduce fn el cuadro la ley de la gravitación universal ene ha sido proclamada por Cezánne. En etrto bodegón, las peras, las manzanas, acentúan su volumen: pesan sobre la mesa. En camMo, la naranja nos dice solanieiáte su redondez y justifica su perfección. Es más ingrávida que el resto de la frutas: parece que se encuentra resucitada. La tésnica de Zabaleía establece distancias imprevistas, y nos emssña por ejemplo, que una cosa es la madera y otra es la mesa. Su arte separa lo indivisible, y en torno suyo, -en torno áe la mesa, hay una convergencia pogtulaír. Todas las cosas están juntas. Todas las cosas duelen. La silla oscura, rusa fia y campesina, con respaldo fie hierro, cuadra el balcón. La silla centra el cuatíro. La silla está vacía, y desde su yacía sé organiza el p isaje coatí si todo estuviera pintado éri; primer -los bancales, los olivos, el riego y: él ciel sobre el monte. Levemente alejado del diámetro central, descansa n campesino. Duerma en verano y en camisa. En algún sitio del paisaje están los atributas de su oficio: bieldo, rastrillo. y pala. Quedan muy lejos fíe. él, Mma- isizasida el fondo, -irabajáiicíolsí. En la pureza de! conjunto, su caráotar simbólico se convierte en heráldico. Lo más distante se- profundizaren- lo líiás próximo. Pendientes y en el aire, -lar lámpara y. la Juna- se encuentran- en- cendidas. Su luz es una rima- -también hay rimas ptásticasr- -coiisoijanté y -per- fecta. Su ureseneia introtlac entre las cosas como una suerte dé vigilia, é actividad latente. Los olivos y- el monté resplandecen. Buscan su ¡forma. definitiva, su color estatal. Viven- -vibran, -esperan. w. No ocurre nadá. -Sin embargo, alg sa- bemos que ha ocurrido, afeo: s foefíiGS que ha roto. JJeeiie. rdo e! pueblo de e Quesada con su plaza central, sus caía- pesinos y sus comercias, -sité cazadores y sus cabras, sus. liebres y SBs- féras. Recuerdo el monte, con- SM- cielo d é agosto, y el balcón- éh- donde nunca. es- 1- uve. Recuerdo, la entonaeióíi- del- cuadro: se ha ido velando ntí poce Morado, siena, caámio. Afeara ya predoiEÍBa el morado. En mi Míiseo. -ís Árt. e BRf nitiv hay pocos caaSros domo éste de invcneiór, de ternura, de, umñ á, d adpníramiento en- el misterio. SE geometría TOO es un esquema, sino ym orden vivificante. Un cierto. rnráissüíá. di- ríase que envejece su ge ométirtca. nMversalidad. Lo p Opuíar nb ptue de áesori- birse: se transfiere. Ño se pinta, se vree se adentra en maestra sangre teáal qué la pintura se adentra en; su, -materia. -El puntillismo crosiíático de -Zabaleta íía ido cediendo, ahora, a una... -más grave y extendida vibración de- color. -lias: cosas se están dibiendo primero. ¡azules, luego moradas, en la mirada atónita. Una quieta me ¿ancolia, lina melancolía fragmentaria y sin vos ío baña todo. Las cosas viven, poique duelen. Se significan por el dolor. Pero el dolor de este cuadro es un- dolor cuié no sabemos bien en quó consiste. La. perspectiva plana, la eoiiPirncción soirnerá, el- -traso firme y popalarisfá, recuerdan á Gromaire. Pero 1 maravilla de! color y una cierta esencialiílaá compositiva, Eaa cierta puntualidad de. esfuerzo y gusto, 1 nos retraen hacia; Esp. aña. Si Kay íiri punto esencial ñs entre lo íntiíao y lo objetivo, entre- -lo- Biiiversal y ío vernácuío, lo representa éste N Jctiir ¿no La suavidad dé sus tintas no encubre la aspereza- de -sus formas. Sin levantar la voz, hay, algo en él qae- grita agonizante. Al o ¿ay también pife e s como un luto: esa 1 silla que eéíit- ía. el cuadro, esa silla- vacía, que. nos- recuerda que ya nunca volveremos a ver a Zabaleta, -a Rafael Zabaleta, con su, mirada atónita y radiante, con s estupor caíáo fiel cielo y su silabeante fragilidad. Luis ROSALES

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